Aquella Droga

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Otra vez con un nuevo capítulo. No sé cuantos serán. Yo solo escribiré lo que deba escribir y luego desapareceré en la penumbra(?) No olviden comentar que les pareció el capitulo ;)

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Aquella Droga

Nuevos pasos se oyeron desde arriba y ahora Henry temía como nunca antes. Si el. Mayor lo había violado estando inconsciente, no quería imaginar lo que le haría estando despierto. Un rechinido infernal retumbó por todo el sótano y el castaño observó con ojos llorosos como Mike se acercaba lentamente. Era normal de él caminar de esa forma, sin embargo, Henry había llegado al punto del terror en el que ves todo en cámara lenta.

Solo pudieron escucharse los latidos acelerados de Henry cuando el rubio sacó una navaja y la acercó a él. -Es mi fin- pensó. -No hay nada que pueda hacer-.  Y, como si Mike pudiese oler el miedo, sonrió. Lo hizo de una manera perversa,  de una manera que provocó que un escalofrío recorriera la columna del menor. Se inclinó hacia él, aun sonriendo, y paso el filo de la navaja por la mejilla ajena, bajándola por él cuello, y luego el hombro para empezar a recorrer suavemente su espalda hasta llegar a las ataduras que aprisionaban las muñecas lasceradas por la fricción de sus movimientos.

De un solo tajo cortó los amarres. Acto seguido,  liberó también los brazos. Se levantó, riendo por lo bajo,  y se dio media vuelta para acercarse al bolso que había dejado allí anteriormente.

Henry vio su oportunidad al momento en el que el mayor dejó  la navaja en el suelo para revisar el dichoso bolso y,  sin meditarlo un momento,  se dispuso a salir corriendo rápidamente de allí.

No solo los dolores corporales que sentía se lo impidieron,  si no que también,  al momento en el que se inclinó bruscamente hacia adelante, un collar de cuero lo detuvo con la misma brusquedad haciendo que el menor se ahorcase. Se volvió rápidamente hacia atrás, apoyando la espalda en la pared e intentó recuperar,  nuevamente,  la respiración. -Perfecto. Ahora soy su mascota- Pensó frustrado. El mayor había previsto que eso pasaría, por lo que no pudo evitar echarse a reír. Henry frunció el ceño molesto y miró hacia otro lado.

Segundos después, el rubio volvió la vista hacia el menor. Aun tenia esos fluidos dentro de él. Murmuró algo para sí mismo y salió con rapidez. Henry entonces aprovechó para tantear aquel collar que llevaba, solo para descubrir que sería imposible quitárselo sin una llave. Suspiró frustrado y comenzó a inspeccionar su cuerpo. Ahora entendía el por qué del dolor. Tenia varios moratones en las piernas, y también algunas pequeñas heridas abiertas. Una mancha de sangre se mostraba en la manga derecha de aquel camison. Al levantar la misma,  se encontró con unas pequeñas marcas horizontales, hechas probablemente con una navaja. Le dolía con tan solo verlas. Mas moratones se presentaban en el resto de ese brazo,  y en el otro,  y en todo el torso, algunos acompañados de heridas pequeñas, aun abiertas. No deseaba saber lo que el mayor le había hecho, ni mucho menos que lo repitiese.

Acomodó su camisón y escuchó atento los pasos que volvían a acercarse. Mike bajó las escaleras, esta vez con una varilla entre sus manos, la cual en cada extremo tenia una especie de grilletes de cuero color café. Henry intentó vanamente apartarse del mayor,  pero la pared se lo impidió.

Mike se tomó la libertad de atar los tobillos de Henry a cada extremo de la varilla para separar sus piernas. En ningún momento el castaño intentó resistirse, puesto que no quería terminar con más heridas o, en el peor de los casos, muerto.

-   Vaya... -Habló por fin, obteniendo por completo la atención del menor,  que hasta ahora solo se había limitado a mirar a la pared de su derecha - Estas bastante sucio aquí... -Comentó señalando la entrada del menor, ganándose una expresión de completa vergüenza por parte ajena.

