Artemisa.
Barre con su mirada todo el salón con desinterés, sus ojos grises reparan en cada uno de nosotros con rapidez y aburrimiento, su mirada choca nuevamente con la mía, me cuesta mantenerle la mirada ya que la suya es demasiado intensa, parece ver tu alma con solo vistazos de sus ojos, una de sus cejas se arquea cuando nota que no le aparto la mirada como los demás, mis mejillas adquieren un leve tono rosa cuando sus ojos barren cada parte de mi rostro con un leve destello oscuro en los mismo, vuelve a mirarme a los ojos antes de apartar su mirada de la mía y tomar asiento.
Profesor: Los llamaré uno a uno; pasarán al frente y, una vez terminen de ser evaluados saldrán del salón.
Suelta de forma fría, enfoca su vista en unos papeles en su escritorio y luego mira algo en su celular, miro a mis lados notando que más de una se encuentra babeando por el nuevo profesor, ruedo mis ojos cuando divisó a un grupito de chicas subirse sus faldas y jugar con su cabello para luego acomodar sus escotes.
El nuevo profesor empieza a llamar a los estudiantes guiándose por el listado, espero pacientemente mientras veo como uno a uno mis compañeros se dirige al frente esperando sus indicaciones, juego con mis manos cuando escucho sus crudas palabras y declinaciones.
De seis estudiantes ya se han ido tres.
El salón cada vez se va vaciando más y yo solo quiero levantarme y conocer mi sentencia dictada por ese hombre que parece ser un ángel caído del cielo y fabricado en el infierno, detalló su rostro aprovechando que no me está viendo, divisó su mueca de aburrimiento mientras evalúa a una de las chicas que anteriormente se había subido la falda.
Profesor: Estás aquí para estudiar, no para humillarte intentando seducirme— suelta impasible, cruza sus manos sobre la mesa de su escritorio y arqueando una de sus pobladas cejas le dice de forma fría y despiadada— fuera de mi clase, no quiero tener que verte nuevamente— la chica sale del salón con el rostro enrojecido, el salón se encuentra envuelto en un aire tenso que podría ser cortado con un cuchillo, mira el listado y con desinterés y aburrimiento llama al siguiente— Gorelov.
Un chico pasa al frente, parece temeroso de lo que pueda pasar, el profesor inicia nuevamente su evaluación y yo me dedico a estudiar las actitudes del chico bajo la presencia del nuevo profesor, su miedo y los temblores en sus manos que intenta ocultar me desconciertan un poco, había visto a ese chico en reiteradas ocasiones y en todas ellas era todo lo contrario al manojo de nervios y miedo en el que se ha convertido. El chico termina su evaluación luego de que el nuevo profesor le informará que estará bajo evaluación por un tiempo hasta que él crea que está lo suficientemente apto, siguen pasando, algunos intentando parecer seguros de sí mismos y otros intentando sobresalir, todos y cada uno terminan yéndose del salón con una crítica o una fría mirada que dice más que mil palabras; el salón va quedando cada vez más vacío, mis manos empiezan a sudar mientras veo que solo queda la chica que está siendo evaluada y yo.
Mierda, me quedaré sola con el nuevo profesor.
Trago grueso cuando la chica sale del salón, mi cabello cae sobre mi rostro cuando muevo mi cabeza en dirección a la puerta siendo cerrada, siento la profunda mirada del profesor puesta en mi y cuando me armo de valor para observarlo, me topo con una expresión burlesca en su rostro mientras una de sus cejas se arquea en mi dirección.
Profesor: ¿Viene usted o tendré que ir yo?— trago grueso y me levanto de mi asiento, a paso lento me acerco al frente y una vez estoy donde todos se habían parado anteriormente, escucho su ronca voz retumbar contra las paredes del salón haciendo que mi piel se erice— no, ahí no— relame sus labios e inclina levemente su cabeza hacia la silla enfrente de su escritorio— quiero que te sientes aquí.
