La madre de mi cachorra

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( Viñeta III)


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( Pov-Shesshomaru)

Desde que era un cachorro me he auto-impuesto superarme en todo lo que se me presente, cada día de mi vida.

He sido un guerrero desde tiempos remotos. No solo soy un demonio. Soy el Lord de las tierras del Oeste antes regidas por mi difunto padre el cual, por cierto también he superado masivamente en poder y hoy sigo su legado manteniendo la tranquilidad en nuestro reino.

Algo que en un punto creí inalcanzable pero finalmente lo logré de manera prospera.

-- Este Sesshomaru todo lo puede --

( Todo?)

-- Déjame en paz.--

Trato de evadir mis pensamientos pero es prácticamente imposible teniendo una voz en mi cabeza que me habla constantemente.

Ese no es problema, después de todo, cada demonio tiene su bestia interna.

El inconveniente aquí es que Yako y yo no tenemos nada en común. Hay veces en la que me pregunto que he hecho para merecer tal calvario.

No existe la posibilidad de poder removerlo de mi ser y acabar con su existencia, sino lo hubiese hecho desde el primer minuto. Y allí está...

Si existen los imposibles...

Cierro los ojos y lo veo con una gran sonrisa petulante que casi llega a sus peludas orejas.
Su pasatiempo es hacerme la vida imposible y con esto me refiero a que me lleva la contraria cada vez que encuentra la ocasión, gozando del martirio mental que produce en mi.

( Esta bestia quiere a esa Onna)

Finalmente abro mis párpados, cansado de haberme mantenido por tanto tiempo así para observar como si fuese lo más interesante del mundo, el techo y sus detalles grabados en oro que se encuentran  en mis aposentos.

He he estado encerrado en el mismo desde aquella tarde en donde esa osada humana se  atravesó en mi camino solo para perturbar mi adorada tranquilidad.

Deseo tanto poder acabar con su insignificante vida. Y juro que si estoy frente suyo una vez más, lo haré.

Aunque...

Ello implicaría la tristeza de Rin y no estoy dispuesto a ver su sufrimiento.

( ja ja ja y más ja... )

Mi ridícula bestia gira como el estúpido perro que es. Y mi cabeza retumba ante las piruetas que da con esos giros revolcándose de la risa por mi comentario.

No cabe, ni en mis más lejanos pensamientos en como esa mujer se atreve a pretender a este Lord.

Es repugnante, insolente, plebeya, carece de modales y ni que hablar de su precaria belleza.

( ahora dilo de nuevo. A ver si puedes creer tus propias palabras.)

Al menos tiene buen gusto. Digo, sabiendo que ha notado mi gran belleza.

Admiradora SecretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora