CAPÍTULO 12

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Cuando metí de nuevo todo a la caja y estaba a punto de quitarme la bata que llevaba del hospital, recordé a Elliot, esperé, pero no escuche que saliera o corriera la cortina así que me giré y hay seguía de pie mirándome fijamente. Me quedé quieta esperando a que entendiera que iba a cambiarme, pero no lo hizo seguía viéndome.

-Voy a cambiarme -Dije al fin.

-Lo siento -Vi como se sonrojo y para que no lo viera bajo la mirada y corrió la cortina con rapidez.

Me cambié lo más rápido posible, cuando ya estaba listo doble la bata y la deje sobre la cama destendida, tome la caja y salí de la habitación y en la sala de espera me encontré con Thomas. Me paré en el marco de la puerta viendo fijamente a Thomas, después de unos minutos de que lo observaba se percató que estaba viéndolo. Me sonrió, pero no con esa sonría que hacía que sus ojos se hicieran chiquitos, le devolví la sonrisa amablemente y se levantó de la silla camino hacia mi y tomó la caja. Caminamos para buscar a mamá Lucy y cuando la encontramos ya había terminado de hacer el papeleo para irme a casa.

Al llegar a casa Thomas cerró la puerta detrás de él. Aún tenía la caja así que me la tendió, cuando la tomé baje la mirada hacia la caja ya que no quería ver a mamá Lucy a los ojos, aún sigo avergonzada a tal estupidez.

-El Ángel ya dijo que sucederá después. -Dijo mamá Lucy fríamente.

-Mamá yo...-Dijo Thomas tratando de remediar algo que ya no tenía remedio.

-¡YA THOMAS! -Gritó Lucy bastante alterada -Estoy muy cansada -Dijo más tranquila, pero seguía enojada.

Dicho esto mamá Lucy se fue a su habitación dándome un beso en la frente y diciéndome algo al oído que me hirió mucho escuchar y sobre todo, escucharlo de ella: "Tus padres estarían defraudados de ti, como yo lo estoy ahora de ti y de Thomas". Después se despidió de Thomas dándole un beso en la mejilla y también le dijo algo al oído y se retiró. Al cerrar la puerta no puede soportar más y comencé a sollosar. Thomas me abrazó y yo lo abracé a el, en verdad tenía mucho miedo y lo estaba demostrado.

Escuché como Thomas suspiró entrecortadamente, al levantar la vista y verlo a la cara, me di cuenta que el también estaba llorando. Inmediatamente deje de abrazarlo y le quité con mis largos dedos, las lágrimas que caían por sus mejillas. El no pudo más y comenzó a sollozar de nuevo por lo bajó. Lo abracé e intente calmarlo.

-Thomas, todo está bien.

-No Nicole, nada está bien, nada.

-Thomas, en verdad está bien.

-Lo lamento, no debí haberte llevado, si no te hubiera dicho nada, no te estarían llevando por mi culpa, vas a morir por mi culpa.

-¡No! -Digo algo alterada, me separó de el y lo miro fijamente a los ojos aún llenos de lágrimas-No es tu culpa, no lo hiciste a propósito, lo sé, sólo querías lo mejor para mi.

-Nicole, te Privé de muchas cosas, como puedes no culparme, tu ya no vas a poder casarte, conocer al amor de tu vida, tener hijos, quizá ver a tus nietos, Nicole, vas a morir joven y Virgen.

Me encogí de hombros, el tenía razón, ya no iba a tener hijos, iba a morir joven. Yo siempre había soñado con casarme, tener hijos una familia, y todo se esfuma gracias a un regalo de cumpleaños. Negué con la cabeza intentando no sentirme deprimida, y ver el lado positivo de todo lo malo que me sucedía.

-Por lo menos no voy a volver a trabajar -Thomas soltó una risa en secó pero sin mucho entusiasmo, igual que mi risa -Por lo menos no moriré Virgen -Al decir esto cerré mis ojos sintiéndome como una estúpida, ya que ni mamá Lucy ni Thomas sabían que ya no era Virgen.

-¿Qué? -Preguntó curioso.

Aún con los ojos cerrados, sentí como la sangre se dirigió a mi cara sonrojandome y baje la vista, al abrir mis ojos me encontré con los zapatos de el y en medio de estos los míos. En verdad me sentía como una estúpida.

-¿Cuándo? -Preguntó

-Hace meses.

-¿Con quién?

Negué con la cabeza ya que no quería que lo supiera.

-¿No sabes?

-No, si se, pero no te lo pienso contar.

-¿Porque?

-Por que es muy personal. -Se calló unos segundos y después continuó.

-¿Te arrepientes?

-No.

Pasaron segundos y lo volví a abrazar, no quería soltarlo jamás.

-Yo si -Dijo de pronto, y supe que el si se arrepentía el con quien fue su primera vez, no dije nada y seguí abrazando su ancho cuerpo, llorando por que quizá está sería la última vez que lo abrazaba de esta forma, ya que la última vez que lloré con el y lo abracé así, fue cuando tan sólo éramos unos niños.

No Me AbandonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora