Sip. El de la foto es el sensual Chris Evans, y la persona en la que físicamente me basé para crear a Mike. Soy nuevo en esto, no me linchen(?)
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Principio del Horror
Henry despertó aturdido y adolorido. Poco y nada recordaba de la noche anterior y el dolor de cabeza también le impedía pensar con claridad. Pasaron unos segundos hasta que su vista se aclaró y pudo darse cuenta de donde estaba y en que situación.
El lugar parecía ser, o mejor dicho era un sótano. Él se encontraba al fondo de este, y desde allí podía ver las escaleras que se presentaban a su izquierda, pero a varios metros de distancia, y una lavadora junto a una secadora en el extremo de enfrente. El lugar estaba bastante limpio, a decir verdad, y el estaba recostado sobre un colchón en el suelo, cubierto de sábanas blancas. Intentó rápidamente levantarse, pero unas esposas se lo impidieron. Estaba sujeto por las mismas de la muñeca derecha hasta un caño que sobresalía de la pared. -Probablemente del gas- pensó, aunque poco y nada importaba eso estando en la situación en la que estaba.
Pasaron unos minutos hasta que, del piso de arriba, comenzaron a escucharse unos pasos bastante fuertes. Henry temió por su vida hasta que, luego de que la puerta se abriera y aquel sujeto bajase las escaleras, una sonrisa apareció en su rostro, y todos sus miedos ese esfumaron.
- ¡Mike! -Exclamó con entusiasmo - Has venido a... -Se detuvo y observó al mejor al rubio. Vestía una playera blanca pegada al cuerpo y unos jeans negros, un poco holgados. En su mano izquierda llevaba un taper y el la derecha cargaba un pequeño bolso de viaje.
Mike dejó dicho bolso a un lado y se acercó al menor para dejarle el taper a su alcance.
- Come -Ordenó cortante y se dio media vuelta dispuesto a irse. Sin embargo, la temblorosa voz de Henry lo detuvo.
- ¡Espera! -Pidió algo agitado, confundido y asustado - ¿Qué se supone que...? -Mike volteó y le lanzó una mirada cortante al menor, quien al instante guardó silencio. Jamás lo había visto así. Tal vez era por él hecho de que apenas lo conocía. Solo habían tenido tres encuentros sexuales Mike siempre se iba -Siempre lo echaban, mejor dicho- Mucho antes de que Henry pudiese prestarle atención alguna.
- Cierra la maldita boca. No quiero escucharte hablar -Lo miró serio y el castaño sintió un nudo en la garganta -. Desde ahora, harás lo que yo diga ¿Te quedó claro?.
El menor guardó silencio. Miraba detenidamente a Mike, pero no terminaba de entender la situación
- ¡¿Te quedó claro?! -Volvió a preguntar, esta vez con un tono más violento, y dando un brusco paso hacia Henry, quien inmediatamente se encogió de hombros, y asintió repetidas veces para luego agachar la cabeza - Ahora come -. Volvió a decir con aquel tono autoritario, pero menos violento. Nuevamente, el menor asintió y tomo el taper mientras el mayor subía las escaleras y salía de allí.
Las lágrimas comenzaron a bajar de los ojos del menor mientras abría con dificultad aquel objeto. No podía creer lo que le estaba sucediendo. ¿Acaso Mike iba enserio? Y ¿Por qué lo hacía? Él no recordaba haberle hecho algo malo. Claro, él no, pero Johann había interferido tantas veces en su relación que Mike ya estaba harto. O así lo creía el rubio...
Un sándwich de jamón y una botella de agua fueron su almuerzo ese dia. Apenas había terminado de comer que ya se sentía mareado y agotado. Se dejó caer en el colchón y los párpados de sus ojos se volvieron pesados. Cayó en un profundo sueño a los pocos minutos.
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Johann daba vueltas de un lado al otro en aquella moderna sala del departamento de Alexander, su amigo. Sostenía en su mano una bolsa de arvejas congeladas que presionaba sobre su ojo izquierdnoo y murmuraba blasfemias incomprensibles para el rubio que permanecía sentado en el sofá, observando la lucha interna de su amigo.
- Deberías tranquilizarte - Sugirió Alexander en tono calmado mientras revisaba un reciente mensaje en su celular -.
- ¡¿QUE ME TRANQUILICE?! ¿¡ESE MALDITO SECUESTRÓ A HENRY Y QUIERES QUE ME TRANQUILICE!? -Cuestionó deteniéndose bruscamente para mirar a su amigo.
- No vas a lograr nada gritando y dando vueltas por la sala -Quitó la mirada de la pantalla de su móvil para observar a su amigo de manera calma. Alexander se caracterizaba por ser un sujeto bastante tranquilo. Su tez rozaba la palidez y sus ojos eran color miel. Combinado con su cabellera dorada y lacia que le caía sobre los hombros, tenia un aspecto angelical que encantaba a quien sea. A sus 24 años de edad era dueño del bar que Mike solía frecuentar y sabia de la repentina obsesión que éste había desarrollado por Henry. Muchas veces le había recomendado a Johann dejar ese estilo de vida, dejar de compartir a Henry con los demás, pero el azabache nunca le hizo caso y ahora el diablo le pasaba factura.
- ¡Lo sé! -No gritó tanto como antes, pero aun se veía molesto, furioso - ¡Pero el hecho de saber que Henry está en manos de ese imbécil me genera impotencia!
Suspiró frustrado y se dejó caer en el sofá junto a su amigo, apoyando los codos en las rodillas y ocultando su rostro entre sus manos, mientras aquel rubio apoyaba una mano en la espalda ajena en un gesto de amparo.
- He dado aviso a unos conocidos -Informó con él mismo tono de voz que lo hacía parecer desinteresado -. Si ven algo sospechoso, no dudarán en informarme.
Sí. Alexander era uno de esos contactos peligrosos que Johann tenía, y a su vez, este tenía más contactos. Pasar desapercibido de ellos era casi una misión imposible. Casi...
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Abrió los ojos cuando el aire comenzaba a faltarle y rápidamente volteó como pudo el rostro para no asfixiarse. Inhalaba y exhalaba rápidamente intentando recuperar el aire falante, y cuando lo consiguió, se concentró en el punzante dolor que sentía en varias partes del cuerpo, especialmente en ano. Notó que su muñeca no estaba esposada. Ahora se mantenía atada a su otra muñeca por detrás de la espalda, y sus brazos estaban sujetos al torso por una cuerda. Se examinó un poco mas, tratando de darse vuelta, y fue cuando se dio cuenta de que solo vestía una especie de camisón blanco. Bajó un poco mas la vista, y allí al encontrarse con sus piernas pudo divisar que por estas escurrían hilos de sangre, mezclado con otro fluido; no era muy difícil adivinar que era. El castaño volvió a pegar su rostro contra la almohada y deseó haberse muerto asfixiado.
Desde ese momento lo supo. Ese solo era el principio de todo...
Fin del capítulo 2
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Espero que les haya gustado. Sí encuentran algún error ortográfico no duden en decírmelo, ya que escribo desde el celular y el teclado me odia ;n;
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Mi Fantasía Sexual
Random¿Que pasaría si tu mayor fantasía sexual se viese opacada por un tercero? ¿Hasta dónde serías capaz de llegar por ese deseo depravado que abarca tu mente? Mike Russo es un hombre de 34 años de edad que jamas ha experimentado sensaciones similares a...