Capítulo 19

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3/hasta que me duela la vida.

Artemisa.

Ruedo los ojos cuando Owen se acerca a mi con un helado, me cruzo de brazos dejando la brocha a un lado mientras volteo mi rostro semi-maquillado, lo miro de reojo con indignación mientras él me observa con una sonrisa nerviosa en sus labios, me tiende el helado de chocolate esperando a que lo tome pero no lo hago.

Owen: Una ofrenda de paz— toca mi brazo con el helado haciéndome fruncir el ceño, suelta un bufido antes de darse la vuelta caminando hasta la salida— bien, me quedo con el helado entonces.

Ruedo mis ojos descruzando mis brazos, refunfuñó cuando una sonrisa victoriosa aparece en sus labios.

Artemisa: No perdonaré tu traición tan fácilmente— le digo antes de tomar el helado entre mis manos, de solo recordar lo que pasó hace unas horas siento mi rostro caliente— tendrás que maquillarme.

Owen, con una pose de diva toma la brocha entre sus manos antes de chasquear la lengua.

Owen: Te dejaré regia.

Empieza a maquillarme mientras me cuenta algunas cosas de su vida, me entero de que es hijo único y que sus padres lo sacaron de su casa cuando se enteraron de su preferencia sexual, me habla sobre sus ex aventuras y algunas cosas sobre el pueblo que me dejan aún más intrigada, prestó especial atención cuando escucho el mismo nombre que Ludmila mencionó aquel día.

Los Ángeles de la muerte.

Artemisa: ¿Quienes son Los Ángeles de la muerte?

No puedo evitar preguntar, la otra vez Ludmila no profundizo mucho en el tema y la curiosidad solo incrementó cuando escuche sus palabras, Owen me mira con duda antes de soltar un pesado suspiro.

Owen: Son un grupo de seis hombres hijos de las familias más influyentes del pueblo— empieza a contarme mientras se dedica a peinar mi cabello luego de terminar con el maquillaje— desde hace algunos años el pueblo los ha llamado de esa forma; en realidad desde que estaban en la universidad, nunca se les vio con alguien más que no sean ellos mismo o sus padres— enfocó mi vista en el espejo viendo como su ceño se frunce ligeramente— la gente los apodó de esa forma porque a pesar de sus celestiales apariencias, por las noches se encargan de aniquilar a todo aquel que corra con la mala suerte de molestarlos— termina con mi cabello— pero de eso ya te enterarás luego— susurra para el mismo pero logró escucharlo— ya casi es hora de que salgas.

Palmea ligeramente mis hombros antes de salir de la habitación, sacudo mi cabeza alejando las dudas que sus palabras me provocaron de mi mente, me levanto de la silla y me deshago de la bata de seda con cuidado.

Me visto con un sujetador ajustado de encaje dorado brillante, adornado con lentejuelas y cadenas que se mueven con mi cuerpo. La falda roja de gasa transparente, con detalles de encaje y aberturas laterales profundas, revela mis piernas y mi falta de bragas. Acomodo un cinturón decorado con monedas doradas y flecos sobre mi cintura. Finalmente, cubro mi rostro con un velo dorado ligero y ajusto mi tocado, dejando que las cadenas caigan sobre mi frente y se mezclen con mi cabello rubio. Sonrío al ver mi reflejo en el espejo.

Imponente y sensual.

Sonrió aún más detallando mis ojos, muerdo mi labio inferior al ver cómo el delineado que Owen me hizo hace mi mirada más sensual y demandante, Owen viene a buscarme luego de unos minutos y me lleva hasta una parte detrás del escenario, me informa que cuando las luces bajen la tonalidad y la música inicie entre.

Owen: Estas divina.

Sonreí por sus palabras mientras él se alejaba, dejándome sola detrás del escenario. Espero pacientemente a que la música inicie, sintiéndome ansiosa por entrar y dejarme llevar por las notas. Suspiro al escuchar la melodía de Mawwal de Hossam Ramzy comenzar a fluir; el telón se abre y yo ingreso al escenario, moviendo con sutileza mis caderas. Las monedas, cristales, lentejuelas y cadenas brillan con la tenue luz, creando un espectáculo deslumbrante.

Me detengo en el centro del escenario, con los ojos fijos al frente, y empiezo a deslizar mis caderas en un vaivén suave y seductor. Elevo mis brazos lentamente, trazando líneas elegantes en el aire; mis manos se deslizan como plumas, acariciando suavemente el viento. Levanto la cabeza, exponiendo mi cuello mientras realizo suaves giros de cadera que evocan la fluidez del agua. La música se intensifica y bajando mis manos acaricio suavemente mi silueta con un toque delicado.

Saco una de mis piernas con gracia, dejándola al descubierto ante el público. Me agacho para acariciarla suavemente antes de incorporarme, mirando a los espectadores eufóricos por mi sensual movimiento. Siento sus intensas miradas sobre mí mientras la música crece en intensidad. Continúo explorando el escenario con movimientos fluidos; mis caderas se deslizan en círculos amplios mientras mi torso se inclina hacia atrás en un arco elegante. Sonrío al escuchar sus vítores y gritos llenos de euforia.

Gano confianza girando sobre mis talones y dejando que mis caderas se deslicen de lado a lado en un ritmo hipnótico. Alzo mis manos dibujando patrones invisibles en el aire antes de dejar que caigan suavemente a los lados de mi cuerpo. Volteo ligeramente mi rostro hacia un punto en lo alto; mis ojos se clavan brevemente en la zona VIP antes de darme la vuelta nuevamente hacia el público. Caigo de rodillas al suelo con gracia, sin dejar de mover mis manos como si acariciaran una brisa etérea junto a mis caderas. Con un gesto decidido, me deshago del velo y levantó la vista una vez más, guiñando uno de mis ojos en dirección a esa parte oscura y aislada en la zona VIP.

Los gritos no se hacen esperar, me levanto del suelo con la respiración agitada y el cuerpo sudoroso, algunos borrachos intentan subir al escenario y me preocupo, miró en dirección a la barra notando que Owen no está allí, mi cuerpo tiembla cuando siento una mano tocar uno de mis pies descalzo, ahogó un grito de pánico cuando un disparo resuena en todo el club junto al sonido sordo del cuerpo del hombro que me tocó el pie al caer al suelo, todo parece detenerse mientras las luces se apagan en su totalidad, un escalofrío recorre mi cuerpo cuando una voz ronca y potente retumba en todo el lugar.

Desconocido: ¿Se atreverían a tocar a la mujer de Los Ángeles de la muerte?— una risa ronca y amarga resuena por todo el lugar helando mi piel, un grito brota desde el fondo de mi garganta cuando siento como alguien me eleva del suelo— iban a morir de todas formas por solo atreverse a mirarla, la diferencia es que ahora nos divertiremos un poco con cada uno de ustedes.

¿Qué mierda está pasando?

¿Qué mierda está pasando?

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Alas De Seducción [+21]Where stories live. Discover now