Asumiendo Errores

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( Viñeta XL)

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__ Hola. __ dijo, algo tímida .

__ Hola. __ respondió, mientras acomodaba unos leños al costado de su cabaña.

__ Han regresado antes. __

__ Si. ¿ Te sorprendimos verdad?. __ se giró, para mirarla con sus brazos cruzados.

Sango sabía que él, la había visto con Takeda. Ayame le dijo que percibió su aroma justo en el momento que ella compartía con el Terrateniente. 

Por eso estaba allí, poniendo la cara al asunto. No era una cobarde, solo tenía roto el corazón pero eso...

Eso ya venía de hace rato.

__ Si, la verdad que si. __

__ Espero hayas tenido una hermosa velada junto al Terrateniente. No recuerdo su nombre precisamente, ahora pero ya sabes a quien me refiero. Él que te besó, momentos atrás. __ sonrió, de lado.

__ Kuranose.. Takeda. __

__ Él claro.. ¿ Cómo olvidarlo?. __ se rascó, su nunca tratando de esconder todo su sufrimiento tras esa falsa sonrisa amable que por momentos amenazaba con desmoronarse allí mismo.

Sango creía que luego de haberla visto en una situación tan íntima con otro hombre mucho más que con el joven Takeda su reacción sería sumamente distinta, es más creyó fervientemente que él nunca más la hablaría.

__ Estoy saliendo con él.  __ exclamó, apretando sus puños y con sus ojos cristalizados que amenazaban con romper en llanto en cualquier momento. ¿ Por qué parecía no dolerle en lo más mínimo? Por qué le sonreía en vez de odiarla como tantas veces ella, lo había hecho al ver marcas en su cuerpo?
¿ Por qué ese maldito dolor en su pecho no desaparecía si ya había cobrado venganza de todo? ¿ A caso no era eso lo que quería?

El pelinegro caminó lentamente pareciendo una eternidad hacía quedar frente a ella y observar esos inmensos castaños que tanto amaba, aquellos que hace tiempo atrás, lo habían conquistado.

¿ Por qué si la amaba tanto se había dedicado a perderla? No lo sabía, aveces pecaba de idiota.
Cuanto entendía en ese instante, aquella gran sabia frase de;

" Uno no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde"

No sabía el valor de su hermosa mujer hasta que la vio entregarle su amor a otro hombre.

Otro que quizás,  la respetaría y valoraría hasta el final cosa que él no había podido hacer.

Acarició su rostro, la vió cerrar sus ojos y de allí recorrer sus lágrimas hasta culminar en su boca.

Admiradora SecretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora