Capítulo 2: La llegada a casa.

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"It's just оnе mооn tоnight, thаt соuld nеvеr bе еnоugh. Brоkеn in twо 'cаusе thе wоrld just plаys sо rоugh."

"Es solo una luna esta noche, eso nunca podría ser suficiente. Roto en dos, porque el mundo simplemente juega tan duro."

Paxil insomnia/Oscar Isaac.

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Miércoles 21 de junio del 2023, Chicago, Illinois

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Miércoles 21 de junio del 2023, Chicago, Illinois. 9:58 a.m.

Narra _________

Vi mi reloj y eran las 09:58 de la mañana. Había abordado el vuelo de Los Ángeles a Chicago hace aproximadamente cinco horas y, justo cuando los brillantes números verdes de la pantalla del reloj del avión marcaron las 10:00 en punto, la voz del capitán resonó desde la cabina de mando, permitiéndonos a todos los pasajeros escucharlo estando en nuestros respectivos asientos todavía.

"Queridos pasajeros, se les informa que estamos a un par de minutos de llegar a nuestro destino: Chicago, Illinois, por lo que les recomendamos en este momento colocarse sus cinturones de seguridad porque comenzaremos el descenso en 5 minutos. Gracias por su atención y de nuevo les agradecemos viajar con nosotros. Qué tengan un maravilloso día."

—Un maravilloso día. Sí. Seguro. —resoplé con fuerza, haciendo que un mechón de mi desordenado cabello volara con fuerza hacia atrás para luego dirigir mi vista a la ventana del avión, perdiéndome el observar el paisaje nuboso y algunas gotas de lluvia en el cristal.

Decidí que si era buena idea colocarme el cinturón de seguridad, ya que una ligera turbulencia empezó a sentirse a lo largo del avión pero al escuchar de nuevo la voz del capitán hablando desde la cabina asegurándonos que era normal debido al clima y a que ya nos acercábamos a la pista de aterrizaje, me permití relejar un poco mi tenso cuerpo.

Me dolía el cuello. La siesta que tomé durante el trayecto fue en una pésima posición para mi columna y mis vertebras y ya me estaba dando cuenta de ello. Lo peor, es que también mi estómago gruñía. La comida del vuelo se veía muy apetitosa pero, el poco dinero que llevaba conmigo no me permitía darme ese lujo. Si compraba de comer, me quedaba sin recursos para poder pagar el taxi del aeropuerto a casa de mi madre, entonces, la respuesta era obvia.

No me sentía bien. Generalmente cuando las personas regresan al lugar donde nacieron y crecieron se sienten... felices. Pero, ese no era mi caso. La angustia apretaba mi garganta y me lastimaba. Sobre todo, saber que todo lo que había hecho para buscar una vida mejor ahora ya no importaba, porque me encontraba de regreso y ahora, más atada que nunca. Y sobre todo, me sentía un tanto responsable de cuidar de mi familia. Siendo la hija mayor, siempre traté de cuidar de mis hermanos y esta vez, no sería la excepción, incluso si eso significaba sacrificarme de esta manera. Supongo que por eso, sentía más obligación de volver y, hacer lo que tenía que hacer.

Vi de nuevo el reloj: 10:05 de la mañana y para ese momento, el sonido de las llantas del avión rodando en el pavimento de la pista de aterrizaje más el de las turbinas deteniéndose atravesaron mis oídos a pesar de que llevaba puestos mis audífonos con un volumen considerable. Cuando vi a las personas levantarse de sus asientos e ir a buscar su equipaje, me abrace a mi mochila y apreté los ojos con fuerza tratando de no llorar.

¡Amor de-sastre! (Oscar Isaac y tú) [EN CURSO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora