Capítulo #23

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Lisa estaba recostada en aquella cama en medio de la habitación, suponía que era un sótano, la puerta de bloqueaba desde afuera, lo que impedía que pudiera salir.

La trataban con dignidad y respeto. Tenía su propio baño donde hacer sus necesidades, pero carecía de una puerta, no había espejo ni nada que pudiera convertirse en un objeto de pulso cortante.

Era alimentada tres veces al día, la comida era buena y muy deliciosa. El de la máscara de "Dali" entró al sótano y con el traía consigo un médico con una máscara diferente.

— Lisa, hora de tu quimio.

Lisa se sentó en la cama mirándolo fijamente. — Déjame ir. Prometo no decir nada.

— Haga lo suyo, Doc. — Pidió "Dali" al médico.

El médico asintió y comenzó a preparar la quimioterapia. Lisa se puso tensa, su mirada fija en "Dali". — No puedes mantenerme aquí para siempre — dijo Lisa, su voz firme. — La policía está buscando por mí.

"Dali" se rió detrás de su máscara. — No creo que la policía pueda encontrarte aquí, Lisa. Y aunque lo hicieran, no creo que puedan hacer nada para salvarte.

El médico comenzó a administrar la quimioterapia. Lisa se sintió débil y mareada.
— ¿Por qué estás haciendo esto? — preguntó Lisa, su voz débil.

"Dali" se acercó a ella. — Tú eres una pieza importante en nuestro juego, Lisa. Y necesitamos mantenerte... saludable.

Lisa cerró los ojos, sintiendo el veneno que corría por sus venas. — No podrás mantenerme aquí para siempre — repitió Lisa, su voz apenas audible.

"Dali" se rió de nuevo. — Ya veremos, Lisa. Ya veremos.

El médico terminó la quimioterapia y se fue, dejando a Lisa sola con "Dali".

— ¿Qué quieres de mí? — preguntó Lisa, su voz llena de desesperación.

"Dali" se inclinó hacia ella. — Quiero que te calmes y te comportes. No queremos que sufras más de lo necesario.

Lisa abrió los ojos, mirando fijamente a "Dali".
— Nunca me rendiré — dijo Lisa, su voz firme.

"Dali" sonrió detrás de su máscara. — Ya veremos, Lisa. Ya veremos.

— ¿Porqué me estás permitiendo quimio? — preguntó Lisa con voz cansada.

— Porque estás enfermita de cáncer.

— ¿Cómo sabes tanto de mi?

"Dali" levantó los hombros. — Estoy cuidándote, Lisa. No seas malagradecida.

Lisa se sintió un escalofrío recorrer su espalda. — ¿Cómo sabes que tengo cáncer? — repitió Lisa, su voz llena de incredulidad.

"Dali" se encogió de hombros de nuevo.
— Tengo mis fuentes, Lisa. No te preocupes por eso. Lo que importa es que estás recibiendo el tratamiento que necesitas.

Lisa se sintió una oleada de miedo. — ¿Qué quieres de mí? — preguntó de nuevo, su voz temblorosa.

"Dali" se acercó a ella, su voz suave. — Quiero que te recuperes, Lisa. Quiero que estés bien.

Lisa lo miró fijamente, intentando leer entre líneas. — No creo que sea solo eso — dijo Lisa, su voz llena de desconfianza.

"Dali" sonrió detrás de su máscara. — Tal vez no — dijo, su voz ambigua. — Pero por ahora, solo concéntrate en tu recuperación.

Lisa se sintió una sensación de desesperanza.
— ¿Cuánto tiempo tendré que estar aquí? — preguntó, su voz apenas audible.

"Dali" se levantó y se dirigió hacia la puerta.

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