Todos conocen la historia detrás de uno de los hijos del murciélago de Gotham, Red Hood. El antihéroe de la ciudad del crimen marcado por su pasado y que, en palabras de estos escritores conjuntos, merece algo mejor en su vida. Pero ahora, hablemos...
Luego de llegar a su propia casa de seguridad, y aún con ira hacia su propia familia, apenas y se cambió de ropa cuando comenzó a cortar todo contacto con la BatFamily. Destruyó los dispositivos de rastreo, los contactos con Oracle, el teléfono de emergencias, el personal y su laptop, incluso, las redes de cámaras del lugar. Cassandra sentía que había sido traicionada por todos los miembros al aceptar a Ariadne con tal tranquilidad.
Bruce Wayne la había traicionado al dejarla entrar a esa casa. Alfred la había traicionado al curarla. Jason, al amarla y defenderla, Dick, Tim, Barbara y Stéphanie al querer conocerla. Incluso Damian, la había traicionado. Al no sentir apoyo hacia ella ni de él ni de ni uno más de sus hermanos. La reacción de Duke, a decir verdad, le importaba un carajo.
Pero todos los demás parecían atraídos como polillas a la luz que esa maldita teibolera emitía. A la alegría, a la dulzura, a su inteligencia, a sus encantos. La odiaba, la odiaba por todo lo que representaba. El anhelo de una relación que ya no podría ser, el amor marchito, la esperanza perdida, todo plasmado en una mujer de 1,70, ojos color púrpura, cabello negro y grandes curvas, plasmado en la sensualidad y amor con la que él la tocaba, el cómo la miraba, sensaciones que ella no pudo lograr, a pesar de haber compartido primero la cama con Jason.
Por ello había decidido romper con todo contacto con la familia, luego de darse un tiempo para pensar en su siguiente plan, compró materiales necesarios para reponer los que había perdido, cámaras nuevas, laptop nueva, cambiar las direcciones IP, comprar celular nuevo y modificarlo para que fuera casi indetectable. Todo aquello para prepararse para la fase siguiente de su plan.
--"Maldita bruja..."—Ella se repetía una y otra vez, dedicando el día a instalar cámaras en su casa de seguridad, corría programas en la computadora nueva, e instalaba programas antirastreo en el nuevo celular, había comprado todo con el dinero que ella a veces robaba de las misiones a las que ella iba sola. No necesitaba el dinero de Bruce Wayne para ser independiente, pero se terminaría pronto si no conseguía un trabajo. Uno bueno, o un patrocinador.
Así que mientras se pintaba el cabello de diferente color. (Uno café chocolate) se debatía la idea de hacer algo lo suficientemente bueno para destruir la relación que Ariadne tenía con Jason, pero ¿cómo? Ambos parecían solidificar su relación cada vez más, y en la actitud de la chica, parecía imposible que ella pudiera siquiera pensar en engañar a Jason con otro hombre.
--"Lo adora más que a su vida..."—Se dijo a si misma, amargamente.
Entonces pensó que ella no había considerado una variable, una peligrosa, pero que era muy tentadora. La idea de vender a la maldita stripper era tan llamativa como la de un helado cubierto de crema. Al final, Ariadne seguía corriendo un peligro mortal tras la sombra de Silvano, quien parecía ahora comenzar a meterse incluso con los demás proxenetas de la zona con tal de encontrar a su preciosa joya.
La idea de entregársela de viva mano era abrumadora. Y cada vez la llamaba más.
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