15.

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Mi hermana sí que podía ser por demás eficiente si se la motivaba bien. Nunca en nuestra vida habíamos llevado tanto tiempo sin hablarnos y luego de pedirle el favor, ella me afirmó que conseguiría lo que le estaba pidiendo si le daba la chance de una charla cara a cara. Le juré que lo pensaría, pero que eso era lo único que conseguiría de mí por el momento.

Lucille, la cual no se sentía cómoda con ser desplazada de mi mente como prioridad, intentó usar todas sus tácticas de persuasión y chantaje, mas me mantuve inmune e inamovible en mi decisión. Cuando notó que era honesta con necesitar un tiempo para mí misma se resignó e hizo lo que yo le estaba pidiendo. Mi hermana no era ninguna idiota y sabía que después de lo que habíamos pasado pedirle un favor era lo último que querría en el universo. A pesar de todo allí me encontraba, llamándola sabiendo que tenía los contactos suficientes como para iluminarme sobre el caso. Durante la universidad, Lucy se había hecho amiga de una chica que al tiempo se había convertido en detective de la NYPD y conseguir el reporte original del caso sería pan comido.

—¿Por qué estás pidiendo esto? ¿Qué tiene esta familia de especial? —indagó como si contestarle con honestidad fuese tarea sencilla.

—Te lo contaría, pero todo esto todavía no tiene ni pies ni cabeza. Si bien hay chances de que la clave del asunto no esté en ese reporte debo asegurarme de haber investigado todas las posibles respuestas a mi enigma. Un día de estos, cuando todo pase, te llamaré y te contaré todo, lo prometo.

—Está bien, no voy a seguir metiéndome en cosas que no me incumben. Te mandaré el reporte por mail pronto, apenas hable con Mila. Megs, cuídate, ¿sí? Tengo un mal presentimiento de todo esto así que por favor júrame que te vas a cuidar o no te mando nada.

—Lo juro, Lucy, quédate tranquila —dije sin darme cuenta de que sin querer tenía mis piernas cruzadas y estiradas en la cama; tal vez mi subconsciente había encontrado la forma de evadir aquel juramento al cual tiempo después me vería obligada a quebrantar por pura necesidad.

Cuando a mitad de la noche Ethan entró como una tormenta al cuarto, prendiéndome la luz en el proceso y sacudiéndome con su cara desencajada por el terror, pude notar que había vuelto a tener otro episodio más de parasomnia. Sus ojos verdes estaban encendidos y sus manos crispadas sobre mis hombros me hicieron reaccionar con rapidez. Callé en cuestión de segundos sin saber por qué estaba gritando y cuando su vista bajó hasta posarse en mi cuerpo, mis ojos le secundaron.

En mis brazos se podían notar rasguños profundos que se encontraban ensangrentados demostrando así que eran recientes. Un fuerte olor metálico atacó mis fosas nasales y la vista del tibio y rojizo líquido hicieron que me mareara un poco, creo que Ethan lo notó pues me obligó a recostarme otra vez sobre la cama. No entendí bien por qué, pero él se marchó de la habitación sin decir palabra, justo cuando yo precisaba compañía. Gracias a Dios, pronto volvió al recinto con algodón y alcohol.

—Esto te va a doler, pero debemos evitar la infección. —Se disculpó antes de tiempo intentando sonreír. El problema era que ni todas las sonrisas del mundo harían que yo viera con buena cara lo que estaba a punto de hacer.

El episodio que siguió a continuación fue un tormento en cámara lenta. Cada vez que el húmedo algodón tocaba una de mis heridas sentía punzadas intensas que hacían al dolor original incluso más intenso e insoportable. Para cuando terminó pudimos notar que las heridas eran un poco más graves de lo que habíamos pensado al comienzo de todo ese endemoniado ritual, fue por eso que me vendó los dos antebrazos tan bien como pudo. El tipo, en mi opinión, estaba a dos buenos actos de ganarse el premio al samaritano del año.

—¿Recuerdas tu pesadilla?

—No, no puedo recordar nada —le informé frustrada mientras me agarraba la cabeza y comenzaba a presionarla, como si aquello me fuese a ayudar a rememorar algo de lo que me había pasado durante el sueño.

A la esquina del fin del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora