¿Por qué?
Tan pronto como la pregunta viene a mi cabeza, ya que ni siquiera puedo emitir sonido alguno, la respuesta me resulta clara.
Es por Marine.
Las últimas horas no he dejado de pensar donde podría estar y como seria nuestro encuentro, que diría y que contestaria, pero ahora no estoy segura si me gusta verlo o si soy capaz de decirle lo que deseaba.
Mi cabeza se encuentra envuelta en dolor, el mismo que siento en varios puntos mi cuerpo. No ha sido un accidente, él ha querido acabar conmigo.
―No te muevas ―ordena Liel, su mano tocando mi hombro, su atención puesta en Rolan.
No parece el mismo desde la última vez que lo vi. Su ropa está gastada, rota de algunas partes como si hubiera estado peleando, algo que posiblemente sea cierto, tiene algunas manchas de sangre seca.
Pero se trata de su rostro, que parece aún más distinto. Una crueldad e indiferencia, que me hace temer.
Sus ojos están fijos en mí. Hay tanto odio en ellos.
―¿Qué demonios está mal contigo? ―cuestiona Liel mirándolo, pero manteniendo el mismo tono tranquilo de voz.
Creo que me he equivocado al decir que no siente nada. Aun cuando se mantiene sereno, puedo ver la tensión en su cuerpo, es como si luchara por mantenerse quieto y no arrojarse sobre Rolan.
―Es culpa suya que ella esté muerta, así que tomare su vida. Vida por vida ―sus palabras son indiferentes, demasiado opuestas a su expresión molesta.
El Rolan que veo, no se parece nada al hombre que describía Marine, aunque no puedo culparlo, en estos momentos lo mueve la furia. Y tampoco puedo decir que este equivocado, yo misma sigo pensando que soy responsable.
Había guardo una pequeña esperanza de que él pudiera encontrarla, de que Marine solo bloqueara mis pensamientos. No fue así. Y tiene razón. Si alguien más, alguien más fuerte y experimentado que yo hubiera estado ahí, probablemente no habría muerto. Incluso si no hubiera insistido en quedarme, posiblemente Marina tampoco se habría quedado. Así que sí, soy culpable.
―Eso es una estupidez, Rolan.
―No, no lo es.
―No puedes hablar en serio.
Él sacude la cabeza, desestimando las palabras de Liel.
―Me conoces, sabes que suelo bromear y no lo haría en esta situación. Te pido que te apartes y me dejes terminar con ella. Será menos doloroso.
Liel me mira y mi aspecto debe ser tan malo como me siento, que puedo escuchar como sus dientes rechinan. Hace lo contrario a la demanda de Rolan, poniéndose de pie, se coloca delante de mí. Su postura es relajada, pero no tengo dudas que está listo para defenderse. Lo vi con los impuros y puedo decir que no tendría problemas para atacarlo.
Pero eso no algo que desee que haga.
Intentó moverme, el dolor se expande por mi pecho y me deja sin aliento, es justo donde me ha golpeado. Pruebo mi brazo, pero parece estar dislocado y tambien en mi hombro izquierdo, que ha impactado la pared.
―Estás cometiendo un error.
―Liel...
―No, Rolan. ―Sacude la cabeza―. Estás cegado por el dolor, eso puedo entenderlo. Pero esto no tiene sentido.
―No podrías nunca entender, no has perdido a alguien como yo. Y si realmente me has considerado un camarada, te pido que te hagas a un lado y no intervengas.
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La guardia (Saga la Donante #4)
VampireLibro #4 de la Saga La donante. Una historia previa al inicio de la donante. Conoce un poco más sobre los guardianes silenciosos que custodian los muros de Cádiz... Historia previa a la donante, justo durante la guerra.