๑ 11

108 15 3
                                    

Tras días encerrado en el sótano, la puerta finalmente se abrió

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Tras días encerrado en el sótano, la puerta finalmente se abrió. Minho estaba de pie en el umbral, su expresión fría como el hielo.

—Puedes salir, Jisung —dijo con indiferencia—. Pero no creas que esto cambia algo.

El Omega, debilitado y tambaleante, apenas tuvo fuerzas para levantarse. Con una mano en la pared para sostenerse, salió lentamente del sótano. A pesar del alivio de estar fuera, no podía ignorar el desprecio en la mirada de Minho.

—No intentes nada estúpido —advirtió el Alfa antes de marcharse, cerrando la puerta principal con un portazo.

Jisung sabía que el mensaje era claro: aún estaba bajo vigilancia, pero ahora tenía acceso a algo que no había tenido en días: libertad limitada. Aprovechó esa oportunidad para tomar una decisión final.

.
.
.

Esa misma noche, mientras Minho estaba fuera, Jisung escribió una carta sencilla y clara. Los papeles del divorcio. Con manos temblorosas, los firmó, decidido a no continuar viviendo bajo el control de Minho. Si él no lo quería a él ni a su bebé, entonces los liberaría de esa pesadilla.

Al día siguiente, con los documentos en mano, decidió ir directamente a la oficina de Minho para entregárselos en persona.

.
.
.

Cuando llegó al edificio, Jisung sintió un nudo en el estómago. Había estado allí muchas veces antes, siempre buscando a Minho con la esperanza de que lo recibiera con una sonrisa que nunca llegó. Esta vez, sin embargo, no esperaba nada.

Subió hasta el piso donde Minho tenía su oficina, sosteniendo los papeles con fuerza contra su pecho. Justo cuando estaba a punto de entrar, escuchó risas provenientes del interior. Risas femeninas y coquetas.

Jisung se detuvo en seco, su curiosidad superando su miedo. Se asomó por la rendija de la puerta entreabierta, y lo que vio hizo que su corazón se detuviera.

Minho estaba allí, sentado en su silla de cuero, con Soyeon sentada en su regazo. Ella le pasaba una mano por el pecho mientras reía, y Minho, claramente cómodo, le devolvía la sonrisa.

—No entiendo cómo soportas a ese Omega tan patético —dijo Soyeon, con un tono burlón mientras jugaba con la corbata de Minho—. Es obvio que no te merece.

Minho se encogió de hombros, como si la mención de Jisung no le importara en lo más mínimo.

—Es solo una carga —respondió con frialdad—. Pero no te preocupes, no estará en mi vida por mucho más tiempo.

El mundo de Jisung se vino abajo en ese instante. Sabía que Minho lo despreciaba, pero verlo así, tan cómodo y feliz con Soyeon, mientras hablaban de él como si fuera un objeto desechable, fue un golpe demasiado fuerte.

Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, pero no se permitió llorar en voz alta. No quería que lo vieran. En lugar de eso, dejó los papeles del divorcio sobre el escritorio de la recepcionista, con una nota que decía: "Esto es lo que querías. Espero que seas feliz".

Con el corazón roto y las piernas temblorosas, Jisung salió del edificio antes de que alguien pudiera notarlo.

.
.
.

De regreso en casa, se derrumbó en la cama, abrazando su vientre mientras las lágrimas caían sin control.

—Lo siento tanto, pequeño… pensé que esto sería más fácil, pero me equivoqué —susurró, acariciando su abdomen.

Aunque el dolor lo destrozaba, una chispa de determinación brilló en su interior. Minho podía haber ganado esta vez, pero Jisung sabía que tenía que ser fuerte, por él y por su bebé. Harían su vida lejos de Minho, sin importar lo que tuviera que hacer para lograrlo.

.
.
.

Mientras Jisung se debatía entre sus pensamientos, Minho recibía los papeles en su oficina. Aunque su rostro permaneció impasible, el Alfa apretó los dientes con furia.

—Así que finalmente tomó una decisión —murmuró para sí mismo, arrojando los papeles sobre su escritorio.

Soyeon, quien aún estaba a su lado, se inclinó hacia él con una sonrisa maliciosa.

—Esto es perfecto, Minho. Es justo lo que querías, ¿no? Ahora puedes librarte de él sin ninguna atadura legal.

Minho la miró de reojo, y una sonrisa fría se dibujó en su rostro.

—Tienes razón. Pero no voy a dejar que esto termine tan fácil.

Sacó su teléfono y marcó un número.

—Asegúrense de que no salga de casa esta noche —ordenó en un tono gélido—. Quiero que desaparezca para siempre.

.
.
.

Esa misma noche, Jisung sintió que algo no estaba bien. Desde la ventana de su habitación, vio a dos hombres desconocidos merodeando cerca de la entrada. Su instinto le gritaba que escapara, pero antes de poder moverse, la puerta principal se abrió de golpe.

Los hombres entraron con pasos decididos, y Jisung apenas tuvo tiempo de retroceder antes de que lo sujetaran con fuerza.

—¡Suéltenme! ¡Déjenme ir! —gritó, luchando con todas sus fuerzas, pero estaba demasiado débil para resistirse.

—Lo sentimos, Omega —dijo uno de los hombres con una sonrisa burlona—. Son órdenes del jefe.

Antes de que pudiera reaccionar, le taparon la boca con un pañuelo empapado en un líquido extraño. El mundo comenzó a desvanecerse a su alrededor mientras su bebé daba una última patada dentro de su vientre, como si intentara protegerlo.

—Lo siento, pequeño… —murmuró antes de caer inconsciente.

.
.
.

Minho recibió la llamada minutos después.

—El trabajo está hecho, jefe. El Omega ya está en camino al lugar que pidió.

El Alfa se apoyó en su silla con una sonrisa satisfecha.

—Buen trabajo. Asegúrense de que no vuelva nunca más.

Con esas palabras, Minho cerró la llamada, sin saber que el destino de Jisung no sería tan simple como había planeado.

Con esas palabras, Minho cerró la llamada, sin saber que el destino de Jisung no sería tan simple como había planeado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Happy or sad? Cómo creen que termine.

Do you love me? || Minsung - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora