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Taehyung se levantó con el sol aún bajo, como si el cielo fuera parte de su tristeza. Miró a su alrededor, todo seguía igual, pero sin su abuela. Esa certeza de que ella lo observaba, de que escuchaba sus susurros cuando hablaba en voz baja, le daba algo de fuerza para continuar en este mundo sin ella. Era la única razón por la que seguía en pie, la única razón por la que no había caído aún.

En la cafetería, la rutina era la misma. Las horas pasaban lentas, casi torturadoras. La máquina de café zumbaba como siempre, y el sonido de la campanilla en la puerta con los clientes entrando y saliendo era una melodía repetitiva. Taehyung no podía dejar de pensar en los proyectos de la universidad, el final de su carrera cada vez más cerca. Un futuro incierto, marcado por las sombras de su solitaria vida. Los últimos años de su existencia serían una rutina interminable, solo interrumpida por los momentos de soledad en la pequeña casa que le habia dejado su abuela.

Mientras tanto, en una de las mesas del lugar, un alfa estaba atrapado en una guerra de mentes con su equipo, liderado por los experimentados: Yoongi (alfa) y Seokjin (beta). Se encontraban organizando una estrategia para atrapar a un fugitivo peligroso, pero la suerte hoy parecia no estar de su lado. En el sur de Corea, donde el fugitivo había sido visto por última vez, Jeon y su equipo estaban a solo unos pasos de la operación, aun así no lo encontraban. Un roce de mala suerte, nada más.

—Necesito un respiro —dijo el alfa, levantándose de la mesa y estirando los músculos tensos de su cuerpo. Caminó hacia la máquina de café y alzando su taza, dio un sorbo profundo, pero de repente chocó con alguien.

—¿Qué, no tienes sentido del equilibrio o te falla la vista? —escuchó, y por un momento, su cerebro no procesó lo que había pasado. Se quedó mirando al joven que lo había gritado, confundido, no, más bien, sorprendido. No era común que alguien, mucho menos un beta, tuviera el valor de regañarlo, y mucho menos en público.

El café se derramó, manchando la mesa, su camisa y la ropa del chico frente a él, pero no le importó. Algo en el tono del joven lo había sacado de su concentración. El aroma a tierra mojada y vainilla lo envolvió brevemente, y aunque no lo comprendía, sentía que algo despertaba dentro de él, una curiosidad inexplicable.

—Perdón, ¿con quién crees que estás hablando? —preguntó el alfa, con una ceja alzada, y una pequeña sonrisa de lado. Esto era algo nuevo para él. Nadie, jamás, se había atrevido a hablarle de esa manera.

 Nadie, jamás, se había atrevido a hablarle de esa manera

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Taehyung no dio ni un paso atrás. La sorpresa en los ojos del alfa fue algo que jamás había esperado, pero eso no lo intimidó. Los ojos del joven destilaban una seguridad tranquila, un desafío que hacía mucho no veía. A pesar de la situación incómoda, se sentía como si estuviera observando algo más grande que un simple accidente.

—¿Te crees muy importante o qué? —respondió Taehyung, manteniendo su postura desafiante, sin siquiera mirar las manchas de café en su ropa. Solo quería salir de ahí, pero había algo en el aire que lo mantenía firme, como si no pudiera irse sin antes dejar claro que no iba a ser la víctima.

El alfa observó al joven con una expresión inexpresiva, pero su mente estaba trabajando rápidamente. Jamás había conocido a un beta tan... irreverente. Su tono no dejaba lugar a dudas de que no tenía miedo de él, y eso lo inquietaba.

—Lo siento, fue un accidente —dijo el alfa, dejando la taza vacía sobre una mesa. Su tono era frío, pero la sonrisa a medias en sus labios indicaba algo más, una leve diversión.

Taehyung simplemente asintió, sin mostrar signos de arrepentimiento. De hecho, algo en él era atrayente. No era solo un incidente con café, sino el encuentro con alguien que no le temía. En ese pequeño espacio, en medio de esa cafetería, se sintió vivo por primera vez en mucho tiempo.

—¿A qué te dedicas? —preguntó el alfa, como si el simple hecho de hablar con alguien tan... diferente lo desconcertara. No esperaba que el joven le respondiera, pero su curiosidad se había despertado por completo.

Taehyung lo miró, aún sin perder la calma.

—Trabajo aquí —respondió brevemente, como si eso fuera suficiente para cerrar el asunto. Pero no podía evitar pensar que esa respuesta había sido más cortante de lo habitual. Quizá era por el cansancio de su propia vida, o tal vez solo por la sensación de que ese extraño momento estaba alterando la monotonía de su rutina.

El alfa lo miró en silencio durante un par de segundos, luego bajó la mirada, como si estuviera sopesando algo. Taehyung notó que el hombre parecía tener algo más en su mente, pero no quería indagar. Ya tenía suficientes problemas como para involucrarse en lo que fuera que estuviera pasando por la cabeza de ese alfa.

De repente, el alfa volvió a sonreír, aunque esta vez la expresión era más relajada, como si ya hubiera hecho las paces con la situación.

—Nos vemos luego. Espero que el café no haya arruinado tu día —comentó con un tono más suave, ya sin el desafío que había marcado su primer intercambio.

Taehyung asintió, sin decir una palabra más. Mientras el alfa volvía a su mesa, algo permaneció en el aire. No era una sensación completamente mala, pero sí había algo extraño, una chispa que se había encendido entre ellos sin explicación. Él no podía evitar sentirse algo atraído por esa presencia, aunque sabía que no debía.

✨hope and gleam✨

the fate of omega  (En Emisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora