Los Pulsos Del Destino

Capítulo 55

Después de esa salida al lago,  las cosas cambiaron.Yoongi, Namjoon y Taehyung,  eran mucho más atentos con los omegas y los bebés.  Se esforzaban por demostrar su arrepentimiento,  su amor y su compromiso con sus hijos.  Ayudaban con cuidar a los bebés,  jugaban con ellos,  preparaban la comida…  en resumen,  se esforzaban por ser los padres que siempre debieron ser.

Sin embargo,  a pesar de la amabilidad y la dedicación de los alfas, Jin, Jimin y Jungkook,  no se sentían completamente seguros.  La confianza que una vez tuvieron en ellos se había roto,  y reconstruirla sería un proceso largo y difícil.  Si bien permitían la presencia de los alfas en sus vidas,  era principalmente por el bienestar de sus hijos.  El amor por sus bebés era incondicional,  y querían que conocieran a sus padres,  pero la desconfianza seguía latente,  una sombra que se proyectaba sobre su nueva y frágil convivencia.

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Los días transcurrían en una mezcla de momentos tiernos y otros de tensión.  Los alfas se esforzaban por ganarse la confianza de los omegas,  pero el camino era largo y lleno de obstáculos.  Había momentos de alegría,  como cuando los alfas jugaban con los bebés,  llenando la casa de risas y ternura.  También había momentos de incomodidad,  como cuando los alfas intentaban acercarse demasiado,  recordando a los omegas el daño que habían causado.

Woozi,  el hermano menor de Yoongi,  se convirtió en el tío consentidor de los mellizos,  Eun-bi y Jihoon.  Sin duda,  los genes de los Min eran fuertes,  ya que los mellizos tenían un parecido asombroso con Yoongi y Woozi.  Woozi pasaba horas jugando con ellos,  cantándoles canciones,  contándoles historias…  su presencia era una constante fuente de alegría para los pequeños y un alivio para los omegas,  quienes veían en él un apoyo incondicional.  Woozi,  con su personalidad cariñosa y divertida,  se convirtió en un miembro indispensable de su nueva y compleja familia.

Las semanas se convirtieron en meses.  La convivencia entre los alfas y los omegas era una mezcla de progreso y retrocesos.  Había días en que la confianza parecía crecer,  y otros en que la desconfianza volvía a aflorar.  Pero,  poco a poco,  con paciencia y dedicación,  se fue construyendo una nueva dinámica familiar,  una dinámica basada en el amor por los bebés,  en el arrepentimiento de los alfas y en la resiliencia de los omegas.  El camino hacia la reconciliación era largo y tortuoso,  pero la esperanza,  aunque frágil,  seguía brillando en el horizonte.  La familia,  aún imperfecta,  comenzaba a tomar forma,  unida por el lazo inquebrantable del amor y la responsabilidad.

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Era viernes por la tarde, y como ya era costumbre, Namjoon, Taehyung y Yoongi se encontraban en la casa de los hermanos Park.  La atmósfera era cálida y familiar,  un contraste con la tensión que había marcado sus primeros encuentros.  Hoy,  sin embargo,  la tranquilidad reinaba.  Los tres alfas se encontraban en las habitaciones de los bebés,  ayudando a Jin, Jimin y Jungkook a preparar a los pequeños para su siesta de la tarde.  La luz del sol de la tarde se filtraba a través de las ventanas,  iluminando las habitaciones con un brillo suave y cálido.

En la habitación de Yoon-Ah,  Namjoon,  con una ternura palpable,  le cantaba una canción de cuna a la pequeña,  mientras le arreglaba la manta con delicados movimientos.  Yoon-Ah,  con los ojos casi cerrados,  respondía con pequeños arrullos y sonrisas.  En la habitación de los mellizos,  Yoongi,  cambiaba los pañales de Eun-bi y Jihoon,  sus movimientos suaves y precisos.  Los mellizos,  cansados pero satisfechos,  bostezaban y se estiraban,  preparándose para dormir.  En la habitación de Tae-Young,  Taehyung,  con una paciencia infinita,  le contaba un cuento a su hijo,  mientras le daba un suave masaje en la espalda.  Tae-Young,  con los ojos fijos en su padre,  escuchaba atentamente,  su pequeño cuerpo relajado y tranquilo.