• 𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐓𝐰𝐞𝐧𝐭𝐲 𝐓𝐰𝐨 •

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• Capítulo Veintidós•
A Little Luck

Los siguientes días fueron un infierno para Kiara

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Los siguientes días fueron un infierno para Kiara.

Cuando se había quedado en casa, su madre y Goldy se habían empeñado en malcriarla. Kiara no se levantaba de su cálida y mullida cama para nada más que ir al baño. Se la pasaba escondida entre sus sábanas teñidas, y mantas tejidas a mano. Jugueteaba con pedacitos de metal y tornillos. Mientras tanto, Katherine y el elfo se encargaban de traer comida a la cama, asistir con los deberes que le llegaban por lechuza de la escuela, y hacer todo lo posible para que los dolores de cabeza y garganta se marcharan.

Las cosas eran diferentes en Hogwarts. Allí debía ser más independiente. Si bien tenía a sus amigos sobre ella a cada segundo de cada minuto, Kiara aún debía afrontar la molesta responsabilidad de levantarse de su cama y asistir a clases.

Aparentemente, esa semana de ausencia les había generado un susto de muerte a sus amigos. Por lo que entre los tres se turnaban para mantenerse cerca de ella para ayudarla en cualquier cosa que necesitara.

Hermione ayudaba sin queja alguna a completar los deberes que se había perdido, ayudando con ese prolijo y detallado montón de notas. Ron se encargaba de que ella no se saltara comidas; últimamente, tragar cualquier cosa generaba bastante dolor en la garganta de la pequeña rubia, como si constantemente tratara de tragarse papel de lija; por lo que su apetito había reducido de una manera preocupante. Finalmente, Harry se encargaba de arrastrarla a la enfermería para recibir el medicamento que necesitaba, lo cual ocasionaba extensas quejas de parte de Kiara, quien constantemente declaraba que lo que fuera que Madam Pomfrey le estaba obligando a tomarse, debía haber sido extraído directamente del infierno, porque era asqueroso.

Entre los tres, los niños bañaban en atención a la pequeña rubia, quien si bien siempre había disfrutado cuando sus amigos se ponían pegajosos y le mostraban cariño, ya comenzaba a hartarse.

Para su suerte, uno de ellos se había visto obligado a bajarle unas cuantas rayas a las montañas de sobreprotección que eran enviadas hacia la rubia.

Últimamente, Harry tenía menos tiempo que los demás, porque los entrenamientos de quidditch habían comenzado también.

Wood los hacía trabajar más duramente que nunca. Ni siquiera la lluvia constante que había reemplazado a la nieve podía doblegar su ánimo. Los Weasley se quejaban de que Wood se había convertido en un fanático, pero Harry estaba de acuerdo con Wood. Si ganaban el próximo partido contra Hufflepuff, podrían alcanzar a Slytherin en el campeonato de las casas, por primera vez en siete años.

Además de que deseaba ganar, Harry descubrió que tenía menos pesadillas cuando estaba cansado por el ejercicio.

Entonces, durante un entrenamiento en un día especialmente húmedo y lleno de barro, Wood les dio una mala noticia.

𝐆𝐮𝐧𝐩𝐨𝐰𝐝𝐞𝐫|| 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐉. 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 || 𝐏𝐉𝐎 • 𝐇𝐏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora