Capítulo 17 .- Adiós Bilbo

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Al llegar no había nadie. Daga observó varias huellas y pequeños charcos de sangre oscura, una sangre que su color casi llegaba al negro. Se acercó a ella y la tocó con sus dedos, sera pegajosa, negra y olía muy mal. Además las huellas era de un pie no humano, elfico o Enano, eran de una nueva criatura, parecida al orco, pero estos no eran los orcos que amenazaban hace días sus vidas, no eran aquellos... Eran unos mucho más fuertes, grandes y robustos, seguramente creados por magia.

-Orcos.-Dijo levantándose mientras se limpiaba la sangre.-Pero no son los orcos que seguían a Azog... Son mucho más fuertes.

Bilbo se enmudeció y empalideció. Realmente él se asustaba de los orcos que al principio de sus aventuras los perseguían pisando sus talones, y ahora habían unos mucho más fuertes. Ahora mismo la duda de irse o no empezaba a decantarse por irse, dejar atrás a sus amigos y salvar su vida unos años más. Estaban cerca de Rivendell, y allí podría pasar unos días y luego continuar a Bolsón Cerrado para estar a salvo. Realmente iba a irse a su casa, acababa de echar de menos su cama, libros y su comida, y su casa en general. Sin embargo no estaba preparado para soltar aquellas palabras a sus amigos.

-¿Crees que son muchos?.-Pregunto Jon sacando a Bilbo de sus pensamientos.-Creo que se llevaron a aquella chica.

-Serán mas de tres docenas, hay demasiadas huellas, pero solo hay sangre de orco, no veo ningún otro rastro de sangre.-Comentó la enana

-Entonces, la querían sana y salva, no entiendo por que.-Dijo para si mismo el chico.

-Creo que deberíamos seguir estas huellas...

-¡¿Estas loca?!.-Gritó Bilbo haciendo que Daga se tornase hacia él.

-¿Que has dicho?.-Preguntó amenazante.

-He preguntado si estas loca, no creo que tu sola puedas con esos Orcos, tu misma dijiste, son más fuertes que los anteriores.-Dijo mientras miraba a la enana a los ojos, la cual sonrió cínicamente.

-Cobarde.-Añadió la enana mientras desenvainaba su espada.-Eso es lo único que eres, desde un principio lo has sido.

-Daga, para, no cometas un error.-Le dijo Jon mientras intentaba pararle.

-El error lo cometió él, no tuvo que venir con nosotros, debió quedarse en su casa, tal como hacía todos los días, escribiendo sus libros aburridos.-Daga Bufó.-Aún que sea un amigo mio, un gran amigo mio, estas no son tierras para un Hobbit crecido en casas nobles.

Bilbo trago saliva y miro a Daga, en sus ojos había sinceridad.

-No voy a negarte que soy un cobarde, pero deberías saber porque fui con tu compañía.-Miró al suelo y tragó saliva.-Yo siempre pensaba que mi vida era realmente aburrida y llena de cosas que ni siquiera necesitaba, pero.. Fue conocer vuestra historia y darme cuenta de que había gente en el mundo que realmente no tenía nada, decidí ir, ¿Que podría hacer por ellos? Solo pretendía ayudar. Allí conocí a un gran hombre.-Suspiró apunto de derramar lagrimas.-Thorin Escudo de Roble, no habrá un hombre tan leal y noble como él.-Señaló a Daga.-Y no dudo que tú llegarás mucho más alto que él. Te hubiera seguido hasta incluso la muerte, pero tú misma me estas haciendo ver la realidad, yo echo de menos mi casa, es lo que quiero, quiero regresar, lo siento.-Agachó la cabeza y aguantó las lágrimas. Daga le abrazó demasiado fuerte, aunque estuviese furiosa con el porque no quería seguir con ellos, era su amigo, y no iba a dejarlo jamás de lado.

-Se que estas haciendo lo correcto.-Dijo Daga separándose de su abrazo.-Solo prometeme que no te pasará nada...

-Te prometo que estaré en mi casa haciendo té todos los días para dos, por si algún día te cansas de vagar en busca de aventuras.-Los dos sonrieron.-Adiós Daga.

-Adiós Bilbo.-Daga se retiró hacia atrás.-Si pasas por Rivendell estate un tiempo allí, estoy segura de que te darán la mayor comodidad.

-Suerte.-Esa fue la última palabra de Bilbo antes de dar la vuelta y empezar a caminar en dirección Rivendell, donde allí estaría unos meses.

Mientras Jon y Daga observaban como Bilbo se marchaba, Lya y Dastan llegaban apresados a Mordor, donde allí les esperaba Saruman, con una sonrisa maligna en su rostro.

-Veo que mis orcos atendieron mis palabras...-Comentó Saruman mientras observaba todo lo que traían los orcos, que habían sacado de ellos. Uno de ellos lanzó una bolsa, la bolsa de Daga. Lya noto una presencia maligna en él, así que lo escondió bajo su falda, empujándolo con él pie.-Creo que debería presentarme... Aunque sepáis quien soy, hoy en día mi poder ha crecido.-Dijo caminando en frente de ellos.-Y realmente pienso acabar con la Tierra Media, pero esa enana... Esa asquerosa enana tiene algo que me pertenece... Y vosotros serviréis para que ella lo entregue, y así acabare con cada uno de vosotros con mi nuevo poder, otorgado por el anillo único.

Lya estaba demasiado nerviosa, tenia el anillo justo bajo de su pie, y intentaba que no le descubriesen, así, pensaba ella, le daría alguna ventaja a Daga para salvarlos, si aún valoraba su amistad.

-Llevaoslos a las celdas, y vosotros dos.-Señaló a dos orcos los cuales se pusieron firmes.-Buscad a esa enana tan asquerosa y dale este pergamino.-Les entregó un pergamino bien doblado. Después de esto, los otros orcos se llevaron a Lya y a Dastan a su celda donde los dejaron tirados. Entre ellos había una celda donde había una bola de pelo sucia y con aspecto de estar débil o muerta.

La Princesa bajo la Montaña ~ OʟᴠɪᴅᴀʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora