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Jisung había estado caminando sobre una cuerda floja desde que Minho le había dado una semana para empacar sus cosas y desaparecer

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Jisung había estado caminando sobre una cuerda floja desde que Minho le había dado una semana para empacar sus cosas y desaparecer. Cada día era una mezcla de miedo y desesperación, pero el Omega no podía permitirse quebrarse. No con su bebé dependiendo de él.

Esa tarde, mientras limpiaba la sala en silencio, sintió un leve calambre en el vientre. Lo ignoró, atribuyéndolo al estrés, pero a medida que avanzaba el día, el dolor se intensificó. Era un dolor sordo al principio, pero pronto se convirtió en un punzante malestar que lo hizo detenerse y sujetarse del respaldo del sofá.

"No puede estar pasando ahora", pensó, su respiración entrecortada mientras trataba de calmarse. Las palabras del médico resonaron en su mente: debía evitar cualquier tipo de esfuerzo físico. Pero entre mantener el apartamento en orden y no provocar a Minho, ¿qué opciones tenía?

Decidió recostarse un momento, esperando que el dolor disminuyera. Sin embargo, cuando se levantó para ir al baño, sintió algo húmedo y cálido entre sus piernas. Bajó la mirada, y su corazón se detuvo al ver manchas de sangre en la tela de su pantalón.

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El pánico lo invadió. No podía quedarse ahí. Tenía que llegar al hospital, pero ¿cómo hacerlo sin que Minho se enterara? Él todavía no había regresado, y las sirvientas estaban ocupadas en otra parte de la casa. Decidió no arriesgarse. Se cubrió con una chaqueta larga, tomó su bolso y salió apresuradamente del apartamento.

El camino hacia el hospital fue un suplicio. Cada paso le recordaba que estaba al borde de perderlo todo. Al llegar, apenas pudo explicarle a la recepcionista lo que ocurría antes de ser llevado de urgencia al área de obstetricia.

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—Tiene que quedarse en reposo absoluto, señor Han —dijo el médico, con el ceño fruncido mientras revisaba las gráficas de su monitor—. Ha tenido un desprendimiento parcial de placenta. Su bebé está estable, pero usted corre un riesgo significativo si no descansa.

Jisung asintió débilmente, aferrándose a la sábana con las manos temblorosas. Las lágrimas corrían por su rostro, pero no dijo nada. No podía permitirse mostrar más debilidad.

—No puedo quedarme aquí mucho tiempo —murmuró al médico, con voz apagada—. Por favor, ayúdeme a regresar a casa.

El doctor lo miró con escepticismo.

—Señor Han, no puedo recomendarle eso. Necesita estar bajo observación, al menos por unos días.

—Por favor... —insistió Jisung, casi rogando—. Si alguien se entera de que estoy aquí... podría ser peor para mí.

La intensidad en su mirada parecía bastar para convencer al médico. Tras unas horas de estabilización y con medicamentos prescritos, le permitieron regresar a casa con la condición de que no se moviera más de lo necesario.

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Cuando Jisung entró nuevamente al apartamento, la casa estaba en silencio. Minho todavía no había llegado. Se dirigió a su habitación con pasos temblorosos y se dejó caer en la cama, abrazando su vientre como si eso pudiera proteger a su bebé de todo el mal que los rodeaba.

Las lágrimas volvieron a fluir, silenciosas, mientras acariciaba suavemente su abdomen.

—Lo siento tanto... —susurró—. No voy a fallarte otra vez. Te lo prometo.

El Omega sabía que no podía permanecer más tiempo bajo el techo de Minho. Esta vez, no era solo su vida la que estaba en peligro; era la de su bebé. Tenía que encontrar una forma de escapar, y rápido.

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Horas después, cuando Minho finalmente llegó a casa, Jisung ya estaba acostado en la cama, fingiendo dormir. No podía dejar que el Alfa viera su debilidad. Cuando los pasos de Minho resonaron por el pasillo, su cuerpo se tensó, pero el Alfa pasó de largo, sin molestarse en entrar a la habitación.

Respirando aliviado, Jisung cerró los ojos. Mañana comenzaría a buscar una salida. Sabía que no sería fácil, pero ahora no tenía otra opción. La vida de su bebé dependía de ello.

 La vida de su bebé dependía de ello

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Do you love me? || Minsung - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora