Aether:La noche había sido una mezcla de decisiones, trampa y dolor. Pero lo que me quedaba claro era que ya no había vuelta atrás. No podía volver a mi antigua forma de pensar. Ya no era el hombre que se conformaba con perder, ni el hombre que tenía miedo de manchar sus manos. El miedo había quedado atrás, y lo único que me impulsaba ahora era una necesidad visceral de venganza.
Anastasia y yo estábamos en un lugar incómodo. En esa delgada línea entre aliados y algo más peligroso. Cada palabra que intercambiábamos era como una danza cuidadosamente orquestada, un juego en el que ambos sabíamos que no podríamos confiar por completo en el otro. Sin embargo, los objetivos eran claros: Prieto Alfano tenía que caer, y el imperio que él había construido, todo lo que había usurpado de mí, debía ser devuelto.
Nos reunimos al día siguiente en un sitio apartado, lejos de miradas curiosas. La oscuridad de la madrugada nos rodeaba, pero aún era temprano para empezar a pensar en lo que nos esperaba. Nos encontramos en un viejo almacén en las afueras de la ciudad. Las paredes agrietadas, el aire pesado y el eco de nuestras voces contrastaban con el lujo que habíamos dejado atrás.
—Lo que hicimos ayer fue solo un paso, Aether —dijo Anastasia, mientras caminaba hacia una mesa llena de papeles. En su voz no había nada de reproche, solo una calma imperturbable que me molestaba. No importaba lo que pasara, ella siempre mantenía esa calma. Quizás porque ella nunca se había jugado tanto como yo. O quizás porque ella sabía que no había lugar para las emociones.
—Lo sé —respondí, con voz grave—. Pero esa trampa de Alfano fue demasiado evidente. Nos subestimó. Ahora tenemos que aprovechar su error.
Anastasia se giró hacia mí, sus ojos penetrantes como siempre, como si estuviera midiendo cada palabra que decía.
—¿Cómo vamos a hacerlo? ¿Qué planeas?
Miré alrededor, como si las respuestas estuvieran escondidas en las sombras. No había un plan aún, pero sabía lo que necesitábamos. Necesitábamos algo que lo sacudiera, algo que lo desestabilizara tanto como él me había desestabilizado a mí. No bastaba con solo hacerle frente; teníamos que destruir todo lo que le daba poder, y eso significaba ir más allá de lo que él podía anticipar.
—El próximo movimiento tiene que ser directo —dije, con una calma que no sentía, pero que intentaba imponer. Mi mente ya estaba trabajando, cada pieza comenzaba a encajar. —Si dejamos que Alfano se crea que tiene el control, nunca ganaremos. Tenemos que atacarlo donde más le duele.
Anastasia no pareció sorprendida por mis palabras. Lo había dicho en voz baja, casi como si me estuviera hablando a mí mismo, pero ella entendió el mensaje. Sabía que una vez que alguien se adentraba en este mundo, las reglas cambiaban. Ya no era un juego de ajedrez: era una guerra sin cuartel.
—¿Sabes qué es lo que más le molesta? —me preguntó, con su tono afilado como siempre.
Fruncí el ceño. Sabía lo que tenía en mente, pero aún no podía darle el crédito de que su plan fuera el correcto. Ella era inteligente, demasiado inteligente, pero su frialdad me inquietaba.
a hablar.—Aether, ¿sabes lo que realmente tenemos que hacer? —me preguntó Anastasia, su tono grave, su mirada fija en la mesa frente a ella, que estaba cubierta de papeles y documentos que nadie debería haber visto. Yo, por mi parte, no estaba seguro de nada. Había muchas piezas del rompecabezas que aún no encajaban, pero tenía claro que no podíamos fallar. Había perdido mucho para llegar hasta aquí.
Respiré hondo y me acerqué a la mesa. Los papeles que Anastasia había esparcido en la superficie reflejaban planes y estrategias que, aunque bien pensadas, aún no lograban darme el control total sobre Alfano. Pero la única manera de tomar el control era anticiparnos a sus movimientos, y para eso, necesitábamos algo más que inteligencia. Necesitábamos algo que pudiera desestabilizarlo completamente, algo que él no pudiera prever.
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CRIADO PARA LA MAFIA
RomanceAether Konstantinou no es un hombre común. Criado bajo la sombra de uno de los capos más temidos de la mafia griega, su vida ha sido un campo de entrenamiento constante, un curso intensivo en crueldad y poder. En su mundo, la debilidad es sinónimo d...