Capitulo 51

372 38 29
                                    

La noche transcurrió, la fiesta estaba a su mejor punto. El resto de la noche Fede no se volvió acercar a Yle, quería crear una especie de capa, de una cierta distancia, no quería malinterpretaciones, el mismo creía que eso era lo correcto y que no quería cruzar las barreras con Yle.

Temia que la conversación, el acercamiento terminará en otra cosa, que terminará con ella en otras circunstancias. No quería que su mente le ganara, sus pensamientos yez deseos fueran más fuertes que el.

No se acercó a ella, pero observaba todo a una cierta distancia. Donde controlaba cada uno de los movimientos, tampoco dejo que nadien se acercará o eso trataba, solo con una mirada sabia realizar las cosas.

Se negaba a sí mismo todos esos pensamientos impuros qué tenía hacia la chica menor que el, sabía que le gustaba pero tenía miedo. Por eso usaba una barrera para no caer.

En cambio Yle estaba comenzando a sentir cosas que ni el mismisimo Iván Vega la hizo sentir, había hablado con Arenovitzz de eso. Era el primer chico que sabía, lo que sentía ella por el chico de 1.80 de 28 años, eran tantas cosa que sería difícil. Siempre se le había echo atractivo Fede pero nunca pensó que pasar tanto tiempo con Fede llegaría a sentir algo por el.

Se sentía tonta y estúpida, ella pensaba en como Fede sentiría algo por ella, cuando los estándares de ese chicos eran completamente opuestos a como es.

—Yo no se por que la piensan tanto, es obvio que le gustas—dice Arenovitzz con un tono ya nada sobrio.

—¿Tu crees?—dice Yle ya también un poco borracha.

—Si, y si no le gustas es un pendejo. Como no gustarle tremendo mujeron, sería pendejo a más no poder.

—Gracias por el cumplido Are, pero creo que tu y yo ya no andamos en nuestros cinco sentidos—dice la chica y ambos ríen.

—Eso me consta, por eso menor bailemos.

—Aunque mañana nos arrepentiremos de tomar tanto—dice la chica haciendo reír al de rulos.

La casa de Fede estaba en un caos apacible. Las risas, música y conversaciones animadas que habían llenado el lugar horas antes se habían desvanecido, dejando solo el eco de un buen rato.

Eran las cuatro de la madrugada, y los pocos que quedaban estaban dispersos en los rincones de la sala. Are estaba sentado en un sillón, su teléfono en mano, mirando la pantalla sin demasiado interés. Había dejado de beber hacía rato, see bajo un poco al alcohol y ahora solo esperaba a que su hermano llegara por él.

A su lado, Yle, visiblemente ebria, reía sin parar por cualquier cosa que cruzaba su mente. Nunca había sido de beber, y esta noche lo había demostrado; el par de copas que había tomado eran más de lo que podía manejar.

—Yle, ya es hora de que te duermas —le dijo Are con tono suave, aunque algo cansado.

—No quiero—respondió ella con una risita, balanceándose hacia él mientras seguía sentada.

Are suspiró, divertido y preocupado a la vez. Sabía que insistir no iba a funcionar, así que se limitó a vigilarla, esperando que eventualmente se rindiera al sueño por sí sola.

Fede, que hasta ese momento había evitado acercarse demasiado a Yle durante la noche, apareció en la sala. Había estado ocupado asegurándose de que los demás invitados estuvieran bien, pero en cuanto notó la escena entre Yle y Are, se acercó con decisión.

—Tranquilo, Are —dijo Fede, deteniéndose junto a ellos. Su voz era tranquila pero firme—Tu hermano ya llegó, ¿no?.

Are levantó la vista y asintió.

Late Night Talking || Fede Vigevani Donde viven las historias. Descúbrelo ahora