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Hanni abrió los ojos lentamente, sintiendo un dolor punzante en la cabeza y un peso cansado en todo el cuerpo. Miró a su alrededor, reconociendo de inmediato el ambiente familiar de una habitación de hospital, un lugar que había visitado más veces de las que le gustaría recordar. Los recuerdos de lo ocurrido en clase regresaron de golpe, y suspiró con frustración por haber llegado hasta este punto.

Minji entró en la habitación con pasos cuidadosos, sin darse cuenta de que Hanni ya estaba despierta. Cuando sus miradas se encontraron, Minji se sorprendió y, sin dudarlo, se apresuró a preguntar:
-¡Hanni! ¿Cómo te sientes?

Pero Hanni evitó responder directamente y, con una expresión fría, le devolvió una pregunta:
-¿Qué hago aquí?

Minji exhaló, como si intentara contener su preocupación.
-Te desmayaste en clase. Te llevé a la enfermería, pero al ver tu estado decidieron trasladarte al hospital. -Sus ojos, llenos de inquietud, se posaron en ella-. Dicen que no has comido ni dormido bien. Esa fue la causa principal de tu desmayo.

Minji se acercó poco a poco a la cama de Hanni, quien sentía un deseo abrumador de alejarse. No quería esa cercanía, no quería sentir su presencia tan cerca de nuevo... pero su cuerpo no le respondía. Minji se sentó junto a ella, rompiendo la distancia que Hanni había construido entre ellas, y sus ojos reflejaban una mezcla de confusión y frustración.

-¿Hanni? ¿Qué está pasando? -preguntó Minji, con una sinceridad que hizo tambalear el muro emocional de Hanni-. Te distanciaste de repente y ahora esto... ¿qué es lo que sucede?

Hanni bajó la mirada, evitando los ojos de Minji. Susurró una respuesta apenas audible, incapaz de enfrentarse a la verdad:
-No es nada, de verdad.

La expresión de Minji se endureció. La frustración que había intentado esconder finalmente se asomó en su mirada.
-¿Nada? -dijo, y con un gesto decidido levantó el rostro de Hanni al sostener su barbilla, obligándola a mirarla a los ojos-. Hanni, mírate. Estás aquí, en un hospital. ¿Cómo puede no ser nada?

El contacto hizo que Hanni sintiera una oleada de emociones tan intensas que le resultaba imposible ocultarlas. Por fuera mantenía una expresión vacía, una calma que apenas sostenía; pero por dentro, el simple roce de Minji la hacía temblar, y su corazón latía con una desesperación que ya no podía ignorar. En ese instante, se cuestionó si era el momento de liberar todo lo que había estado guardando, de permitir que Minji viera lo que tanto había tratado de esconder.

ᶜᵒⁿ ᵉˡ ᵃᵐᵒʳ ᵉⁿ ˡᵃˢ ᵐᵃⁿᵒˢ  『ʙʙᴀɴɢꜱᴀᴢ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora