Mommy's girl (Lésbico)

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Las mujeres bisexuales o heterocuriosas no solían llamar mi atención hasta que conocí a Nadine, una compañera de la residencia universitaria cuya belleza no pasaba desapercibida, morena, cabellos largos y ondulados, ojos verdes, era bastante exótica. Me encantaba su cuerpo, tenía un trasero impresionante aunque sus senos eran más bien pequeños.

No acostumbro encarar mujeres que no tengan mi misma orientación pues detesto hacerlas sentir incómodas o invadidas. La cuestión era que la mayoría de mis conocidos allí sabían que yo era lesbiana y me había hecho de cierta fama por haberme follado a varias chicas hermosas.

Yo no sabía que una vez me tiré varias veces a Karen (la compañera de habitación de Nadine) y que la chica quedó muy feliz con la experiencia, al punto de platicar sobre eso con otras personas, incluso con la misma Nadine, quien en una ocasión se puso a espiar cuando su compañera y yo teníamos sexo.

Sin que me lo esperase, un día que estaba sola, Nadine se presentó en mi habitación y trajo una caja. Sin rodeos me preguntó si yo tenía pareja, ante mi respuesta negativa, me dijo que su fantasía era estar con otra mujer, ya que le causaba curiosidad y no se sentía del todo segura acerca de su orientación sexual.

Reí y le pregunté qué le hacía pensar que iba a usarme como ratita de laboratorio para satisfacer su curiosidad. Entonces abrió la caja que trajo y respondió que solo confiaba en mí para que me la cogiera con eso. Era un arnés que traía un consolador de unos 25 cm de largo.

Volví a reír y le dije que mejor se buscara un hombre que la satisfaga. A lo que contestó que quería comprobar lo que Karen presumía tanto y eso era mi habilidad comiendo coños mejor que cualquier tipo con quien pudo estar antes en su vida.

"Estoy mojada y con ganas de que me la chupes toda para después follarme con eso como lo hiciste con la perra de Karen".

Esas habían sido sus textuales palabras antes que se lanzara a besarme y llevarme hasta la cama. Mi autocontrol se fue al demonio y segundos después ya estábamos ambas desnudas, besándonos y tocándonos los pechos.

Nadine besaba muy bien, sus labios eran carnosos y bonitos, su lengua tocando la mía me ponía de lo más cachonda. Hasta que ya no aguanté y chupé sus pezones por un rato antes de dirigirme a su coñito rasurado y húmedo para empezar a lamerlo despacio y hacerla estremecer con el leve contacto de mi lengua masajeando poco a poco su clítoris antes de envolverlo con mis labios y succionarlo un poco. Ella gimió de placer al sentir eso y me pidió que siguiera.

Dirigí mi lengua hacia su vagina que estaba rebosante de sus fluidos agridulces, sabía bien, le convenía estar así de mojada para poder penetrarla con ese enorme dildo que había traído.

Me dediqué afanosamente a comerle el coñito con gusto, la había hecho venirse unas tres veces seguidas. Ella pellizcaba sus pezones y movía sus caderas de atrás para delante para que yo la pudiera penetrar con mi lengua y mis dedos.

Cuando consideré que Nadine estaba lo suficientemente lista, le pedí que se pusiera en cuatro y me coloqué el arnés. No hizo falta lubricante extra, con mis dedos tomé un poco del líquido de su vagina y lo esparcí por el juguete sexual para después entrar en ella sin previo aviso, quería evitar que se tensara y además tenía ganas de ponerme salvaje.

Le metí el consolador hasta la mitad y ella gimió alto, su vagina parecía ceñirse al falo, entonces la tomé del cabello con una de mis manos y con la otra comencé a darle unas nalgadas. Volví a empujar y se lo enterré por completo, bien profundo en su coñito, haciéndola maldecir por unos instantes.

"Fóllame duro, mami" murmuró extasiada y eso me encantó.

Empecé a moverme en vaivén casi con violencia, entrando y saliendo de su vagina encharcada mientras ella se estimulaba el clítoris con sus dedos y ahogaba sus gritos en la almohada. Nuestros cuerpos chocaban cada vez que se la metía bien a fondo y jalaba sus cabellos diciéndole palabras sucias solo para excitarla más.

Al parecer dio resultado, Nadine se corrió una y otra vez, tanto que sus fluidos mojaron sus muslos y también las sábanas. Perdí la cuenta de las veces que también me corrí follándola así.

Cuando terminamos, tomamos juntas una ducha y volví a darle un buen oral mientras el agua nos caía. Ella quedó más que satisfecha pues me preguntó cuando podíamos repetir, le dije que cuando quiera.

Se acercó a besarme intensamente y antes de marcharse me dijo al oído: "La próxima vez, quiero que me folles por atrás también".

Desde entonces solo estoy fantaseando con su hermoso culito que obviamente, me cogeré con todas las ganas del mundo.


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