Capítulo 8. Homi-homicidio.

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- ¿Es que nadie va a pedir nada? Deberíamos ordenar patatas. Tampoco me caería nada mal un cóctel de camarones, o tal vez unas alas de búfalo. Quizá... quizá una pizza individual. Y bastones de queso mozarela... perdón, ¿de qué estábamos hablando?

- Acerca de cómo toda mi vida ha sido construida sobre una mentira que ahora se cae a pedazos.

- Esto no es una telenovela, Kyat. Y esto no es un buffet, Alex, es una cafetería.

- ¡Uh, hablando de comida! El otro día, mientras me comía una hamburguesa vegetariana...

- Dios mío, ¿eres vegetariana? No me digas que comes comida orgánica.

- De hecho, sí. Consumo principalmente comida orgánica.

- Es... esto está, de hecho, lastimándome los oídos. ¿Qué eres, una hippie?

- ¿Y qué tienen los hippies de malo?

- Se drogan, huelen mal, tienen barbas...

- Las barbas son cool. Aunque no tanto como los bigotes, claro.

- Y se multiplican.

- No tenía ni idea de que tenías este raro gusto por las porquerías.

- Pero si no me gustas tú...

- Vete a la mierda.

- No sé dónde queda tu casa.

- ¡Mi bigote! ¡Claro, cómo no se me había ocurrido antes! ¡Mi totalmente genial y varonil bigote! Mi bigote será mi nueva "cosa".

- ¡Claro! Así podrás decir que tu "cosa" es peluda, campeón. Si algún día crece, obviamente.

- Si te vas a dejar crecer el bigote, deberías de cortártelo como Gandhi.

- A mí me gusta más Super Mario.

- Yo apoyo la idea de Gandhi. Te quedaría mejor que el estilo de Hitler.

- ¿Sabían que, de hecho, el bigote de Hitler no era originalmente así? Le dijeron que tenía que cortárselo para poder usar...

- Cállate, Miles, a nadie le interesa. ¿Saben, chicos? Considerándolo mejor, voto por el bigote de Tom Selleck. No tienes, ya sabes, su rostro o... su encanto, pero no te verías del todo horrible.

Por supuesto, los comprendo. No saben qué diablos está pasando, y sólo pueden hacerse una ligera idea de quién dice qué. En resumen, y como diría Alexander, se encuentran más perdidos que una virgen en una orgía. Para llegar a la raíz misma de ésta conversación, vamos a tener que retroceder hasta el momento en el que Jess traspasó el umbral de su nuevo hogar.

- ¿Estás lista para un poco de "Whiplash", cariño? -preguntó Dave agitando los brazos como si estuviera tocando una batería en el aire.

- A nombre de mi salud mental, deja de hacer eso, papá -rio Jess mientras se llevaba a la boca una gomita que había tomado del tazón que se encontraba en la mesa de centro de su sala de estar.

- No puedes comerte mis gomitas y darme órdenes al mismo tiempo, Jess -replicó Dave dejando caer los brazos a los lados.

- El caso es que... no va a ser posible que veamos la película hoy, papá. Lo siento mucho -rápidamente, una mueca reemplazó a la sonrisa en el rostro de Jess.

- Oh, vaya. ¿Por qué no, cariño? -preguntó Dave con una nota de decepción escondida entre su suave voz en La.

- Mi nueva maestra de física me asignó una pareja para el proyecto de éste semestre y él pensó que era una idea brillante comenzarlo justo hoy -Jess se encogió de hombros y robó una gomita más del tazón.

The Faker.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora