Esposa por contrato

C26

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Narra Omnisciente
Dias despues

Este es el segundo día consecutivo que viene al bar. La mujer de la pista, esa que parece hecha de música, de risas y movimientos hipnóticos, vuelve a ocupar el centro de mi atención. Su energía es magnética, una presencia que enciende la pista y arrastra miradas. Ahora mismo, baila al ritmo de la voz grave de Don Omar, sus caderas moviéndose con una cadencia perfecta.

Soy el barman, una figura más en el fondo de este lugar lleno de humo, luces tenues y secretos. Desde aquí, tengo el privilegio de observarlo todo sin ser notado. Es una especie de poder, y esta noche, he decidido usarlo.

Mientras preparo su bebida favorita, deslizo un pequeño frasco que he guardado durante días. El líquido transparente cae sin ruido en la mezcla. Solo unas gotas, lo suficiente para que no recuerde nada de lo que tengo planeado.Mi pulso se acelera mientras mezclo la bebida con cuidado, asegurándome de que no haya rastro de mi intención en el aroma o el sabor.

Le entrego el vaso con una sonrisa amable, la que he perfeccionado en años detrás de la barra. Ella sonríe de vuelta, sin sospechar nada. Da un sorbo, un segundo, y luego regresa a la pista, perdida en el ritmo y en la euforia del momento.

Espero. Minuto tras minuto, observando cómo el efecto comienza a hacer mella en su cuerpo. Sus movimientos, que antes eran precisos y sensuales, ahora se tornan erráticos. Tropieza levemente, aunque nadie parece notarlo excepto yo. Su mirada, antes viva y enfocada, comienza a perderse en la multitud. Es el momento.

Salgo de detrás de la barra con un trapo en la mano, como si estuviera limpiando. Me acerco a ella y le hablo, mi voz suave, tranquilizadora.

- ¿Estás bien? - le pregunto, aunque ya sé la respuesta. Ella asiente débilmente, pero su equilibrio está comprometido. Apenas puede mantenerse en pie.

- Tienes que sentarte un momento - insisto. Ella no pone resistencia cuando la guío hacia la salida. Afuera, la brisa nocturna es fría, y su cuerpo tiembla ligeramente. Me quito la chaqueta y la coloco sobre sus hombros, un gesto que cualquiera consideraría de pura amabilidad.

La subo a mi auto y conduzco hacia mi casa. El trayecto es un borrón de silencio, interrumpido solo por su respiración lenta y profunda. Cada tanto, murmura algo ininteligible, pero nunca lo suficientemente claro como para entender.

Cuando llegamos, la cargo en brazos. Es ligera, más de lo que imaginaba. Su cabeza descansa contra mi pecho mientras cruzo la puerta. Mi casa está en penumbra, iluminada apenas por una lámpara tenue en la sala. La coloco en el sofá al principio, pero luego lo reconsidero.

La levanto nuevamente, esta vez llevándola a mi habitación. Es amplia, limpia, con una cama perfectamente hecha que parece esperarnos. La dejo sobre el colchón con cuidado, como si fuera de cristal, y me tomo un momento para observarla. Su cabello se ha desparramado sobre las sábanas, y su rostro parece en paz, profundamente dormida.

Con facilidad le quitó el vestido por encima de sus hombros, dejándola con un hermoso conjunto de sostén y tanga de encaje , con desesperacion le quito las dos prendas . Empiezo a recorrer su cuerpo con ambas manos, por todas partes, desde los tobillos hasta la boca, amasando sus pechos y las nalgas, acariciándole el pubis y los pezones, metiéndole los dedos en la boca, sobándola sin parar

- Me divertire contigo - le susurro en el oido - y quiero que juegues conmigo a la casita

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Hola!
C26 publicado el día domingo, 23 de febrero de 2025, 10:30 a.m

Phumzile Mlambo-Ngcuka, Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, explicó : «Resulta muy preocupante que las tasas de esta violencia generalizada de los hombres contra las mujeres no solo no disminuye, sino que quienes más la sufren son las mujeres de 15 a 24 años que, en muchos casos, ya son madres. No olvidemos, además, que estamos hablando de la situación previa a la imposición de medidas para hacer frente a la pandemia, como la permanencia en los domicilios. Sabemos que las numerosas repercusiones de la COVID-19 han dado lugar a una "pandemia oculta" de todos los tipos de violencia contra las mujeres y las niñas, como demuestra el incremento de los casos notificados

La Dra. Claudia García Moreno, de la OMS, explicó : «Para luchar contra la violencia contra la mujer es imprescindible actuar urgentemente para reducir la estigmatización en torno a este problema, formar a los profesionales de la salud para que aprendan a interrogar a las víctimas mostrando compasión y luchar contra las estructuras que perpetúan la desigualdad entre los géneros. Además, es fundamental dirigir las intervenciones a los adolescentes y los jóvenes con el fin de promover la igualdad de género y las actitudes que la fomenten».