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Nuestro reencuentro

Después de las vacaciones de semana santa, Hermione llego a mi despacho absolutamente alterada, sus ojos no se despegaban de lo que parecía una fotografía antigua y su respiración estaba tan descontrolada que lograba ver como su pecho se expandía constantemente sobre la bufanda de Gryffindor que colgaba sobre su cuello.

— ¿Sucede algo? —dije abriendo la puerta y sin mi permiso ella se fue abriendo paso. —Pasa.... —susurre mientras cerraba la puerta.

—Explíqueme esto—me exigió, casi no podía hablar, su respiración aun no se había normalizado, luego me extendió una fotografía....el equipo de Quidditch de Gryffindor en donde yo aparecía.

— ¿Qué quieres que te explique?

—Al principio no lo entendía, el rostro de esta chica se me hacia familiar pero no lograba reconocer en donde lo había visto antes, pero luego solo le agregué unas líneas de expresión y la imagine con un peinado diferente y allí estaba.... ¡era usted! ¡¿usted es Alessa Potter, no es así?! Fue usted quien dejo entrar a Sirius Black al castillo, usted traiciono a su propio hermano, a su cuñada, a Harry... ¡y por un criminal!

— ¡HERMIONE! —le grite, pero ella siguió hablando y hablando y hablando. Finalmente cuando cerró la boca pude hablar.

—Fuera de mi despacho, señorita Granger.

—No me diga mentiras, profesora...yo confié en usted.

—Debe aprender, señorita Granger a no meter la nariz en donde no la han llamado, sea o no Alessa Potter, eso no le incumbe, porque las razones que cree tener tal vez sean las que todo el mundo deseaba ver.

—Eso es ridículo.

—Cuando algo no puede explicarse lo que se necesita para no caer en la locura es inventar algo que pueda servir como esa carencia de razones. Y hago referencia a las mentiras, Hermione, mentiras.

Con un movimiento de mi varia la hice flotar hasta dejarla fuera de mi oficina, ella amenazo con decírselo a Dumbledore, ahora la pregunta era ¿sería ella tan ingenua para pensar que Dumbledore no sabía quién era yo?

La noche comenzó a caer sobre el colegio y como todos los viernes salí a dar un paseo por el castillo, aunque más que paseo era una ronda de vigilancia y tal vez el espacio perfecto para calmarme luego de todo lo que Hermione me había gritado a la cara. Hacía caso omiso a las bromas de los gemelos, había comenzado a acostumbrarme a ellas y eran realmente divertidas por lo que habían escogido como su hora de travesuras el exacto momento en que yo saliera a patrullar. Pero me tope con Severus, quien, sospechosamente seguía algo.

Era un extraño presentimiento el que me estaba obligando a seguir a Severus, anduve tras el por minutos y cuando lo vi escabullirse por el túnel debajo del sauce boxeador esa sensación de que algo estaba pasando alli dentro despertó mas mi curiosidad y con agilidad evitando los golpes del árbol logre entrar yo también, pero no fui capaz de seguir adelante. Tenía miedo de saber con qué me encontraría, tal vez no estaba preparada o simplemente quería escapar como estaba acostumbrada a hacerlo.

En el suelo antes de subir las escaleras hacia la casa, Severus vio la capa de invisibilidad de Harry, no sabía muy bien la razón por la que estaba alli sobre el suelo, pero ahora que Severus la había visto yo debía seguir en el túnel rogando para que no me viera y escuchando atentamente lo que estaba sucediendo un piso más arriba, Severus se coloco la capa y comenzó a subir las escaleras con cuidado deteniéndose justo en la mitad. Lograba saberlo debido a que la punta de su zapato sobresalía fuera de la capa.

The PottersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora