Admiradora Secreta

Prohibido Amor

( Viñeta IV)

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Una preciosa castaña se encontraba limpiando su cabaña muy entretenida hasta que unas fuertes manos rodearon su cintura sacándola de su labor.

Sango apoyó sus manos sobre las tan conocidas para ella y se giró mirando esos orbes negros que en algún tiempo tanto amó y que muy a su pesar seguia haciéndolo pese a que su relación cada día se iba desmoronando más y más.

__ Me has sorprendido . __

El pelinegro sonrió complacido y besó cariñosamente sus labios.

__ Regresamos un tanto antes. __

Sango le devolvió el gesto.

__ Me alegro mucho. __

Acarició el rostro masculino para culminar en su cuello y ver que tras el característico rosario púrpura que llevaba unas pequeñas marcas se dejaban relucir.

Tragó pesadamente tras percibir toda la angustia tan conocida que se habia mantenido en su interior desde la primera vez que tras  hacer el amor, había descubierto en partes de su cuerpo marcas similares.

Primeramente, alegando que se debía a la lucha que emprendían junto a Inu contra los demonios que solían exterminar juntos, en otras aldeas.

No era idiota mucho menos ella que desde niña había sido programada para exterminar monstruos y aquellas marcas no eran para nada marcas de guerras o quizás sí, guerras de amantes establecidas en un futón.

Resignada por lo mismo, lo supo disimular y desprendió su agarre tratando de contener el fastidio y simplemente se limitó a seguir con lo mismo.

Miroku parecia ignorar que cada día que pasaba la iba perdiendo. Y más imbécil aún por creer que ella siempre sería ingenua ante las malas manías que conservaba.

__ Puedo cocinar algo delicioso, si lo deseas. __ propuso alegremente ignorando la situación como siempre .

__ claro. __

Le regaló una sonrisa fingida una que se dibujaba en su dulce rostro tras cada desilución.

__ Inuyasha cenará con nosotros?.__

__ No está vez, me ha dicho que me  alcanzaría luego pero como siempre suele hacerlo, termino regresando primero. __

Miroku hizo un gesto con sus manos restándole importancia.

Porque verdaderamente el monje no mentia y no tenía ni la más mínima idea de porque su mejor amigo siempre cuando estaban próximos a llegar a la aldea tomaba otro camino, diciendo que luego lo alcanzaría.

__ Oh ... Ya veo. __

__ Y la señorita Kagome?__

Inquirió algo dudoso él.

__ Pues aún no regresa de su era. __

__ Bien ... Entonces cerá un velada romántica entre nosotros. __