Dioses, Gemas y Monstruos II

REVELACIÓN VI - EL ESCUDO DE LA REALEZA (Parte 10)

Poco a poco ante nuestros ojos se iba abriendo al fondo la visión de la enorme mole de color negro, adornada con grandes obeliscos en cada una de sus esquinas, solo podíamos equipararla con algo similar construido en nuestro mundo en Egipto o en México. De nueva cuenta una gran calzada con obeliscos más pequeños en granito negro se presentó ante nosotras, caminamos con cuidado en medio de ellos al estar algunos derrumbados, y así después de varios minutos llegamos a la puerta del imponente monumento, el cual en su exterior a la derecha tenía un pedestal en forma hexagonal con múltiples grabados mágicos en su base y una hendidura en el centro de la misma, la cual calzaba con la figura del dodecaedro. Entonces Soyo solo se dirigió a todas diciéndonos: -Bueno creo que llegamos hasta el final del camino, ese parece ser el lugar donde hay que colocar el artefacto, y parece que justo a tiempo, todavía nos quedan varios minutos para armar la llave y cumplir con esta difícil misión-.

Después de escuchar eso, cada una fue sacando su correspondiente pieza de la llave mágica, colocamos las tres piezas en el piso y empezamos a analizar cómo iban a ser unidas. Primeramente, unimos la que yo llevaba con la de Shirai, una vez que encajaron procedimos a unir la pieza que llevaba Soyo, una vez que las tres piezas embonaron el artefacto empezó a refulgir y a levitar por los aires, para colocarse por sí solo en su base de piedra.

Instantes después, la barrera mágica alrededor de la pirámide desapareció y la pesada loza de granito negro de la entrada se levantó lentamente quedando abierto el camino hacia su interior, el cual estaba sumido en las más negras tinieblas. De nuevo empezamos a activar los tubos de luz que nos había dado Yuika, y con sumo cuidado empezamos a adentrarnos en la obscuridad del lugar con nuestras armas listas. Lentamente fuimos avanzando por ese oscuro pasillo por casi 50 metros, a nuestro paso encontramos muchos viejos esqueletos, algunos de los cuales eran de cultistas con penachos de un raro metal adornando sus cabezas, supongo que aquí fue en donde se llevó a cabo la última batalla entre ellos y los pobres habitantes del poblado en el desesperado intento por sellarles en el lugar. Mientras que en las paredes podíamos ver los murales en donde se narraba una antiquísima historia en donde se veía a un antiguo ser el cual emergió de los mares tomando al poblado como su dominio, este les enseñó a los habitantes las técnicas de pesca y comercio con lo cual los hizo florecer, y ellos en agradecimiento le veneraron casi como una deidad, la Pirámide misma estaba construida en su honor.

Después de salir del pasillo, procedimos a descender por una ancha escalinata sobre la cual había más esqueletos de los pobladores y cultistas, y la cual después de casi avanzar 70 metros nos llevó hasta una enorme cámara iluminada con grandes pebeteros de flamas de color azul claro y en donde a los costados de la misma se encontraban grandes piscinas de cristalina agua turquesa, mientras que en el centro, un gran foso hexagonal cubierto con una pesada reja metálica se perdía hacia las oscuras profundidades. Detrás del foso había una escalinata que llevaba a un altar en una parte más alta el cual estaba rodeado de innumerables huesos esparcidos por el piso, este estaba construido en un material parecido al jade con muchos grabados en una escritura incomprensible, y varios metros tras de este se encontraba una entrada más pequeña con escaleras que descendían hacia otra área en un nivel más profundo. Todas nos miramos entre sí y al final Shirai solo dijo: -Pues creo que esa es la entrada al Mausoleo, así que todas estén alertas-. Lentamente fuimos entrando por el pasadizo y después de avanzar casi 50 metros entre polvo y telarañas, ante nosotras se abrió una enorme cámara. En el centro de esta se encontraba un enorme sarcófago de piedra y metal con el mismo tipo de escritura a sus costados, mientras que a su alrededor estaban esparcidas innumerables riquezas y piedras preciosas. Cuidadosamente empezamos a buscar por la cámara y después de varios minutos encontramos la Máscara del Zorro dentro de un baúl tallado en madera. La máscara era como todas las demás una artesanía exquisita y estaba forjada en un brillante metal en tono plateado con relieves en color rojo, rápidamente procedí a meterla en la mochila que cargaba en mi espalda y después de eso todas nos pusimos en camino para salir de ahí.