Hanni fingía estar bien para no preocupar a su familia, y sobre todo a Haerin, quien la apoyaba en silencio. Aunque sabía que si Minji reaparecía en su vida, esa fachada se derrumbaría inevitablemente. Era más fácil ocultarse detrás de una sonrisa y simular normalidad, aunque en el fondo, el dolor seguía latente.
Mientras tanto, Minji estaba atrapada en sus propios conflictos. Aunque pasaba tiempo con su chico y parecía feliz, la falta de Hanni le dejaba un vacío. No entendía por qué Hanni no podía aceptar sus sentimientos por ambos. Desde su perspectiva, quería estar con los dos, y no comprendía por qué era tan difícil que Hanni lo aceptara.
Un día, mientras Hanni buscaba un libro en la biblioteca, una chica se le acercó tímidamente, interrumpiendo sus pensamientos. -Disculpa, ¿sabes dónde están los libros de economía? -preguntó la chica, con un leve nerviosismo.
Hanni la miró y sintió una atracción inesperada. La chica tenía una sonrisa amable y una mirada que parecía iluminada por la curiosidad. Indicándole el pasillo, Hanni respondió con calma. -En el pasillo 12, sección EC -dijo mientras señalaba, sin poder evitar observarla un poco más.
La chica le sonrió, agradecida. -Muchas gracias... -esperó a que Hanni se presentara.
-Me llamo Hanni -respondió, devolviéndole una sonrisa cálida, sintiendo una chispa de interés en su interior.
-Yo soy Winter. Gracias por la ayuda, Hanni -respondió Winter, antes de despedirse con otra sonrisa.
Cuando Hanni se giró, se encontró de frente con Minji, quien había estado observando todo desde lejos. Sin darle tiempo a reaccionar, Minji la tomó del brazo y la llevó al fondo de un pasillo, con una expresión que delataba un leve toque de celos.
-¿Quién era ella? -preguntó Minji en un tono que no lograba ocultar su incomodidad.
Hanni la miró, incrédula de que, después de todo lo que había sucedido, Minji tuviera la osadía de hacerle esa pregunta. -Solo una chica que necesitaba ayuda, Minji. ¿Por qué te molesta?
Minji soltó un suspiro frustrado. -Es que... no puedo evitarlo. No me gusta verte con otras personas, Hanni, aunque sé que tienes derecho a hacerlo... -su voz bajó, casi en una súplica-. Solo quiero que me entiendas, que sepas que también te necesito a ti.
Hanni sintió cómo la frustración se mezclaba con el cansancio. No tenía sentido seguir alimentando las contradicciones de Minji. -Minji, ¿de verdad no te das cuenta de lo injusto que es todo esto? No puedes pretender que me quede, que te entienda, mientras estás con él. Yo no soy una opción, no después de lo que dijiste.
Minji bajó la mirada, como si procesara el reproche de Hanni, y tras un instante de silencio, la miró con determinación.
-Hanni, escúchame -dijo Minji en un tono casi desesperado-. Estoy dispuesta a dejarlo. Solo... solo necesito un poco de tiempo. Dame una oportunidad para resolver esto, por favor.
Hanni la miró con sorpresa y confusión. Aquellas palabras, que podrían haber sido un alivio en otro momento, ahora solo la llenaban de dudas.
-¿De verdad, Minji? -murmuró Hanni, con una mezcla de esperanza y cansancio en sus ojos-. ¿Por qué debería creerte ahora?
-Porque te lo prometo, Hanni -respondió Minji, dando un paso hacia ella-. No puedo perderte. Lo dejaré, pero tienes que confiar en mí... solo dame tiempo.
Antes de que Hanni pudiera responder, Minji se acercó y la besó, suave y lentamente, como si tratara de transmitir todo lo que sentía en ese gesto. Hanni sintió cómo su corazón volvía a latir con fuerza, pero también cómo el dolor y la confusión se entrelazaban en ese momento. Era un beso lleno de emociones, pero también de preguntas sin responder.
Después de unos segundos, Hanni se apartó, respirando profundamente para recuperar la compostura.
-Minji... no sé si puedo volver a confiar así -dijo Hanni, con la voz temblorosa, intentando no dejarse llevar completamente por el momento-. No quiero seguir siendo una opción.
Minji asintió, con una mezcla de tristeza y determinación en el rostro.
-Entonces, déjame demostrarte que no eres una opción, Hanni. Solo espera... por favor.
Sin decir nada más, Minji se alejó, dejándola sola en el pasillo. Hanni se quedó allí, con la cabeza llena de pensamientos encontrados. No estaba segura de qué hacer ni de qué sentir, pero en el fondo, una pequeña chispa de esperanza seguía viva.
Durante los días siguientes, Hanni trató de enfocarse en su vida y en su amistad con Haerin. Sin embargo, cada vez que pensaba en Minji y en aquella promesa, una parte de ella deseaba creer que las cosas podían cambiar. Haerin notaba su conflicto, y aunque no decía nada, siempre estaba cerca, brindándole el apoyo silencioso que Hanni tanto necesitaba.
La espera se volvió una prueba de paciencia y fortaleza para Hanni, mientras intentaba sanar sin dejar que sus esperanzas la consumieran. Aunque cada mirada, cada mensaje, y cada recuerdo de Minji mantenían viva una mezcla de amor y dolor, Hanni sabía que, al final, solo el tiempo le diría si Minji realmente estaba dispuesta a cumplir su promesa.
ESTÁS LEYENDO
ᶜᵒⁿ ᵉˡ ᵃᵐᵒʳ ᵉⁿ ˡᵃˢ ᵐᵃⁿᵒˢ 『ʙʙᴀɴɢꜱᴀᴢ』
Romance¿El dolor se puede superar con otro dolor?