Volvió a reír ante el rostro completamente rojo de Henry. Nunca lo había visto así. A su parecer, el castaño era la típica puta que no se avergüenza con nada y se excita con palabras sucias y lascivas, pero ahora era completamente lo contrario.  -Tal vez sea por el hecho de que ahora es en contra de su voluntad- Resonó una pequeña voz en el interior del rubio. ¿En contra de su voluntad? ¡Pero si no se ha negado cuando le puse la varilla con los amarres!

-   Vamos a limpiarte un poco -La sonrisa perversa no desaparecía de su rostro. Metió una mano en su bolsillo y sacó una pastilla que rápidamente obligó al menor a ingerir, poniéndola bruscamente entre sus labios. Cuando se aseguró de que el menor la había tragado, acarició la mejilla de este para luego bajar su mano por su cuello, acariciando luego la clavícula detenidamente, sintiendo la suave piel del menor en la yema de sus dedos. 

Lo único que llegaba a escucharse en la habitación era la agitada respiración de Henry, que mantenía la vista en la pared de su derecha, mientras que Mike bajaba su mano por el torso ajeno, hasta llegar, por fin, a la entrepierna del menor, que sintió un hormigueo incómodo en su miembro ante el contacto y se estremeció.  Pasó de largo el pene del menor para ir directo a su entrada, aunque sus ojos se posaban en el rostro carmesí del castaño que cerraba fuertemente los ojos para evitar ver lo que sea que sucediese. 

Sin más preámbulo, porque, a pesar de que le divertía ver a Henry así, Mike también estaba apresurado, introdujo un dedo en la entrada del menor, quien soltó un leve jadeo y se contrajo, apretando aquella falange en su interior. Moviendo el mismo dedo en forma de gancho hacia arriba, abrió un poco más aquella cavidad, recibiendo unos leves gemidos de parte de Henry, quien se contraía e intentaba cerrar las piernas en vano, debido a que la varilla que estaba sujeta a sus piernas se lo impedía. Mike no perdió el tiempo e introdujo en dedo índice de la otra mano, para así comenzar a sacar los fluidos que el castaño aún tenía en su interior, incluyendo los restos de sangre. 

Henry aferraba sus uñas a las sábanas del colchón mientras jadeaba y sentía como poco a poco su cuerpo iba entrando en calor. Abrió levemente los ojos, solo para encontrarse con aquellos orbes azules, penetrantes y perturbadores que lo observaban con burla y superioridad. Bajó automáticamente la mirada y encontró su propio miembro erecto. Mordió su labio inferior y se mostró preocupado. Fue entonces cuando sintió el suave roce de los labios ajenos en su cuello.

Otra de las cosas que Johann le impedía, no solo a Mike, sino a todos los que se acostaban con Henry, era besarlo, por lo que Mike aprovechó ese momento para hacerlo, para deleitarse con aquellos suaves y tersos labios del menor que quería salir corriendo de allí. Pudo haberlo besado cuando estaba inconsciente bajo el efecto de aquella droga que le había puesto en la bebida, sin embargo, fue lo único que se reservó. No dudó al penetrarlo bruscamente, lastimando las paredes internas del castaño. Tampoco lo hizo cuando, cegado por la rabia, comenzó a azotar aquel cuerpo con su fusta de cuero negro.

Sin embargo, y a pesar de que logró llegar al orgasmo, no lo disfrutó tanto como se imaginaba. Creyó que era por el hecho de que Henry ni se inmutaba ante aquellas acciones, y vaya que estaba en lo cierto, porque con tan solo verlo retorcerse de placer, su miembro no tardó en ponerse duro.

–          Quiero estar dentro de ti, ya –Le susurró al oído. Y un escalofrío recorrió la columna del menor.

Fin del Capítulo 3

Mi Fantasía SexualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora