Capítulo 18. Debora

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El entierro fue rápido.

Yo me hallaba tomada de la mano de William, mientras sus hijos estaban a su otro lado. Me rompía verlos así, con el rostro húmedo y maltratado por llorar. Solo vinieron par de conocidos, no muchos realmente. Pero la verdad, estaban quienes debían estar. Siempre he pensado que en el día final solo son dignos de estar quienes estuvieron en vida. Presentes, atentos, dispuestos. La muerte no debería ser quien nos haga entender que pudimos haber hecho más, que hubo palabras que no se dijeron y que ahora están vencidas. En mi caso, me alegro de haber llegado a tiempo.
Le sonreí al ataúd, a ella de alguna manera. Agradecida por no tener motivos para permanecer en el odio. De haber sido liberada. Ambas de hecho. La mentira no está hecha para que dure para siempre.

Voy a descubrir quién está detrás de todo. Dije en mi mente.

-Me debes una historia.

Respondió Franco a la distancia. Giré en dirección al carruaje estacionado a la distancia. Me había comentado al bajar que el sol estaba demasiado potente a esta hora del mediodía y que era mejor que esperara dentro.

-Tú me debes muchas más.

Respondí en un tono burlón intentando que nadie viera la arruga en la comisura de mis labios al reprimir una sonrisa algo tímida.

-Debora, encontré algo que puede interesarte.

Me dice William alejándome de mis pensamientos.

-Encontré un documento. Debe ser el mismo del que hablaba Julieta. De tu madre, y los estudios que le hicieron. Creo que los robó.

-¿Los trajiste contigo?

-Son varios archivos. Vas a tener que hacernos la visita. Si tu esposo tuvo algo que ver no querrás que sepa que estás investigando.

Asiento. Tiene mucha razón.

-Papá, ¿crees que mamá esté en el cielo?

La voz del más pequeño nos hizo romper el intercambio y buscar su rostro, quien apuntaba hacia las nubes.

-David, no sé qué sucede después que uno deja de existir, pero estoy seguro que el cielo existe para aquello que han sido buenos en la tierra.

-¿Crees que mamá fue buena?

-Lo fue.

Esta vez respondo yo poniéndome de cuclillas para estar a su altura. Sosteniendo su rostro entre mis manos.

-Por eso, tú también debes ser bueno, para que puedas volverla a ver.

El pequeño sonríe, y vuelve a mirar las nubes. Si tanta promoción le dan al infierno, más debería tenerla la esperanza. No creo en lugares de tortura eterna, pero si en cielos de paz y dicha plena.

-Te echaba de menos Debora.

No esperaba que dijera eso, pero luego me doy cuenta que solo ha pasado un año. Sigue siendo el pequeño al que le leía cuentos para dormir. Hoy cuenta con seis años ya. Le sonrío.

-Prometo hacerte la visita cada semana. Esta vez, todo será diferente.

Digo esta última frase mirando a William, quien también se agacha, y nos abraza.

-Cielos azules, siempre.

Digo y David sonríe. Jaxon también se deja caer al lado de su hermano. Por primera vez, me hallé cerca de casa, cerca del cielo. 

 

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⏰ Última actualización: 12 hours ago ⏰

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