Un par de largos dedos entraban y salían con rapidez de mi ya lubricada vagina, uno más estaba a punto de sumarse. Pero eso no era todo, la sensual y madura madre de mi amiga no paraba de estimular mi clítoris con su deliciosa boca, de esa manera hacía que me viniera sin darme tregua durante algunos minutos.
Yo gemía cada vez más y rogaba desesperada a Valeria por una leve pausa, mi clítoris palpitaba demasiado y necesitaba un tiempo de recuperación. Entonces ella se detuvo y se incorporó para darme un beso profundo en el pude saborear mis propios fluidos desde su boca.
Valeria sonrió y aprovechó para terminar de quitarme la ropa, se puso a besar mis pechos y a chupar mis pezones. Con eso, consiguió a excitarme de nuevo y yo fue que tuve muchas ganas de saborear sus enormes y apetecibles tetas.
La madura mujer notó mi apremio y se desnudó también para quedarnos en iguales condiciones. Mi cuerpo era considerablemente más pequeño y delgado que el de ella, pero en verdad encontré demasiado erótica esa diferencia tan marcada entre nuestros físicos.
Ella masajeó sus grandes pechos invitándome a probarlos y yo lo hice sin dudar. Disfruté a mis anchas de esos generosos senos, sentí sus ricos pezones endurecerse en mi boca, los lamí y chupé hasta saciarme.
Entonces Valeria comprobó que yo era bastante hábil usando mi boca y se vio tentada a ponerme a prueba. Para ello, se recostó en el sofá y abrió sus piernas, me alentó a hacerle lo mismo que ella me hizo minutos antes.
Yo sonreí y accedí encantada. Comer coño era algo que yo adoraba y se me daba muy bien, así que sin muchas vueltas inicié con leves y suaves lamidas en su sexo. Su sabor agridulce invadió mi boca y desde ahí ya no pude parar. Disfruté mamando el jugoso coño de Valeria, incluso más de lo que gocé antes con sus tetas.
Mi lengua recorría su intimidad con todas las ganas del mundo, pasaba por sus pliegues, mis labios succionaban su hinchado clítoris y mis dedos se adentraban profundo en su vagina. Valeria me instaba a seguir así, quería venirse en mi boca y ver mi cara llena de su néctar de mujer adulta.
Rato después vino un interesante cambio de poses. Yo quedé tendida en el sofá y Valeria sentada en mi cara, dejándome comerle el coño desde una posición más caliente. Ella podía sentir mi lengua endurecida entrando y saliendo de su mojada vagina, por lo que movía sus caderas frenéticamente y se fregaba contra mi rostro, dando así un espectáculo obsceno que yo disfrutaba gustosa.
Entonces recordé la razón por la que había ido a esa casa, cambió el objetivo pero no el plan. Yo me hallaba ahí para deleitarme con una bella mujer y disfrutar de su rico coñito. Al principio pensé que iría a hacerlo con Vania pero cuestiones que se dieron, terminé de esta forma con la bella mamá de Vania.
Si que estaba teniendo la mejor experiencia de toda mi vida, ahora Valeria y yo nos comíamos mutuamente en un delicioso 69, ella abajo y yo arriba. Me sentía en el paraíso disfrutando de esa lengua que paseaba entre en medio de mi intimidad, de adelante hacia atrás por toda mi sensible raja húmeda hasta llegar a mi culito, ese orificio rugoso y caliente que ella insistía en lamer y chupar.
Por un momento mis labios dejaron de chupar el coño de Valeria, de mi boca solo salieron gemidos y jadeos durante un rato hasta que Valeria me exigió que siguiera.
"Haaaa eso, no pares putita rica. Mami necesita más de tu lengüita".
"Sí mami, te daré todo lo que me pidas".
Yo obedecí y continué dándole otra mamada a su excitado coño, me aventuré a meter cuatro de mis dedos en su flexible e inundada vagina. Con todo eso en simultáneo, la hacía gemir y mojarse cada vez más, lo que me dejaba ver que estaba llenando sus expectativas orgasmo tras orgasmo.
Aunque me encontraba ya algo exhausta, Valeria quería algo más y yo por supuesto sería incapaz de negárselo. Ella se arrodilló en el sofá y se acomodó levantando y sosteniendo una de mis piernas.
Nuestros coños llenos de fluidos quedaron bien pegaditos y entonces Valeria inició lentos movimientos, comenzamos a mecernos juntas y a frotarnos una contra la otra. En cuestión de segundos las dos gemíamos como animalitos en celo, podíamos sentir nuestros clítoris juntos, deslizándose y palpitando a causa de la tremenda estimulación mutua.
Yo la miraba y sonreía repitiendo una otra y vez.
"Mami... mami... ufff... no pares por favor".
Valeria aceleraba sus movimientos incrementando la fricción entre nuestros coños hasta corrernos innumerables veces, hasta no poder más, hasta quedar totalmente rendidas sobre ese sofá.
Aún un poco agitada y emocionada por tan grata experiencia, esa hermosa mujer madura me llenó de dulces besos y me abrazó. Ella era sin dudas una persona muy atenta y considerada con sus amantes.
"¿Estás feliz ahora linda?".
"Muchísimo. Eso fue tan increíble Valeria".
Ella sonrió al ver mi rostro iluminado de tanta emoción.
"¿Crees que valió la pena esta manera de matar el tiempo esperando a mi hija?".
"Valió totalmente la pena".
Valeria y yo volvimos a besarnos durante un largo rato antes de despedirnos. Ella quedó en llamarme en los próximos días para ir por mí y repetirlo durante un fin de semana juntas en algún hotel.
En cuanto a mi linda amiga Vania, volvimos a hablar pero no concretamos nada. Ella todavía no sabe que ahora prefiero follar con su linda y caliente mamá.
Sin embargo ahora en mi cabeza ronda una fantasía algo más perversa y excitante, pienso en la posibilidad de follar con madre e hija juntas. Estar con Vania y Valeria en la cama al mismo tiempo sería lo máximo, yo solo espero con ansias la llegada de ese glorioso día.
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Relatos eroticos lesbicos
KurzgeschichtenLas historias no son originalmente mías. Son originarias de lezz69 https://archiveofourown.org/users/Lezz69/pseuds/Lezz69