Capítulo 36: Seguir avanzando

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"My disaster, you're my only answer. You got me thinking that I could be your master. Pretty baby, you're my heavy ocean, weigh me down and give me your devotion. Tell me the things that you want (you want). I give you all that I've got (I've got). Open your eyes, then you will see, it's just you and me. Only throwing out the key, just living in a dream, it's just you and me. Only listen to you breathe, just living in a dream, It's just you and me..."

"Mi desastre, eres mi única respuesta. Me hiciste pensar que podría ser tu maestro. Bebé lindo, eres mi océano pesado, pésame y dame tu devoción. Dime las cosas que quieres (quieres). Te doy todo lo que tengo (tengo). Abre los ojos y entonces verás, solo somos tú y yo. Sólo tirando la llave, sólo viviendo en un sueño, somos sólo tú y yo. Sólo te escucho respirar, solo vivo en un sueño, somos solo tú y yo..."

-Only/Imagine Drangons

Miércoles 18 de octubre del 2023, Chicago, Illinois, 05:00 p.m.

Marissa

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Marissa

La oficina de Oscar era un reflejo de su carácter: elegante, sobria y con un toque artístico. Una ventana panorámica permitía que la cálida luz del atardecer bañara la estancia, llenándola de tonos dorados y ocres que parecían animar las réplicas de las obras maestras que colgaban en las paredes. La noche estrellada palpitaba con su energía caótica, mientras Los girasoles irradiaban con calidez, como si compartieran la esencia de quien había elegido exponerlas allí.

Un estante de madera oscura ocupaba un muro completo, repleto de libros sobre historia del arte, diseño, teoría del color y algunos otros de toque más clásico como El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde, La Odisea de Homero y La Divina Comedia de Dante. Alighieri, todos ordenados con precisión obsesiva. Frente a este, vitrinas de cristal albergaban diseños icónicos de las colecciones pasadas de Óscar. Eran trofeos silenciosos de su genio creativo y su éxito indiscutible.

Estaba sentada en el sofá de gris claro junto a la ventana, con las piernas cruzadas y una carpeta descansando en mi regazo. Apoyé el mentón sobre una mano mientras tamborileaba con los dedos en la tapa, más como un reflejo de inquietud que por concentración genuina y frente a mí, las notas de la reunión de la que habíamos salido apenas unos minutos atrás permanecían intactas. Tenía la mente atrapada en una maraña de pensamientos. La gala del fin de semana había sido un éxito brillante y con ella, los Plasencia habían lanzado una noticia que todavía me retumbaba en el pecho: la presentación de la colección se llevaría a cabo en Venecia.

La sola idea le causaba un nudo en el estómago. Y es que aunque Venecia, con sus canales y su aire encantador sería un escenario perfecto, también parecía ser la trampa ideal, porque tenía muy en claro que Salvatore y Bernardo no dejarían pasar la oportunidad para volverse la situación más sencilla. Iría a su país, sería como servirme en bandeja de plata para ellos... Y la excusa era tan elegante como letal. En mi cabeza, las opciones se desmoronaban una a una, como un castillo de naipes bajo la amenaza de un viento implacable.

¡Amor de-sastre! (Oscar Isaac y tú) [EN CURSO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora