CAPÍTULO 24

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Cuando llegamos al PentHouse, al instante Rosemary y sus hermanos nos dejaron solos ya que Rose quería llegar a su casa y yo estaba demaciado cansada para seguir caminando. Voy al comedor y me siento en una de las sillas.

-¿Cansada? -Pregunta Elliot.

-Demaciado -Digo sacándome los zapatos y haciendo pequeños masajes a mis pies- Elliot...

Este fue al cuarto a dejar las bolsas con cosas que trajo él.

-Dime -Dice sentándose enfrente mío.

-¿Cuál era el paso que decías?

-Oh, cierto ese paso.

Se levanta y me ofrece su muñeca con el puño cerrado, lo tomo rápidamente y me ayuda a levantarme de la silla, me lleva al cuarto de música, cuando entramos cierra la puerta tras nuestro, va al componente de música y pone una canción en un volumen bastante bajo.

-¿Cómo se llama?

-¿Te refieres a la canción?

-Si.

-Bliss de Danny Elfman.

-¿Cómo es que sabes de tantas canciones?

-Se, por que escucho.

Me posiciono justo en medio de la habitación viéndome fijamente a los espejos.

Aún no me acostumbro a verme rubia y más alta, en pocas palabras diferente.

-¿Lista? -Preguntó caminado hacia mí y deteniendose a mis espaldas.

-¿Para qué?

La verdad no se que es lo que va a hacer y espero que no sea nada malo.

-Nicole, necesito que confíes en mí.

-¿Cómo quieres que confíe en ti?, si ni siquiera se que vas a hacer.

-Yo no voy a hacer nada, tú lo vas a hacer. Y lo que vas a hacer es convertirte en un ángel.

-¿Entonces no soy un ángel?

-No del todo, los Ángeles tienen alas ¿No?

-Si

-¿Y tú tienes alas?

Niego con la cabeza.

-Eso es lo que te voy a mostrar, a como sacar tus alas.

Asiento.

-¿Qué tengo que hacer?

Carraspea su garganta haciendo que un pequeño escalofrío recorra mi espina dorsal.

-Esto podría llegar a ser un poco incómodo, para ti como para mí.

Vuelvo a asentir con la cabeza esperando el momento incómodo.

-Necesito que te quites la blusa.

-¿Qué? -Pregunto frunciendo el ceño, y sorprendida.

Esperaba cualquier cosa incómoda menos esto.

-Necesito que te quites la blusa.

-¿Para qué?

-Para que tus alas puedan salir.

-¿Pero no se puede con ropa?

-Si, pero eso es después

-¿A que te refieres con después?

-Nicole, sólo hazlo, después te explico.

-No -Replico dando una paso hacia adelante apartandome de él.

Suspira dándole aún más dramatismo a esto.

-Sólo hazlo -Dice con voz tranquila.

-No -Mi voz suena más dura de lo que pretendía.

-Nicole, tengo que tomarte medidas para saber de qué tamaño tiene el ancho de tus alas.

Sopeso un momento lo que ah dicho, y al final termino accediendo.

-Bien, pero sólo será esta vez -Digo retirando el espacio que nos separaba.

-Solo está vez, lo prometo -Su voz sigue sonando tranquila.

Suspiro un par de veces antes de quitarme la blusa, y tapando la parte delantera de mi cuerpo, a pesar de que llevo sujetador.

Acerca las manos a mi espalda y antes de tocarme dice:

-Voy a desabrochar el sujetador.

Asiento y el lo hace. Me siento desprotegida y desnuda.

Siento la calidez de sus manos tocar mi espalda suavemente.

-Cierra los ojos -Dice en un susurro.

Lo obedezco y me pierdo el la calidez de sus manos y su cuerpo que ahora está más junto al mío y en la música.

Las voces penetran mis oídos haciendo que olvide todo.

-Necesito que te imagines tus alas -Dice a mi oído, y haciendo que regrese a la tierra.

-¿Cómo?

-Imagina como estamos en este momento, imagina el cuarto de música, imagínate a ti, de pie en mitad de la habitación...

-¿Cómo soy ahora o como era antes? -lo interrumpo

-Eso no importa.

Hago lo que me pide, me imagino como era antes a mitad del cuarto de música, sin blusa y el a mi espalda.

-Ahora, imagina que sientes algo dentro de ti, en tú espalda, un sentimiento de una pequeña opresión, como si algo creciera en tu espalda.

Intento imaginar el sentimiento, es muy difícil, pero puedo jurar que en verdad estoy sintiendo algo.

Sus manos acarician toda mi espada de arriba hacia abajo y de derecha a izquierda, pero sin ningún orden en específico. Una corriente eléctrica recorre mi espalda haciendo que suelte el pequeño gemido.

-Tranquila.

«cielos, me escucho -Pienso»

-Ahora, como si pequeñas y diminutas plumas blancas salen de la mitad de tu espalda y sólo están separadas por una distancia de 10 céntimos de donde crecen de lado contrario, el sentimiento como si estuvieran estirando tu piel, como si estuvieran arrancando un cabello.

Imagino precisamente lo que me pide, y no se si es sólo un juego de mi mente o si en verdad estoy sintiendo lo que me dice.

-¿Te duele? -Me pregunta con voz dulce a mi oído y en un susurro.

-No -Digo al igual en un susurro.

No Me AbandonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora