• 𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐍𝐢𝐧𝐞𝐭𝐞𝐞𝐧 •

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• Capítulo Diecinueve•
Bittersweet

La niña rubia se aferró con fuerza a la suave manta de lana blanca que se había puesto sobre sus hombros, el frío de la noche se colaba entre las ventanas, calando sus huesos y ocasionando que sus pálidas mejillas, nariz y orejas se sonrojaran

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La niña rubia se aferró con fuerza a la suave manta de lana blanca que se había puesto sobre sus hombros, el frío de la noche se colaba entre las ventanas, calando sus huesos y ocasionando que sus pálidas mejillas, nariz y orejas se sonrojaran.

Los pasillos eran oscuros y tan silenciosos que Kiara estaba segura de que si su manta caía de sus hombros, despertaría hasta a los elfos de las cocinas. Oía su propia respiración temblorosa y sus pasos amortiguados por las alfombras y sus pantuflas.

Mientras caminaba con cuidado, extremadamente alerta a sus alrededores, la niña pasaba junto a largas hileras de cuatros; algunas de las personas reflejadas en las antiguas pinturas la observaban con curiosidad, mientras que otros descansaban apoyados contra sus marcos de oro. Kiara rezo para que no la delataran.

Su única fuente de luz era la pálida luz de la luna, la cual penetraba los pasillos a través de los altos y cristalinos ventanales. La niña siguió avanzando apresuradamente.

Finalmente, las altas puertas de la biblioteca aparecieron frente a ella. Kiara, quien era una apasionada de las obras de arte, como ella llamaba a una construcción bien hecha, se tomó unos segundos para admirar las imponentes puertas. Eran altísimas, debían medir unos cinco metros, y estaban barnizadas con pintura blanca, y decoradas con delicados diseños confeccionados con pintura dorada.

Luego de dejar salir un silencioso suspiro impresionado, la pequeña mano de Kiara, la cual estaba cubierta por unos largos y cálidos guantes de lana blanca, se cerró alrededor del hermoso picaporte de bronce.

La niña se estremeció cuando la puerta se abrió con un crujido, el cual se escuchó extremadamente alto, ya que el pasillo era tan silencioso. Con una expresión nerviosa, la niña se acomodó la manta sobre sus hombros, viendo a través del largo y oscuro pasillo, casi esperando a que su abuela o alguno de sus tíos saliera para gritarle. Lo único que vio, fue a las personas de las pinturas viéndola con curiosidad.

Casi sin darse cuenta, la niña aguantó la respiración con fuerza mientras entraba en la biblioteca. Cerró los ojos con fuerza y frunció la nariz mientras hacía todo lo posible por cerrar la puerta con suavidad, tratando de hacer el menor ruido posible. El crujido que hizo al cerrarse le puso la piel de gallina.

Se dio media vuelta con un suspiro pesado, finalmente dándole la cara al inmenso lugar.

La biblioteca se veía oscura, pero era ligeramente iluminada por la cálida luz de algunas velas en unos pequeños candelabros. Con una mueca, la niña pasó su mirada por las altas estanterías, eran enormes. Altas, tan altas que tocaban el techo, y llenas de tantos libros que la rubia se pregunto como no colapsaban por el peso.

Gruesos libros, algunos forrados en cuero, otros en tela, llenaban los extensos estantes, sus títulos, escritos con delicada tinta dorada, ella no llegaba a leerlos.

𝐆𝐮𝐧𝐩𝐨𝐰𝐝𝐞𝐫|| 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐉. 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 || 𝐏𝐉𝐎 • 𝐇𝐏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora