Dioses, Gemas y Monstruos II

REVELACIÓN VIII - EL EJERCITO DE LA LUNA ROJA (Parte 3)

Después de más de tres horas, los habitantes y soldados en Sundav solo pudieron ver con asombro como una enorme aeronave con forma de octaedro se establecía lentamente en una órbita media sobre la población, para después de algunos minutos abrirse de la misma una compuerta y de ahí empezar a descender 3 transportes con rumbo a las afueras de la aldea.

El oficial a cargo de la defensa del poblado, junto con una pequeña escolta rápidamente se pusieron en camino hacia los terrenos en las afueras en donde los transportes habían aterrizado. Una vez ahí, ellos con algo de incredulidad solo observaron como de los mismos rápidamente descendían 10 jovencitas ataviadas con armaduras oscuras, para después los transportes inmediatamente levantar vuelo hacia su nave nodriza, mientras que en sus adentros pensaban si eso era algún tipo de broma.

Con algo de escepticismo el oficial se dirigió a la que consideró ser la dirigente para decirle con voz respetuosa: -Me presento ante usted señorita, soy el dirigente provisional de esta fuerza de ataque...- A lo cual la chica frente a él solo le dijo amablemente: -Muy bien oficial, le agradezco la atención... pero nuestra líder expedicionaria es ella- mientras que le señalaba a la chica más baja de entre todas. A lo que el oficial totalmente avergonzado solo pudo exclamar: -¡Discúlpeme señorita, yo...!!-, Ayami con un rostro de resignación solo pudo decirle: -No se preocupe oficial... ya estoy acostumbrada a que pasen este tipo de incidentes-.

Después de unos instantes Ayami le dijo: -¿Y bien? por favor deme el panorama de la situación en campo-. El oficial rápidamente le notificó que el Capitán de la Guardia Real y el Primer Oficial habían partido rumbo a la villa vecina de Ectric para liberar dicho lugar de las fuerzas de la Horda, mientras que ellos estaban listos para las indicaciones que las Elegidas les dieran para atacar a la fuerza invasora. Ayami rápidamente dio la instrucción de que todos los civiles de la villa y sobrevivientes fueran evacuados hacia el lejano fuerte de Nordhem, mientras que por su comunicador le ordenaba al personal en el puente de la Arkadia que también tomaran ese rumbo para así salvaguardar ese bastión, y así ellos pudieran combatir libremente sin temer por la vida de civiles inocentes.

Antes de ser evacuados, una de las sobrevivientes de Ectric se les acercó para decirles: -Señoritas, el camino hacia la villa además de algo largo es muy accidentado y peligroso, sobre todo en la parte del extenso glaciar de Heims. El traicionero piso de hielo, más los vapores calcinantes que emanan por las fisuras cerca de las múltiples minas de Exus en los alrededores... lo hacen un lugar realmente terrible, deben tener mucho cuidado para no perecer en ese lugar por un pequeño descuido-. Después de esas palabras, la aldeana rápidamente se retiró a donde ya le esperaba su pequeña hija, para así emprender juntas el camino hacia el lejano fuerte.

Las Sakuras se reagruparon y empezaron a tomar la cabeza de la gran fuerza militar, con paso lento se pusieron en marcha en dirección a la lejana villa para así de una vez por todas aniquilar a esa gran amenaza.

Después de más de una hora y media de ir avanzando por el lodoso y congelado camino a través de los bosques y riachuelos nevados, poco a poco en el horizonte empezaron a observar en el cielo indicios de una nubosidad inusual, la cual poco a poco empezaba a dificultar un poco la visión del terreno por donde caminaban. Finalmente, las colinas y los blancos arboles nevados desaparecieron para dar paso a una gran planicie llena de antiquísimas formaciones de hielo; y también distribuidas aleatoriamente en el terreno se encontraban innumerables chimeneas naturales, por donde un brillante vapor amarillento de olor penetrante emanaba, ese era el indicador de los innumerables yacimientos de Exus que en su forma nativa reaccionaba con el frio ambiente del lugar.

Y más allá del gran glaciar, se podía observar una enorme cordillera montañosa, de la cual en las colinas a sus faldas se distinguían las rusticas entradas de las múltiples minas para extraer el valioso mineral. Mientras que en la lejanía, el camino principal destacaba perdiéndose dentro de un gran cañón congelado más hacia el oeste de ese lugar, el cual en una de sus cumbres laterales tenía una torre de guardia elaborada en un negro granito volcánico.