Fin del Horror

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Fin del horror

¿Por qué? ¿Por qué lo había hecho? ¿Por qué le había enviado aquel mensaje? ¿Acaso no podía seguir así, sin saber nada de él? Hubiese deseado aquello, que Henry se olvidase por completo de Johann y que ambos vivieran felices, juntos. Pero no. Henry debía enviarle un mensaje, diciéndole que estaba bien.

No era que se opusiera a decir que estaba bien. Mike daba por hecho que Henry lo estaba. Lo que le molestó, fue el hecho de que recordara su número, de saber que, aunque Mike estaba siendo bueno con él, que lo estaba tratando como se merecía, Henry seguía pensando en Johann, el sujeto que le había sido infiel mientras él sufría. El "Estoy bien", que le indicaba a Johann que no debía preocuparse porque, en cierto punto Henry no quería que se preocupara por él.

No quería lastimarlo, pero no le dejaba otra opción. O al menos así lo creía.

No quería ver al menor lleno de sangre, por lo que pasaba muy poco por allí. Lo dejaba la mayor parte del tiempo solo, y apenas le daba de comer. Abusaba de él para que supiera cuál era su lugar, y le echaba baldazos de agua fría para mantenerlo sobre la tierra.

Su ira aumentó el día en el que Henry, delirando, lo confundió con Johann. Desde entonces, ya no se contuvo.

*

**

***

––Esperen... ¿Me están diciendo que descubrieron la posible ubicación de Mike y no me dijeron nada? ––Abelard se oía molesto. Alexander estaba sentado en el mismo sofá en el que Johann se encontraba recostado, cubierto con una manta. Su mirada estaba perdida, su aspecto desalineado y tenía una barba de tres días bastante desprolija ––. ¿Ustedes son idiotas?

––Lamento no haberte informado ––Le respondió el rubio con desinterés ––. De todas formas, no encontramos la casa.

Abelard suspiró. –– ¿Tienes la dirección?

Con desgano, Alex se levantó y encendió el ordenador para ir directamente al Facebook de Mike. Le mostró las fotos de la casa mencionada a Abelard, quien las analizó con detenimiento. Incluso tenían la ubicación en la descripción pero, ¿Cómo era posible que no la hayan encontrado?

–– ¿Usaron el GPS? ––Preguntó casi adivinando el problema. Al no obtener respuesta, suspiró de forma pesada. ––Trae a Johann... Vamos a busca a Henry... ––.

*

**

***

Al principio había dudado, y vaya que se tomó el tiempo en declarar, pero finalmente decidió hacerlo.

Lindsay era de cabello largo, rubio, y de ojos café. Trabajaba como fotógrafa para una revista sobre espacios exteriores, y aquel día, al ir a fotografiar el bosque a las afueras de la ciudad con sus compañeros, decidieron acampar.

Recordaba haber despertado por un pedido de auxilio que se escuchó a la distancia, pero que luego ya no. No logró tampoco ver a alguien o algo que le indicara alguna clase de peligro. Volvió a dormirse, algo preocupada, pero aquella voz masculina, ligeramente quebrada, jamás se fue de su cabeza.

Habló con la policía casi dos meses después de lo ocurrido, y recibió un regaño por parte del comisario. Posiblemente, aquella victima estaría ahora sin vida, pero no podían darlo todo por perdido. Tres patrullas fueron al lugar indicado, con dos grupos de cuatro policías y una dupla. Tres de ellos eran criminalistas, y estarían allí para indagar la escena del crimen, si es que la encontraban. Los agentes se dispusieron a analizar el área con detenimiento, observando cada detalle, buscando cualquier pista que pudiese serles de utilidad.

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