Galaad se encontraba en los pasillos de su palacio, con los ojos clavados en el pergamino que acababa de leer. El eco de sus pasos resonaba en las paredes de mármol mientras avanzaba hacia el patio central, donde sus tropas ya aguardaban, sabiendo que algo se avecinaba. Afuera, el sonido del mar rompía contra los muelles cercanos, mientras el viento agitaba las banderas del estandarte familiar. La carta de Edi, ahora guardada en su cinturón, había sido clara: el rey estaba en movimiento, y su objetivo era Elya. El pergamino aún temblaba en sus manos, pero su mente ya había tomado acción.
—Galaad—solícita, Perla apareció a su lado evidentemente preocupada— Necesitamos preparar el zarpe del velero. Elya está en peligro.
—Lo sé, amor. He leído la carta de Edi. No podemos permitir que el imbécil de mi hermano le capture —respondió Galaad, su determinación reflejada en su mirada—Hazlo rápido. Cada segundo cuenta.
Galaad, besó la frente de su esposa antes de marchar hacia el patio, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros.
Desde lo alto de las escalinatas, su figura parecía inmensa. Con un movimiento firme, ordenó a sus oficiales y los mensajeros salieron disparados hacia los muelles. Los soldados, que hasta ese momento habían permanecido en guardia tranquila, comenzaron a movilizarse bajo su dirección. Los caballeros montaban sus caballos, los arqueros se alineaban con rapidez en las murallas del puerto, mientras los vigías encendían antorchas que iluminarían el canal por donde debía pasar el "Sin Retorno". Galaad apenas podía ver la pequeña embarcación deslizándose en la distancia, pero sabía que las fuerzas del rey pronto estarían sobre ellos. Todo debía estar preparado, cada hombre y barco en su lugar. El tiempo era limitado, pero la determinación que emanaba del palacio no dejaba espacio para la duda.
La noche se llenó de un silencioso sentido de urgencia. Perla, con la determinación que la caracterizaba, se dirigió hacia el muelle, donde un siervo ya había comenzado a preparar el velero para la huida. Era un pequeño y discreto barco al que habían bautizado "El Sin Retorno", ideal para una escapada rápida pero que requería una meticulosa preparación.
Perla llegó al velero con una linterna de aceite en mano, iluminando los rincones oscuros del embarcadero. El siervo, un hombre de confianza y bien versado en tareas náuticas, ya había comenzado a revisar los compartimientos del velero. La embarcación estaba parcialmente cubierta por una lona para protegerla de la humedad y el sonido del agua moviéndose suavemente contra el casco era casi relajante en contraste con la tensión que sentía Perla.
Con un gesto decidido, Perla comenzó a supervisar el trabajo. La primera tarea era verificar las provisiones: sacaron varias cajas y sacos de debajo de la cubierta. Entre los suministros había raciones de alimentos enlatados, empaquetados con precisión para resistir el viaje; garrafas de agua, selladas para evitar cualquier filtración; y algunos sacos de harina y azúcar, fundamentales para una dieta básica en el mar. Perla revisó cada caja, asegurándose de que estuvieran correctamente selladas y que la cantidad fuera suficiente para el viaje.
El siervo también estaba ocupado revisando el equipo de navegación. Desplegó un sextante, un compás y una carta náutica, verificando que todo estuviera en perfectas condiciones de funcionamiento. Perla observó con atención cómo el siervo calibraba el sextante y el compás, asegurándose de que los instrumentos estuvieran listos para guiar al velero con precisión en la oscuridad de la noche.
Perla y el siervo revisaron las velas y los cabos, asegurándose de que no hubiera roturas ni desgastes. Las velas se desplegaron y se inspeccionaron a fondo, se ajustaron los cabos para que todo estuviera listo para una salida rápida y segura.
Mientras Perla y el siervo trabajaban en silencio, Gad, que había estado preocupado y con la mente inquieta tras la conversación secreta de sus padres, decidió acercarse. Desde el pasillo en el patio trasero de la morada, siguió a su madre sin hacer ruido, su curiosidad y preocupación lo habían llevado hasta el muelle.
![](https://img.wattpad.com/cover/370750113-288-k835031.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Cuentos de Cielo y Mar: Shipwrecked 🌊
JugendliteraturEn un mundo marcado por la traición y el destino, Elya y Orel, dos jóvenes ligados por la sangre pero separados por secretos, arriban al reino de Selili, a bordo del Alba Calypso. Con Elya como protector y mentor de Orel, los dos deben enfrentarse...