Capítulo 31

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Mis ojos se abren, dando un rápido recorrido a la habitación, donde todo se mantiene igual, incluso mi posición sobre la cama, tumbada parcialmente sobre el pecho de Liel. Su mano reposa en la parte baja de mi espada, nuestras piernas están sobrepuestas y mi mejilla descansa justo en el centro de su pecho.

Me toma solo un instante deshacerme del adormecimiento y comprobar que Liel continúa inconsciente, aunque más que conseguir un verdadero sueño, se trata de un aletargamiento temporal. Los vampiros no necesitan del sueño obligatoriamente, no obstante ayuda a nuestros cuerpos a reponerse o simplemente se trata de descansar. Aunque en realidad no dormimos; esto podría deberse a que nuestros sentidos se mantienen, incluso se amplifican mientras cerramos los ojos. Los sonidos continúan filtrándose, permitiendo estar un poco conscientes del entorno y poder reaccionar rápidamente. También es cierto que, al caer la noche, muchos de los sonidos se convierten solo en murmullos o se atenúan por completo. Posiblemente por esa razón la mayoría de los vampiros disfruta de la noche.

Me relajo, descartando la alerta que parece acompañarme cada vez que salgo de un periodo de sueño. Y mientras capto ecos del refugio, ya que, aunque las estructuras son especiales para aislar el sonido, aun pueden percibirlos rastros de actividad, me concentro en mi acompañante. Cierro los ojos, tratando de escuchar el sonido del corazón de Liel, sin embargo, no hay más que una ausencia.

Sus dedos frotan mi piel, enviando una sensación placentera que me hace levantar la cabeza y buscar su rostro. Sus ojos están abiertos y parecen más oscuros, signo inequívoco de sed. Lo que me recuerda que anoche se centró en alimentarme, pero prácticamente no tomó nada de sangre, ni tampoco bebió de mí.

Empujo con los brazos, desplazándome hasta estar completamente tumbada sobre él. Expongo mi cuello, en una abierta oferta, que en realidad no es completamente desinteresada. El deseo comienza a recorrerme, haciéndome muy consciente de la desnudes de ambos.

Duda, pero sus colmillos se alargan y yo espero con anticipación. Su nariz frota la piel de mi garganta, antes de que su lengua dibuje un rastro tibio, tomándose su tiempo. El dolor desaparece tan rápido como llega, cuando rompe la piel, es muy cuidadoso, pero más que eso, mi atención esta en otra parte. Mis caderas ondulan sobre su protuberancia, que parece tan estimulada como la humedad que brota entre mis piernas.

Gimo mientras él se conduce en mi núcleo, permitiéndome montarlo, al tiempo que su boca sigue sobre mi cuello. Es lento, disparando ondas de placer y dolor mezcladas que parecieran estimular mi parte más femenina. Liel siempre es meticuloso, siempre bebe como si estuviera saboreando su platillo favorito.

Su pelvis se ondula al compás de mis caderas, justo cuando pasa una última vez su lengua sobre la herida, y eleva su dorso, enredando nuestras miradas. Su mano me sostiene con una facilidad ya familiar, acelerando el ritmo en el que nuestros cuerpos se fusionan. Encuentro su boca, probando el gusto salado de mi sangre, lo que me vuelve frenética, incrementando mi excitación.

҉

―Quiero ver su habilidad para combate ―anuncia mientras nos pide situarnos delante de él. El candor con el que Liel me miraba hace solo unos minutos, cuando se alimentaba, ha desaparecido completamente. Sus ojos han recuperado su color rojizo y su rostro su habitual expresión seria.

Asim y yo acatamos la orden al instante, pero lo observamos con cierta precaución.

Puede que Fabien sea el más experimentado en combate, no obstante, he visto de primera mano lo hábil que puede ser Liel y por su expresión Asim parece ser consciente también.

Recién ha caído la noche, así que nos hemos encontrado para comenzar con el entrenamiento, no somos los únicos, puedo ver al fondo del lugar a Layton. También escuche a Berk y Karam comentar que ellos estarían en el bosque con Fabien. Todos están tomando las cosas muy en serio y eso pone cierta presión sobre lo que nos espera.

La guardia (Saga la Donante #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora