Capítulo 8

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Artemisa.

Abro mis ojos de forma perezosa, a mi mente llegan los recuerdos de todo lo que hice con Viggo y lo que pasó con la mansión, me alteró al pensar que todo fue un sueño, me levantó de la cama de forma rápida mareandome en el proceso, suelto un pequeño quejido mientras llevo una de mis manos hacia mi frente.

Joder.

Jasper: Tranquila, no puedes hacer movimientos bruscos— escuchó decir antes de escuchar sus pasos acercándose a mi posición— ¿Quieres agua?

Asiento con mi cabeza y el enseguida me pasa un vaso con agua, lo llevó hacia mis labios sintiendo como mi garganta se alivia al recibir el líquido, le entregó el vaso una vez vacío.

Artemisa: ¿Q...qué fue lo que pasó?

Las palabras salen con dificultad de mi boca, mi garganta sigue ardiendo y cuando llevo mis manos a mi cuello no puedo evitar el gemido de dolor que se me escapa.

Maldito.

Jasper: Eso quisiera yo saber— pone sus manos en sus caderas mirándome con una ceja arqueada— cuando llegué no estabas por ninguna parte, la mansión estaba en llamas y a mi teléfono llego un mensaje de un número desconocido dándome indicaciones de dónde encontrarte.

Frunzo el ceño y con su ayuda me acomodo en la camilla.

Artemisa: ¿Aún lo tienes?

Niega con su cabeza y hace una mueca con sus labios.

Jasper: No, luego de leer el mensaje mi teléfono se lleno de virus y códigos, quedó inservible— asiento con mi cabeza mientras mi vista se pierde intentando recordar algo más— pero de algo estoy seguro; alguien te vio.

Mi cuerpo se tensa, a pesar de saber que alguien me vio e incluso me ayudó a llegar al hospital y salir de la mansión antes de que la misma explotara mi mente se había negado a procesar esa información a sabiendas de que eso podría representar un peligro para mi en cualquier momento.

Podría ir a la cárcel.

[*🩸*]

Una semana después.

Una semana había pasado y la sensación de que me observan no me ha abandonado desde que desperté en el hospital con Jasper a mi lado, llegué a pensar que era parte de mi paranoia por lo que había hecho pero la sensación persiste.

En cada momento, en cada lugar siento unos ojos puestos en mi.

Horas después de que desperté en el hospital Greta llego, no parecía estar muy afectada por la muerte de su padre. Aún sigue circulando la noticia de su muerte, el médico forense certificó que su muerte fue debido a las quemaduras aunque yo se que eso no es cierto, un informe detallado de las causas de su muerte fue entregado a Greta que como su primogénita y única hija de sangre era a quien le correspondían dichos documentos, con su autorización la noticia fue dada a la prensa quienes no dejaron de atosigar el hospital donde estaba ingresada; según todos yo estaba en casa de Jasper y sufrí un colapso cuando me dieron la noticia de la muerte de mi padrastro.

Todo esto fue fríamente calculado, tanto que me asusta, ni Jasper ni yo éramos conscientes de lo que la prensa tenía en su poder hasta que la noticia salió y es que, ¿Cómo podría explicar que mi cuerpo no tiene ninguna quemadura? ¿Cómo podría explicar las marcas de estrangulación en mi cuello, los golpes y heridas en mi cuerpo?

No podría.

Tocó suavemente la puerta esperando de forma paciente, siento las miradas de algunos de los estudiantes que están fuera de su aula, todos ellos sintiendo lástima por mí no sabiendo que lo mejor que me pudo haber pasado fue la muerte de esa escoria, escucho la voz de mi maestro indicándome que pase y no pierdo tiempo al hacerlo.

Artemisa: Buenos días— lo saludo con una pequeña sonrisa, me quito la capucha de mi abrigo procurando que mi cuello no quede al descubierto— siento haber llegado tarde, estaba arreglando unas cosas antes del viaje.

Me regala una pequeña sonrisa haciendo notar sus arrugas, mira cada uno de mis movimientos al mismo tiempo que coloca sus manos sobre la mesa.

Maestro: Seré directo contigo, creo que ya perdimos mucho tiempo— lo miro a los ojos esperando que siga hablando— hace una semana hable con la directora de la universidad en Rusia, le conté lo que había pasado y permitió que tu viaje se retrasara— asiento con mi cabeza estando más que agradecida con él— pero como bien sabes, la oportunidad es una en un millón, la universidad es lo suficientemente estricta como para sorprenderme el hecho de que hayan accedido a que tardes una semana más en llegar cuando la fecha estaba pautada con anterioridad y era prácticamente imposible hacerlos cambiar de opinión— hace una pausa mostrándome un boleto de avión— accedieron a que llegues a más tardar mañana.

Tomó el boleto de avión entre mis manos y me levanto de la silla.

Artemisa: ¿A qué hora sale el vuelo?

El se levanta de su asiento y mira la hora en su reloj de muñeca.

Maestro: En una hora.

Mierda.

Artemisa: Le agradezco todo lo que está haciendo por mi— extiendo mi mano pero él no la acepta, en su lugar me envuelve entre sus brazos— de verdad gracias.

Si él no me hubiera brindado esa luz que me hacía falta yo no hubiera sido capaz de hacer lo que hice.

Aún seguiría en ese infierno.

Maestro: Espero que cuando nos volvamos a ver el sufrimiento que cargan tus ojos haya desaparecido— se separa de mí y me regala una sonrisa— serás muy grande Artemisa Andersson— señala la puerta con su dedo antes de decir— ahora vete, un avión con destino a Rusia espera por ti.

Asiento con mi cabeza regalándole una última sonrisa cargada de sinceridad y agradecimiento, salgo de la oficina y luego de enviarle un mensaje a Jasper salgo de la universidad encontrarme con él esperándome dentro de su auto, emprendemos camino al aeropuerto y una vez en el mismo salgo del auto sin emitir ninguna palabra, el copia mi acción dirigiéndose a la parte trasera del auto, escucho como abre el baúl y luego lo cierra, lo veo acercarse a mí con una maleta en sus manos y mi labio inferior tiembla.

Jasper: No llores maldita, no quiero llorar también— me entrega la maleta y me envuelve entre sus brazos— voy a extrañar a mi esclava pastelera— suelta con burla, lágrimas bajan por mis ojos mientras siento las suyas caer sobre mi hombro— te llené esa maleta con todo lo que una zorra puede necesitar, en Rusia hay muchos bombones que puedes cazar... recuerda guardar uno para mi.

Asiento con mi cabeza, sorbo mi nariz y secó mis lágrimas con su camisa escuchando sus quejas.

Artemisa: Te voy a guardar uno.

Pestañea varias veces alejando las lágrimas antes de abrir la puerta de su auto.

Jasper: Eso espero, esclava pastelera.

Lo veo ingresar a su auto esperando a que yo empiece a caminar, lo hago sin mirar atrás mientras siento su mirada puesta en mi, cuando estoy dentro del aeropuerto logro escuchar como su auto se aleja.

Nunca nos gustaron las despedidas.

Nota de la autora:

Yo solo digo: agarrense perres que ahora si viene lo bueno.

Voten y comenten para más, espermatozoides ganadores.

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Alas De Seducción [+21]Where stories live. Discover now