Un Vínculo Inquebrantable

77 6 0
                                    

La mañana siguiente, la luz suave del amanecer entró por las ventanas del refugio, iluminando la habitación donde Kartein descansaba. Kayden no se había apartado de su lado en toda la noche, aunque su compañero ya había caído en un sueño profundo, tras horas de descanso necesario. Sin embargo, Kayden no podía relajarse por completo. Sabía que Kartein solo usaba sus poderes curativos con aquellos por quienes sentía algo verdadero, algo que iba más allá de la simple amistad. Para él, esa habilidad era algo íntimo, algo que compartía solo con las personas que realmente importaban.

Kayden se recostó en la silla cerca de la cama de Kartein, observando con atención cómo el curandero respiraba de manera tranquila, su rostro aún marcado por el cansancio de los últimos días. No solo se había entregado completamente a sanar a Sucheon, sino que había usado su poder incluso cuando sus propias reservas de energía ya estaban al límite.

“Eres tan tonto…”, pensó Kayden, sonriendo con un dejo de preocupación. Kartein nunca lo admitiría, pero su exceso de sacrificio lo estaba desgastando. Sin embargo, eso era parte de lo que amaba de él: esa naturaleza desinteresada, esa necesidad de ayudar a los demás, incluso cuando no debía.

Después de un largo rato, Kartein despertó lentamente, sintiendo la familiar presencia de Kayden a su lado. Cuando abrió los ojos, la primera imagen que vio fue la de su compañero, quien estaba mirando fijamente, como si estuviera esperándolo a despertar.

—¿Dormiste bien? —preguntó Kartein con una sonrisa, aún medio adormilado.

Kayden asintió, pero su expresión no era tan tranquila. —Podrías descansar más, Kartein. No eres invencible.

Kartein se sentó lentamente, ignorando la sensación de pesadez en su cuerpo. —Ya te dije, estoy bien. Solo necesito un poco más de tiempo.

Kayden suspiró, pero esta vez, su voz era suave y seria. —Lo sé. Pero, ¿qué pasa cuando no puedes ayudar a alguien, Kartein? ¿Qué pasa cuando te piden algo que sabes que te va a afectar, pero aún así lo haces?

Kartein lo miró, con la ceja levantada. Sabía exactamente a qué se refería Kayden. La última vez que había usado su poder para sanar a alguien, había sentido cómo su cuerpo se estaba colapsando por el esfuerzo. Había querido negarse, pero el afecto que sentía por esa persona, la necesidad de ayudar, lo había impulsado a hacerlo, a pesar de todo.

—Si no lo hago, ¿quién lo hará? —respondió Kartein con una ligera sonrisa, pero sus ojos mostraban una vulnerabilidad que rara vez dejaba ver. —No puedo quedarme de brazos cruzados, Kayden. No cuando alguien me necesita. Lo hice por ti, lo haría por cualquier persona que lo necesitara. Y sabes que no lo hago porque me lo pidan. Solo lo hago si siento que realmente importa.

Kayden suspiró, dejando escapar una risa ligera. —Sé que no usas tu poder con cualquiera, Kartein. Es por eso que me preocupo más. Eres tan… tonto, pero también tan increíble.

Kartein lo miró fijamente, como si evaluara sus palabras. Entonces, en un gesto inesperado, extendió la mano hacia Kayden, tomando su brazo suavemente.

—Solo te pido una cosa —murmuró Kartein—. No me mires como si fuera frágil. Sé cuándo tengo que descansar. Sé cuándo tengo que detenerme.

Kayden no respondió de inmediato. En lugar de eso, tomó la mano de Kartein con firmeza, llevándola a sus labios y besando suavemente los dedos de su compañero. —No te trataré como si fueras frágil, Kartein. Pero, por favor, no te olvides de cuidarte también. Te necesito tanto como tú me necesitas a mí.

Kartein cerró los ojos por un momento, permitiendo que la calma de las palabras de Kayden lo envolviera. No podía negar que, aunque su fuerza era esencial para proteger a los demás, también era algo que le preocupaba. No quería que la gente a la que amaba se sintiera responsable de su agotamiento, pero a veces, simplemente no podía evitarlo.

El silencio entre ellos era cómodo, profundo. Aunque ambos sabían que debían centrarse en el futuro, Kartein no pudo evitar mirar a Kayden y sentirse agradecido. Esa conexión entre ellos, esa confianza mutua, no era algo que tuviera con nadie más. Y eso lo hacía más vulnerable de lo que estaba dispuesto a admitir.

A unos pasillos de distancia, Jiwoo se encontraba nuevamente junto a Sucheon. Aunque el joven estaba algo más animado, su rostro aún reflejaba preocupación por su amigo. Desde que había llegado al refugio, Jiwoo no se separaba de Sucheon, quien parecía no saber cómo lidiar con la cercanía constante del chico rubio.

Sucheon, a regañadientes, se había acostumbrado a la presencia de Jiwoo, aunque no podía evitar sentirse un poco incómodo por el cuidado excesivo que recibía. No era algo que él buscara, pero había algo en la dedicación de Jiwoo que lo conmovía sin que él quisiera admitirlo.

—¿Por qué sigues aquí? —preguntó Sucheon, medio molesto, medio curioso.

Jiwoo lo miró con los ojos brillando de preocupación. —Porque te quiero ver bien, Sucheon. Y no voy a irme hasta que estés completamente recuperado.

Sucheon resopló, pero en su mirada había algo suave. —Eres un caso perdido, ¿sabías?

—Tú eres el caso perdido, no yo —respondió Jiwoo con una sonrisa juguetona.

Ambos se quedaron en silencio por un momento, pero la conexión que comenzaba a crecer entre ellos era palpable. Aunque ninguno lo dijera en voz alta, ambos sabían que algo más se estaba desarrollando.

¿Amor? (Jiwoo X  Sucheon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora