Capítulo 24

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Artemisa.

Muerdo fuertemente mi labio inferior cuando me siento embriagada con sus fragancias, la camioneta emprende camino a no sé dónde mientras yo intento no desfallecer ante la presencia de estos hombres, suelto un suspiro tembloroso cuando siento la mano llena de anillos de Elliot sobre mi muslo desnudo, siento una intensa mirada sobre mi pero no abandonó mi escondite.

Siento el movimiento de la camioneta al pasar de forma rápida las calles del pueblo, juego con mis dedos ansiosa por llegar a donde sea que vayamos.

Artemisa: ¿Ya llegamos?

Pregunto por quinta vez en lo que va de viaje.

Alaric: Si vuelves a preguntar mis hermanos te callarán comiéndote la boca.

Tentativo.

No, espera no.

Guardó silencio en todo el trayecto, la mano de Abel tomó la mía en algún momento y no sé cómo, pero termina jugando con nuestras manos unidas, logro sentir como quita y pone uno de sus anillos en cada uno de mis dedos riendo cuando ve que me queda gigante hasta en el dedo pulgar, me relajo en el asiento sintiendo mis ojos pesados, los cierro dejando de escuchar la conversación de los chicos de forma instantánea.

No sé cuánto tiempo pasó desde que cerré los ojos, suelto un pequeño bostezo estirándome en el asiento cuando siento pequeñas palmaditas en mis mejillas, abro los ojos lentamente topándome con las miradas grises y azules de los chicos puestas en mi.

Elliot: Ya llegamos.

Asher me ayuda a bajar de la camioneta cargándome hasta dejarme en el suelo, le agradezco y detalló mi panorama viendo que estamos en un lugar que nunca había visto, frunzo ligeramente el ceño cuando ingresamos y observó que se encuentra totalmente vacío.

Artemisa: No van a matarme ¿Cierto?

Pregunto dudosa al caer en cuenta de que estamos los cinco solos en un restaurante de no sé dónde, los cuatro me miran con una expresión que no logro descifrar antes de guiarme hacia una de las mesas del balcón, me sorprendo con la hermosa vista del atardecer que se postra ante nosotros, me ayudan a sentarme en mi silla y luego ellos lo hacen frente a mi.

Abel: No por ahora— frunzo el ceño y arqueo una de mis cejas cuando lo escucho decir eso, él me regala una sonrisa ladeada antes de inclinarse sobre la mesa tomando uno de los mechones rebeldes de mi cabello— y no de la forma que piensas.

Creo que tendré que acostumbrarme a sus palabras con doble sentido.

Artemisa: No voy a preguntar qué quisiste decir.

Le digo tratando de ocultar que sus palabras me afectaron.

Abel: No es necesario, tu expresión me dice que entendiste muy bien lo que quise decirte.

Los cuatro se levantan de la mesa dejándome sola, los observó alejarse y perderse detrás de una puerta, me quedo observando fijamente la puerta divagando en los nuevos y extraños sentimientos que ellos me hacen sentir, en mis diecinueve años de vida nunca había experimentado las sensaciones que estoy experimentando en estos momentos, mi corazón nunca se había acelerado por otra cosa que no sea el miedo, mi cuerpo no ansiaba las caricias de nadie, más bien las aborrecía.

Nunca tuve una cita.

Sonrió enormemente cuando los veo salir con bandejas en sus manos, mi corazón se acelera cuando llegan hasta nuestra mesa dejando las bandejas llenas de comida en la misma, acomodan las cosas dejando frente a mí un enorme plato con un filete de res, hago una mueca que llama la atención de todos.

Asher: ¿Qué pasa? ¿No te gusta? Podemos buscarte otra cosa.

Suelta preocupado, niego con mi cabeza levemente.

Artemisa: No es eso, creo que es demasiado para mi.

En Suecia, en la mansión Andersson, no podía comer más que ensaladas y verduras y, ciertamente, me acostumbré a eso.

Alaric: Claro que no, ven— me sonrojo cuando palmea sus muslos enfundados en su pantalón de vestir azul oscuro, muerdo mi labio inferior indecisa— se una buena niña y siéntate en las piernas de tu hombre.

Me acerco a él con pasos dudosos, sus hermanos me dejan pasar y cuando llegó ante él, me toma de la cintura para sentarme en su regazo, Asher y Abel se sientan a nuestro lado y Elliot frente a nosotros, veo cómo toma mi plato y empieza a cortar la carne en pequeños trozos, los dedos fríos de Alaric acarician mi cintura cuando cuela sus manos por debajo de mi abrigo, muerdo el interior de mis mejillas cuando sus hermanos hacen lo mismo acariciando mis muslos desnudos, me sonrojo cuando Elliot extiende su mano con el cubierto en mi dirección.

Elliot: Abre.

Abro mis labios aceptando lo que me da, un pequeño gemido escapa de mis labios cuando siento el sabor del filete en mi paladar, ignoro cuando el cuerpo de Alaric se tensa y las manos de Asher y Abel se aprietan en torno a mis muslos.

Alaric: Qué buena niña.

Besa mi cuello haciendo que esta vez sea yo quien me tense, empiezan a comer e iniciamos una conversación donde terminan contándome que Abel, Asher, Alek y Alaric son cuatrillizos, Elliot y Eliam son mellizos y que son amigos desde el vientre.

Artemisa: ¿Sus padres no tenían televisor o que?

Abro mis labios para recibir nuevamente el tenedor con la carne y un poco de puré de papas.

Abel: Somos pocos teniendo en cuenta que tenemos ocho padres y una madre— señala a Elliot con su tenedor y yo me quedo en blanco— ellos tienen seis padres y una madre.

Me ahogo con la comida tosiendo como loca, siento pequeñas palmaditas en mi espalda y veo la gloria cuando Asher me pasa un vaso con agua, lo tomó de forma rápida bebiendo de su contenido con desespero, cuando siento que ya estoy mejor los miro con la boca abierta y los ojos desorbitados.

Artemisa: Pero, ¿Cómo?

Una sonrisa burlona aparece en los labios de los chicos.

Asher: Nuestros padres tienen una relación poliamorosa.

Me dice tranquilo, pestañeo varias veces intentando encontrar la calma, a mi mente llegan un millón de preguntas pero la que más me preocupa es; si tener dos suegros es difícil, ¿Qué será teniendo dieciséis?

Joder, ¿Qué mierda hago pensando en eso?

Joder, ¿Qué mierda hago pensando en eso?

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Alas De Seducción [+21]Where stories live. Discover now