Hay temporadas en las que me siento permanentemente caliente y lo único que quiero es follar todo el maldito tiempo sin descanso. Mami dice que me volví una ninfómana por su culpa y puede que tenga toda la razón.
Ella y yo follamos rico todas las noches, se supone que yo debo estar satisfecha y calmada hasta el otro día aunque no siempre es así. Mi coño siempre está caliente, mojado y con ganas recibir las deliciosas atenciones de mami.
Sin embargo hubo un día en que mis ganas pudieron más y no lo resistú. La necesidad de un orgasmo nubló mi razón y rompí una regla con la que mami siempre es muy estricta.
"No puedes tocarte sin mi permiso, ¿entendido princesita?".
Mi error no solo fue desobedecerla, también fue hacerlo en plena sala donde el riesgo de ser vista y descubierta por ella era enorme. Y efectivamente así sucedió y no pude hacer nada para justificar mi falta.
Mami me vio tendida en el sofá, totalmente desnuda y abierta de piernas, frotando mi coñito con una mano y gimiendo ante el inminente orgasmo que estaba a punto a tener.
Pero ella llegó justo en ese momento e interrumpió lo más crucial. Mi clímax se esfumó por completo y me sentí asustada al ver a mi madre con una expresión de disgusto.
"¿Qué te dije acerca de eso?"
"Lo siento mami".
"Cállate. Me has desobedecido porque eres una putita demasiado caliente".
La voz de mi madre sonaba severa, yo no podía mirarla a la cara e intentar darle explicaciones rebuscadas sería perder el tiempo.
"Eres una niña mala y mereces un castigo ¿verdad?".
"En serio lo lamento mami, no volveré a tocarme sin tu permiso".
"Claro que no lo harás. Ni siquiera lo pensarás después de esto".
Mami se sentó a mi lado en el sofá y quitó uno de sus vibradores favoritos, uno de los más potentes de su colección y sin decir más, lo encendió y empezó a pasarlo sobre mi coño.
Las vibraciones aumentaban poco a poco al igual que mis gemidos. Mami me veía con una sonrisa algo sádica e incrementaba las potencia de ese aparato que presionaba mi clítoris y me hacía mover las caderas en círculo.
Cuando mami notó que me vendría enseguida y apartó el vibrador de mi coño, sacándome un bufido lleno de frustración en señal de protesta. A ella le hacía gracia ver toda mi molestia contenida, su castigo estaba siendo un poco cruel.
Ella esperó unos minutos a que me relajara y la tortura se reanudó, ahora tenía el vibrador a toda potencia estimulando mi conchita y a mi madre comiéndome las tetas a la par. Pero una vez más, mi orgasmo se fue al diablo justo antes de alcanzarlo.
"Mami por favor, deja que me venga".
Yo lloriqueaba y rogaba por al menos un orgasmo pero ella no tenía piedad. Me hacía lo mismo una y otra vez, no me permitía correrme y mi cuerpo se sentía cada vez más tenso y ardiente.
Después de mucho rato mami dejó el vibrador a un lado y bajó a lamer mi coñito, yo gemía y seguía suplicando por mi liberación. Sin embargo ella no prestaba atención a mi pedido ni a palpitante y urgido clítoris, en cambio yo necesitaba la lengua de mi madre cuanto antes o iba a volverme loca.
Ella me tuvo en esas condiciones por al menos durante una hora hasta que sintió compasión; tres de sus dedos se hundieron en mi ya inundada vagina y sus labios succionaron mi clítoris. Mi deseado orgasmo llegó al poco tiempo de estimulación y se sintió más intenso que nunca.
De vez en cuando vuelvo a desobedecer a mami, solo para que me de ese tipo de castigos que terminaron por gustarme más de lo pude imaginar.
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Relatos eroticos lesbicos
Short StoryLas historias no son originalmente mías. Son originarias de lezz69 https://archiveofourown.org/users/Lezz69/pseuds/Lezz69