EL SUEGRO

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-Apura el paso- me regaña Michael.

-¿Quieres calmarte?- reclamo –Vamos bien de tiempo-

-Es importante, Lucas- no le he permitido a nadie llamarme Luke por una sencilla razón, me recuerda a Carla –El banquero parece interesarse por la asociación-

-Lo sé- digo tratando de ocultar el nerviosismo en mi voz, han pasado dos años desde que me despedí de Carla. Ayer fue su cumpleaños número dieciocho y en un mes será el mío, como desearía estar con ella.

-¿Pensando en la nena?- se burla mientras bajamos las escaleras de la mansión de mis padres.

-No le digas así- digo entre dientes mientras que mis manos se cierran convirtiéndose en puños, listos para dejar unos cuantos morados en la cara del chico que va frente a mi y me da la espalda.

-¿Por qué? Está buena- de encoge de hombros, lucho contra mis instintos por que en la entrada nos esperan dos hombres, uno de ellos es mi padre y el otro me es demasiado familiar.

He visto esa forma de mirar antes...

Carla.

Ese señor es el padre de Carla...

El mundo está en mi contra.

Tomo aire y continúo el descenso como si nada, con la cabeza en alto bajo los últimos tres escalones y saludo a Adam Ross.

-Me eres familiar, muchacho- dice -¡Ah! ¿Acaso no eres Luke?-

-El mismo, señor Ross- devuelvo el apretón de mano -¿Cómo está Carla?-

La pregunta que tanto me he hecho se me escapó de los labios por lo cual recibí tres tipos de miradas.

La de mi padre; una mirada asesina.
La de Michael; una mirada cargada de burlas.
Y la del señor Ross; de alegría.

-Está bien, tiene un novio que la adora- recalca la palabra novio, haciendo que la sonrisa que tenía se borre completamente –No me extrañaría que le proponga matrimonio- agrega sabiendo que me duele.

En el almuerzo, apenas presto atención a la conversación. Mi mente y más que todo mi corazón se niegan a creer que ella este con otro.
¿Tan rápido pudo olvidarme? ¿Acaso me amó tan poco? ¿Y si es verdad y el idiota de su novio le propone matrimonio? ¿Si acepta? ¿Si no la encuentro antes de eso y le digo lo que siento?

-¡Lucas!- el grito de mi padre me hace dar un salto en mi silla y girar la cabeza a la izquierda. En la mesa, mi padre ocupa la cabecera a mi izquierda y el señor Ross la de la derecha, mientras que Michael está frente a mi.

-Disculpa, padre- sacudo mi cabeza -¿Qué decías?-

-Te comentaba que el señor Ross vendrá con su familia a tu fiesta de cumpleaños-

-Claro- trato de que mi voz no revele la emoción y la tristeza que meinvaden, me encantaría ver de nuevo a Carla pero saber que tiene a alguien quele quiere, le dice cosas lindas, le abraza y le mima y sobretodo que esealguien no soy yo me desanima por completo. �����.ј�!��

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