capitulo 45

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Después de algunos días en el hospital, Jimin finalmente regresó a casa junto a sus mellizos, Jihoon y Eun-bi.  La expectativa de criar a tres bebés era abrumadora, pero la realidad resultó… diferente. 

Mientras Jin lidiaba con el ritmo frenético de Yoon-Ah, Jimin se enfrentaba a un desafío opuesto:  Jihoon y Eun-bi dormían.  Mucho.  Increíblemente mucho.  Si Yoon-Ah era un torbellino de energía, sus mellizos eran dos angelitos dormidos, casi siempre.  La casa, en lugar del caos anticipado, tenía una extraña calma, interrumpida solo por el llanto ocasional de Yoon-Ah o el suave ronroneo de Somi jugando cerca de las cunas.

La primera semana fue un ajuste.  Jin, acostumbrado al ritmo agitado de Yoon-Ah, se sentía casi desorientado con la tranquilidad inusual.  Jungkook, con su bebé a punto de nacer, se sentía una mezcla de envidia y alivio.  Envidia por la aparente calma de Jimin, y alivio por no tener que lidiar con dos bebés a la vez.  Hoseok y Jackson, acostumbrados al caos, se sentían un poco perdidos, sus habilidades de "control de daños" casi inútiles.  Incluso Somi, acostumbrada a la energía de sus tíos, parecía un poco descolocada.

Jimin, por su parte, se sentía una extraña mezcla de alivio y culpa.  Alivio por la relativa tranquilidad, y culpa por no poder disfrutar plenamente de sus bebés.  Pasaba horas observándolos dormir, preguntándose si todo estaba bien.  Consultó a la doctora varias veces, quien le aseguró que los bebés estaban sanos y que algunos bebés simplemente duermen más que otros.  Aun así, la preocupación persistía.

Un día, mientras Jimin intentaba leer un libro, Eun-bi despertó.  Fue un momento mágico.  Sus ojos, grandes y oscuros, miraron directamente a los de Jimin.  Fue un instante de conexión pura, un vínculo silencioso que superó cualquier preocupación.  Eun-bi sonrió, un pequeño gesto que llenó a Jimin de una alegría inmensa.  Ese pequeño momento compensó todas las noches de silencio y las preocupaciones.

Otro día, fue Jihoon quien despertó.  Necesitaba comer.  Jimin, con una ternura infinita, lo alimentó, disfrutando cada segundo de esa intimidad.  El pequeño se quedó dormido en sus brazos, su respiración suave y tranquila.  Jimin aprovechó para acariciar su cabello, sintiendo la calidez de su cuerpo.  Ese momento de conexión, tan fugaz, fue suficiente para llenar su corazón de amor y gratitud.

La llegada del bebé de Jungkook se acercaba, y la casa se preparaba para un nuevo torbellino.  Pero Jimin, con la experiencia de sus mellizos dormilones, se sentía más tranquilo.  Había aprendido a apreciar los pequeños momentos, a disfrutar la calma entre las tormentas.  Sabía que la vida con tres bebés sería un desafío, pero también una aventura llena de amor y ternura.  Y, quién sabe, quizás el nuevo bebé traería consigo un poco más de caos, un poco más de vida, para equilibrar la paz de sus mellizos dormilones.







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Los días transcurrían en una extraña mezcla de calma y anticipación.  Mientras Jin luchaba contra el ritmo frenético de Yoon-Ah, una pequeña fiera con una energía inagotable, Jimin disfrutaba de una relativa paz gracias a sus mellizos dormilones, Jihoon y Eun-bi.  Jungkook, a punto de dar a luz, observaba la situación con una mezcla de envidia y terror.  La llegada de su bebé prometía un nuevo nivel de caos al ya peculiar ecosistema familiar.

Una tarde, mientras Hoseok ayudaba a cambiar pañales (una tarea que dominaba con sorprendente eficiencia, a pesar de sus protestas iniciales), la conversación derivó hacia las experiencias de cada uno con sus bebés.

JH-¡Qué suerte la tuya, Jimin!  Tus criaturas son unos ángeles dormidos.  Cuando Somi nació, Jackson y yo casi no pegamos el ojo en toda la noche.  Era un concierto de llantos ininterrumpido.  Parecía que tenía un contrato exclusivo con una fábrica de alarmas.

Los Pulsos Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora