De pruebas y bailes
Severus fue el primero en sostenerme, pues todos los profesores nos habíamos puesto de pie para aplaudir a los campeones de cada colegio, sin embargo al escuchar el ultimo nombre perdí el control de mi misma y la mirada se me nublo.
—Potter—dijo Severus con un tono de irónica preocupación—Potter, maldita sea, reacciona.
El colegio parecía estar lo suficientemente concentrado en Harry pues Severus me sostenía con fuerza para disimular que no me encontraba en mis cinco sentidos. Comencé a reaccionar con el paso de los segundos hasta que solo tuve que soportar un terrible dolor de cabeza.
— ¿Por qué siempre tiene que pasar algo así?
—Es igual al cerdo de su padre—susurro el hombre.
—Ya Severus, enserio...supéralo—le dije molesta y mi cabeza dolió aun mas— y aun así gracias...por sostenerme.
—Como sea—dijo de mala gana.
En noviembre comenzaría el torneo y hasta entonces, tuve que lidiar con los síntomas. En medio de clases me daban unas irresistibles ganas de comer algo, debía ir al baño con frecuencia y me mareaba con facilidad. Harry, Ron y Hermione se preocupaban mucho por mi salud, pues insistían en que debía ir al hospital o hablar con la enfermera, pero yo siempre les aclaraba que era a causa del exceso de trabajo, pues últimamente había comenzado a dejar tareas más largas y eso me tomaba mucho más tiempo para calificar. Crear exámenes y preparar las clases.
No recibí cartas de Sirius desde la última vez que nos vimos, un mes y medio sin correspondencia de su parte y comenzaba a desesperarme.
Severus me observaba con cuidado y analizaba mis movimientos siempre que nos encontrábamos por los pasillos o en el gran comedor. Mantenía con disimulo sus ojos sobre mi vientre que aún seguía plano y luego negaba molesto con la cabeza. Mcgonagall aprovechaba siempre que podía para charlarme del tiempo que estuvo casada y de cómo había sido su matrimonio esperando que el mío funcionara. Molly Weasley me enviaba cartas con recetas y menjurjes que debía probar para que mi bebe creciera debidamente dentro de mí y para que yo no subiera demasiado de peso.
Hagrid me invito a su cabaña dos días antes de la primera prueba. Harry estaba con los nervios de punta y la "publicidad" que hacia Draco Malfoy en su contra no ayudaba para nada. En gran medida confisque varios de los botones que usaban los estudiantes de Slytherin.
—Toma asiento, Alessa—dijo el gran hombre permitiéndome entrar a su cabaña
—Gracias Hagrid...hola Fang—dije saludando al enorme perro que había colocado su cabeza sobre mi regazo.
—Debo hablar de algo...la primera prueba—dijo sirviéndome algo de té con las manos temblorosas.
— ¿Qué pasa con la primera prueba? —pregunte preocupada tomando la taza.
—Han traído dragones para cada uno de los campeones—respondió.
—¡¿Dragones?! —dije casi atragantándome con él te— ¿me lo dices enserio? Como...pero si son solo niños, ¿Qué está pensando el ministerio? —me queje con las mejillas sonrojadas.
—Cálmate Alessa, el bebé—me dijo.
—El bebé esta alterado también—dije molesta—como pueden exponer a Harry a esa clase de criaturas, son demasiado peligrosas.
—Trajeron un colacuerno húngaro— esa vez si escupí mi té y en la cara de Hagrid.
—Oh dios, Hagrid...lo siento—dije limpiándolo con un trapo que encontré.
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The Potters
FanfictionLo seguí aquella tarde de agosto por el callejón Diagon, sus ojos viajaban de un lado a otro admirando todo ese mundo nuevo al cual se enfrentaba, Hagrid lo ayudaba con sus compras, mientras yo solo era capaz de verlo a lo lejos. Mis agallas eran po...