Venganza

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( Viñeta XLIV)

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__ Cuéntame más de ti. __

__ Lo pensaré. __ rio y se acomodó entre su cuerpo puesto a que el platinado la tenía como a una pequeña cuando pide su regalo a Santa mientras jugaba con su nariz en su cuello.

__ ¿ Algun día me llevarás a tu hogar?. __

La azabache entristeció sabiendo aquella respuesta esperando a que él comprendiera.

__ ¿ Qué sucede cachorra?. __

Ella, negó.

__ Me encantaría que conozcas mi hogar,  a mi familia y que los niños pudiesen venir conmigo pero... Nunca ha podido pasar más nadie que Inuyasha y yo. __

( Mi princesa, no llore )

__ ¿ Por qué, lloras?. __

Limpió con cuidado su hermoso rostro. No iba a decir que no le molestaba el hecho de que solo él híbrido pudiese tener aquella habilidad pero también era consciente que quizás existía alguna manera para que él pudiese hacerlo, si nunca lo había intentado tampoco podría saberlo.

__ Porque quiero que mamá te conozca más allá de una foto. Quiero una vida contigo y quiero que formes parte de la mía. Nos casaremos y no puedo llevarte a mi hogar. Ni siquiera a mis niños que sufren cuando estoy ausente. Estoy tan cansada de ello nunca he encontrado el medio. Mamá sabe que tengo dos niños y no los conoce aún. No puedo no sentirme triste. __

Sesshomaru olía su decepción con ella misma. Su genuina tristeza y la aferró a su cuerpo, besando sus labios tratando de que evada toda esa amargura el averiguaría el modo y lo lograría.
No existían imposibles para él y se lo demostraría. La haría malditamente felíz porque era desesperante verla llorando.

Sus labios demandaron más y más. Agradecía a los kamis que Sakura se haya llevado a los niños a tomar su siesta porque sus mujer lo necesitaba en todos los sentidos.

El oxígeno fue tan necesario. La manera en que acariciaba su rostro y veía sus ojos diciendole tanto.

__ Juro que encontraré la forma. Y le pediré tu mano a tu madre como es debido. __

Sus brazos pasaron por su cuello, quedando a ahorcadas suyo.

__ Es lo que más deseo. Por favor. __ suplicó, contra sus labios.

Las posesivas manos sujetaron firmemente sus caderas y ambos volvieron a besarse de manera intensa, recocorriendo cada parte de su cuerpo.

De manera inconsciente la azabache comenzó a moverse sobre él desprendiendo los broches de su pequeño vestido.

Admiradora SecretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora