Día de las madres (Lésbico)

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En la víspera del día de las madres, Cecilia llegó a su hogar después de hacer unas compras. Ella era una mujer muy guapa que orillaba sus tres décadas, madre soltera de una linda preadolescente llamada Kiara, una chiquilla encantadora a la que consideraba la luz de sus ojos y el amor de su vida, según sus propias palabras.

Madre y hija no se encontraban solas en casa durante esas fechas, las visitaba la linda Molly, sobrina de Cecilia y prima de Kiara. Todas ellas estaban contentas y disfrutaban los calurosos días en la piscina para así aprovechar las vacaciones de verano.

Kiara y Molly, ambas de la misma edad, estaban adentrándose en la adolescencia; sus tiernos cuerpos habían empezado a experimentar los cambios propios de esa etapa, aunque Kiara se iba desarrollando un poco más rápido que Molly.

Cecilia observaba a las niñas que se divertían jugando y nadando en la piscina de la casa, no podía evitar sentirse algo inquieta al ver esos juveniles cuerpos en traje de baño, por alguna razón encontraba a su hija y a su sobrina demasiado atractivas.

Cuando mirar ya no fue suficiente, Cecilia también se metía a la piscina y no desaprovechaba ninguna oportunidad para rozar y tocar a las otras bajo el agua, con el pretexto de ayudarlas a mejorar sus técnicas de natación.

La enorme tensión y las ganas de Cecilia estaban a punto de desbordarse. Los días se volvían más difíciles para ella con esa libidinosa e indecible fantasía martirizando sus pensamientos.

Pero esa tarde, la mujer decidió tentar a su suerte. Al llegar a la casa, Cecilia escuchó risas provenientes de la habitación de su hija Kiara y movida por la curiosidad se dirigió hacia ahí con pasos firmes.

La puerta se encontraba entreabierta, por lo que Cecilia se asomó con cautela. Vio a Kiara y Molly brincando juntas sobre la cama, jugando y riendo como cuando eran más pequeñas.

Cecilia sonreía al ver el vuelo de las falditas de las niñas en el aire cada vez que saltaban, podía notar las piernas expuestas y la ropa interior de ambas, no hacían más que aumentar su morbo.

La mujer se mantuvo mirando un rato más, antes de finalmente abrir la puerta y asomarse llamando así la atención de las primas. Kiara y Molly se detuvieron al ver a Cecilia y sonrieron.

"Hola mami". Kiara fue la primera en saludar.

La dama se metió por completo al cuarto y se aproximó a la cama, en ningún momento apartó la mirada de esos armoniosos cuerpos.

"Hola mis niñas hermosas. ¿Qué están haciendo?

Esta vez fue Molly quien respondió.

"Solo estábamos jugando tía. Como lo hacíamos cuando éramos pequeñas".

Cecilia volvió a sonreír y se acercó a ellas apoyando las manos cerca de las caderas de ambas, un destello de nostalgia apareció en su mirada.

"Ustedes dos eran muy traviesas desde pequeñas, veo que lo siguen siendo".

Las tres sonrieron y se sentaron en la cama. Kiara volvió a hablar al recordar algo importante.

"Por cierto mami, mañana es el día de las madres. Molly y yo nos preguntábamos qué te gustaría de regalo. ¿Un perfume, chocolates o tus flores favoritas?".

Aún manteniendo su sonrisa, Cecilia escuchaba las preguntas con atención y pensaba en alguna de esas posibles opciones. Con una mirada llena de picardía, la mujer respondió sinceramente.

"Hay algo que realmente deseo y no se trata de esas cosas".

"¿Entonces qué quieres tía? ¿Segura que no quieres un lindo ramo de flores?". Preguntó Molly con curiosidad.

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