Joder.
Trago en seco y hago lo que me pide, entrelazo mis dedos y lo miro a los ojos armándome de valor.
Artemisa: ¿Qué tengo que hacer, señor?
Un destello de algo que no logro descifrar pasa por sus ojos, una sonrisa ladina adorna sus labios mientras su mirada oscurecida no se aparta de la mía.
Profesor: Muchas cosas— relame sus labios, frunzo el ceño pero cuando voy a preguntarle qué a qué se refiere él se me adelanta— pero por ahora solo tendrás que dibujarme.
Ladeó mi cabeza.
Artemisa: ¿Quiere que lo dibuje?
La confusión perla mis palabras, a ninguno de mis compañeros le hizo esta petición, en realidad sólo les preguntaba algunas cosas esenciales para la materia y luego los declinaba o dejaba en observación.
Profesor: Si, retrataras cualquier parte de mi cuerpo— suelta con voz ronca y tranquila, siento mis mejillas calientes, bajo un poco mi rostro para que mi cabello oculte mi sonrojo— la que quieras.
Relamo mis labios barriendo con mis ojos todo lo que pueda de su cuerpo, me quedo por más tiempo del debido en sus manos repletas de anillos, levantó la mirada haciendo que mis ojos y los suyos choquen, impulsada por algo que no sé qué es le regalo una mirada retadora antes de sonreír de lado.
Artemisa: Está bien— me levanto de mi asiento y caminó hasta rodear el escritorio, inclino mi cuerpo y tomó una hoja de las que tiene en su escritorio cerciorándome de que esté limpia, lo miro a los ojos antes de tomar un lápiz de carbón con el que el estaba dibujando algo antes, coloco las cosas de mi lado del escritorio antes de volverme hacia él— ¿Puedo?— le pido permiso para tocarlo, él asiente con su cabeza lentamente mientras su mirada no se aparta de la mía, tomó sus enormes y venosas manos entre las mías e ignorando la pequeña descarga eléctrica que me golpea al tocarlo, las acomodo a mi gusto— no se mueva.
Susurro cerca de su oído sonriendo cuando escucho sus palabras en un tono extremadamente ronco.
Profesor: Vous jouez avec le feu.
Frunzo el ceño mientras me acomodo en mi asiento, tomó la hoja y el lápiz empezando con mi dibujo.
Artemisa: No logro comprenderlo, aún no tengo el placer de aprender el idioma— él ignora mis palabras y en silencio me encargo de dibujar sus manos, muerdo ligeramente mi labio inferior mientras trazo cada una de las líneas con extremo cuidado y precisión, le dedico más tiempo del debido a sus venas y anillos, paso mis dedos difuminando un poco sus contornos y cuando veo que está listo lo firmó para luego entregárselo, él toma la hoja entre sus manos y detalla el dibujo lentamente, los minutos pasan y de su boca no sale ni una sola palabra, los nervios empiezan a amontonarse en mi cuerpo y me veo obligada a preguntar— ¿Le gusta?
Levanta su vista del dibujo y me mira con una expresión indescifrable.
Profesor: Más de lo que la cordura puede soportar— relame sus labios antes de levantarse de su asiento y caminar en mi dirección, se inclina hasta mi altura y susurra muy cerca de mi cuello— más de lo humanamente posible— una de sus manos se coloca en mi hombro y mi cuerpo tiembla ligeramente— nos vemos en la próxima clase, Artemisa.
Mierda.
Nota de la autora:
Se me engrifaron los pelos de la puchaina 👁️🫦👁️.
Sentí cosas de Artemisa Andersson 🛐.
Voten y comenten, espermatozoides ganadores.
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Alas De Seducción [+21]
Romance"No caigas bajo las alas de seducción de los ángeles de la muerte", se murmuraba por las frías calles de un pequeño pueblo en Rusia. "No te acerques a los ángeles de la muerte, no si quieres seguir respirando", susurros, tras susurros, todos llenos...