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Campeonato Mundial de Quidditch

Molly reprendía a los gemelos pues llevaban algo escondido entre los pliegues y bolsillos de la ropa, Arthur negaba con la cabeza, como si no hubiese más opción que aceptar a los gemelos como eran y los demás reían.

— ¿Qué esta pasado? —pregunte a Harry quien acababa de situarse a mi lado.

—Fred y George llevan varios de esos caramelos de broma que inventaron y la señora Weasley se los está confiscando.

—Esos dos realmente son increíbles—dije yo sonriendo.

—No tienes idea—me dijo Harry, yo lo observe un rato y por alguna razón que aun desconozco un inmenso instinto maternal surgió.

—Parece que necesitas una camisa nueva ¿y qué pasa con ese cabello? Deberías peinarte, no te hará daño—le dije tratando de arreglar su cabello con mis manos, pero no hice mucho.

—Estoy bien, Tía—me respondió un poco fastidiado, como si en realidad yo fuera su madre y lo estuviese avergonzando frente a sus amigos.

—Lo siento—dije apenada.

—Me peinare—prometió tomándome de la mano, yo le sonreí y una vez los gemelos terminaron su revisión, pudimos salir de la casa.

Arthur nos condujo por un sendero en el bosque, alli estuvimos por un largo rato, las chicas conversaban entre sí, Arthur y yo charlábamos sobre asuntos del ministerio y los gemelos planeaban alguna de sus bromas. Tras unas horas de caminatas con pequeños espacios para descansar, llegamos a un claro sobre una colina en donde dos personas nos esperaban.

—Así que alli están los famosos Potter—dijo un hombre a quien no conocía—Amos Diggory, es un placer conocerlos—dijo extendiendo su mano para que Harry y yo la estrecháramos.

—Es un placer, señor Diggory.

—Mi hijo me ha hablado sobre usted.

—Es un gran muchacho y uno de los estudiantes mas aplicados—le dije yo y luego miré a Cedric quien sonreía y saludaba a los demás.

—Me alegra escuchar eso—dijo el hombre y luego se dirigió a Harry, yo por mi parte me acerque a Cedric.

— ¡Profesora! —dijo emocionado.

—Hola Cedric ¿Qué tal el verano?

—Tranquilo ¿y el suyo?

—Un poco problemático.

—Lo imagino—dijo el comprensivo y era cierto, pues una vez el mundo supo quién era yo, nada había vuelto a ser como era antes.

Los chicos comenzaron a ver con sospecha la bota que estábamos rodeando, Harry y Hermione no entendían de que iba todo eso, pero Arthur lo explico con rapidez. Pronto todos pusimos nuestras manos sobre el traslador y partimos hacia el campeonato mundial. Admito que fue gracioso ver a los más jovenes caer como plastas contra el suelo, mientras los adultos bajábamos con tranquilidad hacia el suelo, Cedric ayudo a Harry a levantarse mientras los demás se sacudían las ropas.

Los Diggory se separaron de nosotros para buscar su tienda, mientras los demás nos adentrábamos en la de los Weasley, Harry miraba a todas partes asombrado por lo que veía, lo que por fuera lucia diminuto por dentro era todo un espectáculo. Las chicas se acomodaron y yo deje mis cosas junto a las de Harry. Salí un rato para comprar algunos artículos, apoyaba al equipo de Bulgaria, era fan de ellos desde que era pequeña y aunque la mayoría estaban con Irlanda, tenía la esperanza de que Bulgaria ganara.

Salimos de la tienda cuando el sol comenzó a ocultarse y caminamos hacia el estadio en busca de nuestros asientos. Arthur y Amos habían conseguido asientos en lo más alto del estadio, que permitía a los espectadores lo que sería la mejor vista de todas.

—Pero miren nada mas a quienes tenemos aquí—dijo una voz masculina un piso más abajo mientras todos subíamos a las gradas altas, era Lucius Malfoy con su molesto hijo Draco— he escuchado que tienen los asientos más altos del estadio—dijo sonriendo con suficiencia— pongámoslo de este modo, si llueve ustedes serán los primeros en saberlo.

Todos lo observamos con desprecio y luego Draco hablo

—Aun no puedo creer que la tía de Potter sea maestra en Hogwarts, seguro que lo ayudara a pasar en todas las clases injustamente, como si realmente fuera lo suficientemente inteligente.

—Por qué no vas con tu padre al palco del ministerio a coquetearle al ministro, por que seguramente es eso lo que tu padre hace para que lo asciendan tan seguido—dije burlándome de Lucius, que se había colocado rojo como tomate y luego me había dedicado una mirada asesina—oh, Lucius, no me mires de esa manera...me harás creer que lo que acabo de decir es cierto.

Todos los demás rieron y seguimos nuestro camino, dejando a los Malfoy con el orgullo por el piso.

—Eso fue increíble, profesora—dijo Fred rodeándome con su brazo por los hombros.

—Es usted una mujer increíble—dijo George haciendo lo mismo que su hermano, ahora yo estaba entre ambos gemelos que me sobrepasaban por una cabeza de altura.

—Aprendí de los mejores—sonreí recordando a Sirius y las muchas bromas y comentarios sarcásticos que junto con James dedicaban a sus enemigos. Los gemelos sonrieron orgullosos y yo los observe irónica—y no, no hablo de ustedes—me solté de su agarre y me acerque a Harry que venía riendo junto con Ron.

El partido comenzó y yo casi me lanzo desde la tribuna en la que estaba, emocionada por el partido, Victor Krum el mejor buscador del mundo volaba como águila hacia la Snitch, mientras los cazadores de Irlanda trataban de hacer lo imposible para lanzarle bludgers. Finalmente el marcador marco la victoria para Irlanda aunque Krum haya atrapado la Snitch.

Regresamos celebrando la victoria de Irlanda, bueno no tanto por mi parte, pero los demás si se veían bastante felices. Entramos a la tienda y comimos. Ron hablaba sobre la gran habilidad de Víctor y lo halagaba siempre que podía, dándoles motivos a sus hermanos para molestarlo.

Arthur y yo nos quedamos en silencio al escuchar unos gritos entre la multitud, salimos de la tienda y fuimos a investigar. Mis pies se clavaron en la tierra debajo de ellos al ver lo que se estaba acercando, Arthur me llamo una y otra vez, hasta que después de sacudirme, reaccione y corrí a todo lo que podían mis piernas hasta el campamento.

Arthur y yo ordenamos a los niños salir de ahí lo más pronto posible, tome mi mochila y luego espere hasta que Harry saliera junto con Ron y Hermione. Desde ahí lo perdí de vista hasta que estuve a salvo.

— ¿Dónde está, Arthur? —Pregunte desesperada después de 10 minutos de no ver a mi sobrino por ningún lugar— ¿y si lo atraparon? No, no, eso no puede ser—mis ojos se llenaron de lagrimas y mis manos temblaban de miedo, sin embargo, el, pronto apareció junto con Hermione y Ron.

—Había un hombre...él, el hizo eso—dijo señalando al cielo, yo corrí a abrazarlo y el correspondió mi abrazo

—No te vuelvas a perder asi, si te pasara algo yo...

—Estoy bien, tía—me dijo sin soltarme—estoy bien, siento haberte preocupado.

La noticia de la invocación de la marca tenebrosa recorrió el país entero, todos temían por sus vidas, por lo que ya nadie parecía seguro de quien lo rodeaba. Harry y los demás regresamos a la madriguera para prepararnos, pues el año escolar estaría pronto a comenzar.

The PottersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora