Anastasia Nikolaos:Volver a Grecia después de tantos meses de entrenamiento me había devuelto una mezcla de emociones que no sabía bien cómo manejar. Por un lado, estaba el alivio de regresar a casa, a lo familiar. Pero, por otro lado, sentía un peso que no era capaz de sacudirme. Todo aquí parecía distinto, teñido por una oscuridad latente, como si algo invisible pero profundo se hubiera roto.
Era imposible ignorar el aura tensa en el ambiente, una tensión que, en el fondo, entendía perfectamente. Me había enterado de lo que había ocurrido con la madre de Aether, Rhea Konstantinou, una mujer que, para muchos, representaba la fuerza silenciosa de la familia. La noticia de su desaparición, el misterio de su supuesto asesinato... todo parecía una jugada brutal del destino. Para él, sin embargo, era mucho más que eso. Ella era su madre, su fortaleza, y no me hacía falta mucho para imaginar el vacío que estaría sintiendo.
Esa tarde, cuando vi a Aether cruzar el pasillo de la casa de mi padre, Alekos, supe que el tiempo había hecho estragos en él. Su rostro, más endurecido que nunca, reflejaba algo que me dolió ver: la pérdida total de paz, un dolor tan profundo que casi podía palparse. Quise acercarme, decirle algo que pudiera consolarlo, aunque fuera por un instante, pero no encontraba las palabras. Aether Konstantinou no era alguien que aceptara la compasión de los demás con facilidad, y mucho menos de una persona que, hasta cierto punto, era una extraña para él.
Sin embargo, en cuanto nuestros ojos se cruzaron, sentí un impulso que no pude detener. Caminé hacia él, sin importarme si me recibiría con rechazo o frialdad, y lo abracé. No fue un abrazo largo, ni tampoco intenso, pero en esos breves segundos pude sentir la carga emocional que llevaba encima. Sentí cómo su cuerpo se tensaba al principio, sorprendido, y luego, aunque sea por un instante, se relajó, como si hubiera encontrado un momento de tregua en medio del caos. Cuando me aparté, él me miró en silencio, sus ojos reflejando una mezcla de confusión y agradecimiento.
"Si necesitas algo... puedes contar conmigo," le dije, manteniendo la mirada en sus ojos, que parecían tan perdidos y agotados. Él no respondió, pero tampoco necesitaba hacerlo. Sabía que esas palabras se quedarían grabadas en su mente, incluso si nunca me lo admitía. Aether nunca había sido alguien de mostrar sus emociones, pero en ese momento parecía tan roto como yo alguna vez me había sentido en este mundo de sombras y lealtades inciertas.
Esa noche, ya de regreso en mi habitación, me encontré dándole vueltas a nuestro breve encuentro. Aether siempre había sido alguien que me intrigaba. Habíamos crecido en mundos similares, en familias que veían el poder y la lealtad como lo único importante, pero siempre había algo en él que lo distinguía. A pesar de la oscuridad que lo rodeaba, él tenía algo más profundo, una humanidad que, aunque intentara ocultarla, seguía ahí. Quizás era eso lo que hacía que no pudiera dejar de pensar en él, en lo que significaría para él perder a su madre de esa manera.
Desde pequeña, mi padre, me había inculcado que las mujeres en este mundo tenían un lugar asignado, una expectativa que cumplir. Siempre me había dicho que debía ser fuerte, que no debía mostrar debilidad ante nadie. Los años de entrenamiento fuera del país solo reforzaron esa idea, enseñándome que la compasión era un lujo que no podíamos permitirnos. Pero al recordar la mirada de Aether, llena de dolor, toda esa armadura parecía haberse desmoronado.
Esa misma noche, decidí escribir una carta a mi padre. Quizá nunca se la entregaría, pero necesitaba sacar de alguna forma todo lo que llevaba dentro. Sabía que Alekos vería cualquier muestra de debilidad como una falla, y aún así, necesitaba expresar lo que me estaba consumiendo.
"Papá,
Hoy vi a Aether, y estaba tan perdido que no pude evitar pensar en lo que nos hace esta vida, en lo que le hace a quienes amamos. Sé que para ti el poder y la lealtad son lo único que importa, y que no hay espacio para la compasión. Pero al ver el dolor en sus ojos, no pude evitar preguntarme si realmente vale la pena todo esto. ¿Vale la pena sacrificarlo todo, incluso nuestra humanidad, por un poder que al final no nos salva de nada?
Sé que esto te parecerá una debilidad, un pensamiento sin sentido. Pero necesito que sepas cómo me siento, aunque solo sea esta vez. Este mundo, papá, está lleno de sombras, y a veces tengo miedo de que un día me consuma. Y aunque sé que este es el único camino que puedo seguir, no puedo evitar pensar que quizá, solo quizá, podríamos encontrar algo más allá del poder.
Con amor,
Anastasia"Guardé la carta en mi escritorio, sin saber si algún día tendría el valor de dársela a mi padre. nunca entendería esta vulnerabilidad; para él, cualquier debilidad era imperdonable. Pero el simple hecho de haberla escrito me hizo sentir más ligera, como si, por un momento, pudiera recordar quién era realmente.
Mientras tanto, mis pensamientos volvían a Aether. Él no tenía ese consuelo, no tenía a nadie que entendiera lo que estaba sintiendo, y lo peor de todo es que tampoco se lo permitiría. Para Aether, cualquier muestra de emoción era un riesgo, una grieta que podía aprovechar cualquiera que quisiera verlo caer. Sabía que no podía hacer mucho, pero quizá, solo quizá, algún día él entendería que no estaba tan solo como pensaba en medio de esta oscuridad.
Tal vez mi papel en esta historia no era solo ser una aliada en la venganza que él buscaba. Tal vez, solo tal vez, podría ser la chispa de humanidad que lo ayudara a recordar quién era realmente, y no dejar que el odio y la venganza lo consumieran.
🙁💙
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CRIADO PARA LA MAFIA
RomanceAether Konstantinou no es un hombre común. Criado bajo la sombra de uno de los capos más temidos de la mafia griega, su vida ha sido un campo de entrenamiento constante, un curso intensivo en crueldad y poder. En su mundo, la debilidad es sinónimo d...