1.

907 49 1
                                    

El callejon Diagon

Vivía cerca al caldero chorreante, para ser exacta a cinco edificios del lugar, poseía un pequeño departamento con algo de comodidades, después de todo solo era yo quien vivía allí. No me rodeaba de muchas personas, Amigos eran pocos los que tenía, algunos habían muerto y otros pocos perdieron contacto. Después de la muerte de James y Lily por mi propia seguridad, el ministerio me aconsejo cambiar mi nombre; no quería algo con lo cual sentirme incomoda o un nombre que no me identificara, por lo que decidí tomar como nombre "Alexandra Black". Ya se, no es muy creativo pasar de Alessa a Alexa, pero sonaba parecido para mi propia comodidad y bueno, luego viene el apellido Black que en mi caso era el apellido de soltera de mi madre e irónicamente... el de mi esposo.

Trabajaba para el Departamento de Aplicación de la ley mágica, más exactamente como una Aurora, no todos mis compañeros de trabajo sabían quién era en realidad, pero quienes sí, se podria decir que eran esos pocos amigos que aún conservaba. La fortuna que había dejado mi familia había pasado a manos de James, y ahora era de Harry. El dinero que en algún momento me correspondió a mi fue el de los Black, sin embargo después del primer auge de lord Voldemort y tras la muerte de mi familia, al cambiar mi nombre y con pocos ahorros, tuve que abrir otra cuenta diferente en Gringotts, porque, aun que mi apellido sea Black, legalmente estoy inscrita en el banco como persona no relacionada con la noble casa de los Black.

—Que tengas un buen día Alexa—me deseo Kingsley, uno de los aurores del departamento.

—Igualmente—le sonreí, Kingsley sabia quien era yo en realidad, por lo que siempre el trabajo era muy ameno cuando él estaba cerca.

—Suerte que no tengas demasiado trabajo.

—Solo espero que el señor Crouch no note mi ausencia.

—A veces ni nota tu presencia, yo no me preocuparía— aunque su forma de hablar era elegante y calmada, eso había sido un claro chiste sarcástico.

—Punto para mi...—susurre mirando mis pies, un poco ansiosa.

— ¿Estás segura de que quieres hacer esto? —pregunto con preocupación.

—No me vera y si lo hace, da igual...no sabe quién soy, tan solo quiero verlo, han pasado 10 años desde la última vez.

Me despedí finalmente y me dirigí al callejón Diagon, aquel lugar tan familiar. Los niños y sus padres caminaban de un lado a otro, visitando todas las tiendas posibles en busca de los materiales para el nuevo año escolar que se acercaba peligrosamente. Los niños de primero era los que yo quería observar, tan pequeños, bajitos y con sus capas negras sin distinción del alguna de las casa de hogwarts...aun.

Me recordaban a mi primer día en ese lugar junto con James, cuando me perdí y james le dijo a mis padres que un duende de Gringotts me había comido. Estupideces que solo a él se le podían ocurrir.

En la librería, una familia de pelirrojos luchaba entre la multitud por reunir los libros obligatorios de las cuatro diferentes listas de útiles de aquellos que aun lucían como estudiantes.

—¡Deja de hacer tropezar a tu hermano, Fred! —regaño su madre, mientras tomaba a su hijo por la oreja, lo alejaba de un pelirrojo un poco mayor que él y lo colocaba al lado de otro pelirrojo igual a él, eran gemelos— Ron, tu padre ya consiguió tu libro de pociones, hay que ir por tu varita.

—Sí, mamá— respondió el niño corriendo a mi lado y tropezándose conmigo—lo siento mucho.

—Estoy bien, ve con tu madre— le respondí sonriéndole, el se sonrojo y me devolvió la sonrisa. Luego corrió a donde estaba su familia.

Minutos después salí para seguir recorriendo el callejón y una figura que jamás podria llegar a confundir apareció destacando sobre toda la población que caminaba a lo largo y ancho del lugar. Era Hagrid, ayudando a Harry....ese precioso y pequeño niño, con sus compras de primer año.

Los observe unos segundos, me perdí por completo en la pequeña figura que caminaba junto al semigigante olvidando por completo el resto del mundo

—Alexa—llamo alguien —Alexa....

Pronto salí de mi ensoñación y vi al gigante frente a mí.

— ¡Por Merlín, Hagrid! — le dije sorprendida cuando lo vi tan cerca de mí.

— ¿Te sientes bien? Te ves un poco perdida.

—Estoy bien—dije tratando de no preocuparlo—me distraje un rato.

El semigigante asintió y coloco su mano en mi hombro, en su rostro se podía leer el sentimiento de empatía. El entendía como me sentía en ese instante.

—Harry—dijo para luego mirar hacia su izquierda— ella es Alexa Black, aurora del ministerio de magia...es una buena amiga mía—el hombre me guiño el ojo y sonrió, yo estaba casi paralizada.

—Un gusto conocerla señorita Black—dijo el niño muy cortes y sonriente.

—Eh.....claro, el placer es mío, Harry— dije estrechando la mano que él había tendido hacia mi— ¿escuche que es tu primer año, verdad?

—Al parecer aquí, todos saben más cosas de mí que yo mismo.

—Eres como una celebridad— sonreí mientras le acariciaba el cabello.

—Es mejor que ser alguien invisible y estorboso como suelen verme los Dursley.

—Bueno, tienes una oportunidad de comenzar de nuevo, te aseguro que aquí todo cambiara... Así que bienvenido, serás un gran mago, como tu padre.

Hagrid tosió para hacerme saber que me había pasado de información, los nervios y la emoción me controlaban en ese momento.

— ¿Conoció a mi padre? — pregunto el niño con una mirada de absoluta ilusión.

—Bueno....fui a Hogwarts con él, lo conocí un poco—sonreí incomoda.

Hagrid interrumpió diciendo que era tiempo de seguir y luego nos despedimos, ese fue el momento más feliz de los últimos 10 años en mi vida, lo último que escuche del pequeño fue...

"Es muy bonita.... ¿fue novia de papá?" a lo que Hagrid rio y negó con la cabeza "créeme Harry, ella no estaba interesada en tu padre"

The PottersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora