El Primer Paso

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El aire fresco del invierno barría las calles de un pequeño pueblo justo afuera de la ciudad de Nueva York, mientras la torre del reloj se alzaba sobre la plaza del pueblo. Era el 31 de diciembre, y el mundo estaba listo para despedir otro año, dando la bienvenida a la promesa de un nuevo comienzo. Las calles estaban adornadas con luces titilantes, y el aroma a cacao caliente y pino llenaba la noche. El bullicio de la emoción era palpable—personas envueltas en bufandas y abrigos, charlando y riendo mientras contaban los segundos para la medianoche.

Miko estaba cerca del borde de la multitud, con las manos metidas en los bolsillos de su abrigo. Su aliento salía en suaves bocanadas de vapor blanco, y sus ojos estaban fijos en el reloj, que rápidamente se acercaba a la hora. El final del año siempre la hacía sentirse algo reflexiva, y este año no era diferente.

Miko tenía una cualidad etérea, casi sobrenatural. Su cabello rubio plateado caía en suaves ondas, brillando como la luz de la luna, enmarcando su delicado rostro. Captaba la luz de una manera que parecía cambiar con cada movimiento—un platino pálido en un momento, y al siguiente, un sutil resplandor plateado. Sus ojos, de un azul brillante y electrizante, eran su característica más llamativa—vibrantes y llenos de intensidad, brillando con una luz cautivadora y cálida. Tenían ese tipo de azul que parecía atravesar la superficie y ver directamente en tu alma. Cuando sonreía, sus ojos brillaban, vivos con una mezcla de juego y profundidad, haciendo que cualquiera que se cruzara con su mirada sintiera que era la persona más importante del mundo.

No era una extraña al hecho de destacar. La belleza de Miko era callada pero innegable, una presencia elegante que parecía hacer que el tiempo se ralentizara cuando entraba en una habitación. Pero había algo más en ella también, algo más profundo—una fuerza silenciosa en la forma en que se llevaba a sí misma, como si tuviera un secreto que solo sus ojos pudieran revelar.

Su mirada permanecía fija en el reloj, los segundos avanzando rápidamente. Diez segundos.

Nueve.

Ocho.

Y/N estaba a solo unos pasos de distancia, con su bufanda bien ajustada alrededor del cuello, y su propio aliento visible en el aire frío. Cuando sus miradas se cruzaron, el mundo pareció detenerse por un momento. Y/N sonrió, con las mejillas rosadas por el frío, y se acercó a Miko, con una suave y confiada gracia en cada paso.

"Hola, Miko," dijo Y/N, con voz cálida y ligera, pero con algo no dicho en ella. "Pensé que te encontraría aquí."

Miko devolvió la sonrisa, aunque su corazón latía de una forma que no esperaba. "Pensé que también estarías aquí."

"No me lo perdería," sonrió Y/N, mirando a Miko suavemente. "Tengo la sensación de que este año va a ser especial."

Las palabras resonaron en el pecho de Miko, repiqueteando en sus pensamientos. Sus sentimientos por Y/N habían ido creciendo desde que se conocieron, pero siempre los había mantenido guardados, temerosa de arriesgar su amistad. Quería decir algo—decirle a Y/N cuánto le importaba, cuánto anhelaba algo más—pero las palabras estaban atrapadas tras los muros que había construido.

"No lo sé," dijo Miko suavemente, mirando hacia sus pies. "Creo que este año ha estado lleno de oportunidades perdidas."

Y/N inclinó la cabeza, dando un paso más cerca. "¿Oportunidades perdidas?" preguntó, con voz suave. "¿A qué te refieres?"

Miko dudó. Podía sentir el peso de la mirada de Y/N, una calidez que no podía evitar. "Supongo que... solo creo que hay mucho más que podría haber hecho, más que podría haber dicho."

La expresión de Y/N se suavizó. "Creo que a veces tenemos miedo de lo que podría pasar si damos ese salto."

Miko tragó saliva, el aire de repente sintiéndose denso en su pecho. "Sí," susurró. "Miedo a que todo cambie."

La cuenta regresiva continuó, pero Miko ya no podía concentrarse en ella. Las palabras que había estado guardando dentro ahora salían, pero era la presencia tranquila de Y/N la que la hacía sentirse lo suficientemente segura para decirlas.

"He estado pensando en ti," confesó Miko, con la voz apenas por encima de un susurro. "Mucho, en realidad."

Los ojos de Y/N se abrieron ligeramente, y dio otro paso hacia Miko. Sus dedos rozaron ligeramente la mano de Miko, enviando una chispa de calor por todo su cuerpo. "Curioso," dijo Y/N suavemente, "yo también he estado pensando en ti."

Y entonces, así, la distancia entre ellas desapareció. Los labios de Y/N rozaron los de Miko, y el aliento de Miko se detuvo. El beso fue suave, tentativo al principio, como si ambas estuvieran tratando de medir si esto era real. Pero no pasó mucho tiempo antes de que la incertidumbre se desvaneciera, reemplazada por algo más profundo, más familiar. La mano de Miko encontró el camino hasta la mejilla de Y/N, sus dedos acariciando suavemente la piel suave. Acercó un poco más a Y/N, profundizando el beso, su corazón latiendo rápidamente mientras se daba cuenta de que nunca querría estar en otro lugar.

El mundo a su alrededor parecía desvanecerse—ya no se escuchaban los gritos de júbilo, ni el bullicio de la multitud, solo ellas dos, envueltas en su propio pequeño mundo. El reloj marcó la medianoche, pero Miko apenas lo notó. El tiempo no importaba cuando estaba con Y/N. Todo lo que había parecido tan incierto en su vida ahora se sentía claro.

Cuando se separaron, sin aliento, Y/N sonrió suavemente. Su mano descansaba sobre la mejilla de Miko, como si estuviera memorizando la sensación de tenerla allí. "Feliz Año Nuevo, Miko," susurró, con la voz cargada de emoción.

Miko sonrió, su corazón aún latiendo fuertemente en su pecho. "Feliz Año Nuevo, Y/N. Creo que este va a ser un año realmente especial."

Y/N asintió, sus dedos trazando suavemente la mano de Miko. "Yo también lo creo."

Los segundos pasaron, pero se quedaron allí juntas, de la mano, en el centro de la plaza del pueblo, rodeadas por el calor de la multitud celebrando nuevos comienzos. Miko sintió algo despertar dentro de ella—esperanza, emoción, y la paz que no sabía que estaba buscando.

"Siempre he tenido miedo de dar el salto," admitió Miko, con la voz más suave ahora, "pero esta noche... esta noche siento que es el comienzo de algo que vale la pena."

Y/N apretó su mano, sin apartar la mirada de Miko. "A veces, solo hace falta un paso adelante. Juntas."

Y mientras compartían un momento tranquilo bajo las luces centelleantes, Miko supo en lo más profundo de su ser que esa Nochevieja marcaba el inicio de algo hermoso. Algo que había estado esperando, sin siquiera darse cuenta. Una historia de amor que se desplegaría un momento a la vez, con toda la esperanza y promesa que solo el Año Nuevo podía traer.

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